JACQUES HENRI LARTIGUE

30/06/2014


 

 

El fotógrafo y pintor Jacques Henri Lartigue (Courbevoie, 1894 - Niza, 1986) es uno de los referentes visuales más importantes del siglo XX. Como testigo privilegiado de una época, todo lo que le importaba realmente, suscitó en él ese mismo afán de fijarlo, de conservarlo, y sobre todo de no perderlo. Su familia, sus amigos -como los artistas que marcaron su vida entre los que se encontraba Sacha Guitry, Kees Van Dongen o Pablo Picasso-, la elegancia femenina, los lugares de moda, los inventos que marcaron el principio de siglo, -el automóvil, los primeros aviones, o los deportes- estimularon también su talento.

Las imágenes de Lartigue reflejan la rápida transformación de las costumbres, el estallido y vibración de las novedades, y al mismo tiempo la búsqueda de los pequeños detalles, del instante perdurable y atemporal presentes en cada una de sus imágenes y álbumes. Estos álbumes daban sentido a esos fragmentos dispersos, dándoles una lectura narrativa y cinematográfica.

Conviene evocar la gran pasión de Lartigue por el cine, siendo él mismo un espectador asiduo y un cineasta amateur: "Cuando hago mis álbumes, intento hacerlo a la manera de una película que se monta." Lartigue vive la fotografía como un divertimiento, pero un divertimiento obsesivo. Desde los siete años de edad, capta con su cámara 9 x 12 cm, "son piège à oeil", ("su trampa de ojo", instantáneas de la crónica de una vida feliz, alegre e inocente. "Lo más apasionadamente divertido de la fotografía es que, siendo en apariencia un arte superficial, logra atrapar cosas en las que yo ni siquiera me había fijado", afirmó el artista.

Lartigue recopila estos momentos que conserva en sus diarios y sus álbumes, algo que no dejará de hacer a lo largo de toda su vida. Y lo hace con una insistencia con la que consigue que no se le escapasen esos momentos felices por los que es conocido, y así tener la certeza de que siempre podrá volver a ellos. Lo que sorprende de sus imágenes es la simplicidad, la sobriedad y la gracia de su estructura gráfica, y de su escritura.

Lartigue se revelará muy pronto, precursor de una modernidad que desarrollarán luego grandes fotógrafos como Henri Cartier-Bresson, gracias a esta comprensión intuitiva de las capacidades revolucionarias de la cámara fotográfica moderna. Su obra pasa desapercibida durante muchos años, hasta 1963, cuando John Szarkowski, joven conservador del MoMA presentó su primera exposición antológica.

Su obra se inscribe en la Historia de la Fotografía moderna por su calidad gráfica excepcional, por su expresión del movimiento, por la diversidad de medios de expresión que este pintor empleaba cuando "jugaba a hacer fotografías". Esta exposición que se presenta en Valladolid, reúne 135 imágenes emblemáticas de la obra de Lartigue, junto con fotografías nunca vistas hasta ahora, que hace posible tener una visión global de su obra, a la vez que documentan la vida en el siglo XX, desde una perspectiva autobiográfica e histórica.

 

 

Del 4 de julio al 31 de agosto de 2014 en la Sala de San Benito de Valladolid (San Benito, s/n)
Horario: martes a domingo y días festivos, de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30 horas.

 

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