EL RETABLO DEL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN DE BAILÉN (JAÉN)
LA RELACIÓN DEL CRUCIFICADO CON EL CRISTO DEL PERDÓN DE ALMERÍA

Con información de Juan Pedro Lendínez Padilla y Jesús Abades (02/12/2010)


 

 

 

El retablo fue realizado entre los años 1954 y 1970 (se desconoce la fecha exacta de ejecución) por el escultor, imaginero y tallista malagueño Francisco Palma Burgos, junto con la escultura del Crucificado expirante que lo preside. Este conjunto de retablo e imagen es una de las obras menos conocidas del prolífico artífice.

El retablo, tallado en madera, se halla recubierto por el típico estofado en pan de oro que utilizaba Palma Burgos en este tipo de creaciones. Sobre fondos verdes descansa el Crucificado fijado a una cruz de sección plana que, a su vez, descansa sobre un dosel o cruz con molduras en pan de oro y fondo de terciopelo verde, sustentado por dos columnas rematadas por capiteles corintios y dos cartelas en la parte superior.

El imponente Crucificado, advocado como Cristo de la Expiración, sigue fiel al estilo del maestro. Posee las extremidades arqueadas y la cabeza inclinada hacia arriba, con la vista puesta en el cielo en el último suspiro de Cristo. El blanco sudario, anudado en el costado derecho del Varón, recuerda, en su sencillez y en la disposición de los pliegues, a otros tantos modelados por Palma Burgos. Así mismo, la conseguida policromía, algo sangrienta, se halla muy en la línea de otros de sus modelos pasionistas.

Durante la última restauración de la Parroquia de la Encarnación, templo donde recibe culto el Cristo de la Expiración, al encontrarse éste bastante deteriorado, fue restaurado por el artista bailenense Francisco Arias.

 

 

 

La talla del Cristo de la Expiración de Bailén alberga semejanzas con el Cristo del Perdón de la Parroquia de San Ildefonso de Almería, pieza magistral del afamado artista, realizada en el año 1984.

Dicha obra, al igual que la anterior, carece de exorno y supone una dramática representación de Cristo vivo en la Cruz que eleva la cabeza hacia arriba y dirige la suplicante mirada al cielo. Sus ojos, tallados y pintados en la madera por Palma Burgos, presentan el iris policromado en color miel. A diferencia del Cristo venerado en el municipio jiennense de Bailén, el almeriense tiene carácter procesional y posee corona de espinas superpuesta y madero de sección cilíndrica y arbórea, estando el titulus crucis escrito en tres idiomas.

El perfil del Cristo del Perdón es de tipo hebraico. Sus carnosos labios, abiertos en agónico lamento, muestran claramente la lengua y la dentadura talladas. Los brazos aparecen en actitud de alinearse con el travesaño para evitar la asfixia, y las manos permanecen aún extendidas, con los dedos flexionados. La tensión anatómica de la figura se justifica en el deseo del autor a la hora de reflejar el esfuerzo del Varón en sus últimos momentos de vida.

Al igual que el Cristo de la Expiración, el del Perdón está fijado a la cruz por tres clavos, montado el pie derecho sobre el izquierdo. El sudario del almeriense, sin embargo, es muy diferente: ceñido con complicadas vueltas a la cintura y sujeto por una soga que queda completamente descubierta, formando un pliegue en la zona inguinal.

 

Fotografías de Bailén (Jaén) de Antonio Cobo Almazán
Fotografías de Almería de www.lavozdealmeria.es

 

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