NUEVAS OBRAS DE PINTURA SACRA Y BORDADO

Con información de Sergio Cabaco, Juan Dobado y sus autores (06/12/2022)


 

 
 

 

Ignacio Rangel de Arias

Con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, la Misión de la Divina Misericordia (Mission of Divine Mercy) de New Braunfels (Texas, Estados Unidos) ha recibido la última obra del joven artista Ignacio Rangel de Arias, del municipio malagueño de Vélez-Málaga, titulada Estrella Inmaculada.

En esta pintura realizada mediante técnica mixta (óleo y acrílico) sobre lienzo (50 x 70 cm), la venerada talla de María Santísima de la Estrella, atribuida a la célebre escultora Luisa Roldán y titular de la Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas, María Santísima de la Estrella Coronada, Triunfo del Santo Lignum Crucis, San Francisco de Paula y Santas Justa y Rufina de Triana (Sevilla), aparece ataviada al modo inmaculista y con los atributos característicos de dicha iconografía mariana, que a la vez se hallan tan vinculados a dicha dolorosa hispalense: manto azul noche, el rosario en su mano derecha y acunando entre sus brazos una media luna de plata.

El artista veleño quiere agradecer a Kevin Madosky el presente encargo y el apoyo que siempre brinda a su arte, así como a la comunidad religiosa Mission of Divine Mercy, y especialmente a su superior fray John Mary Foster, por darle esta oportunidad que ha supuesto un antes y un después en su trayectoria artística.

 

 
 
 
 

 

David Conejo

Tres obras del joven artista Fray David Conejo Ramírez, pintor y religioso agustino recoleto nacido en Costa Rica, que actualmente desarrolla su labor teológica y artística en Madrid. Por orden de aparición las pinturas representan a Santa Magdalena de Nagasaki (óleo y alquídico sobre lienzo, 160 x 140 cm), San José durmiente (óleo sobre lino, 120 x 80 cm) y Pater Pauperum. Santo Tomás de Villanueva (óleo sobre lienzo, 100 x 70 cm). La primera ha sido realizada en colaboración con su maestro Alejandro DeCinti, la segunda cuenta con el asesoramiento de dicho pintor y la tercera es pieza totalmente personal.

En el primer caso se representa de forma casi inédita y alegórica, el martirio por horca y fosa a causa de su fe cristiana de la santa agustina de Nagasaki (de la que David Conejo hizo un retrato que presentamos en 2017), cuya postura en este caso la acerca a Cristo crucificado. El segundo muestra al patriarca en su taller de carpintería, durmiendo con el Niño en brazos mientras una presencia monacal se acerca con un candil para alumbrar la escena. Por último, el tercero retrata al también agustino Pater Pauperum (Padre de los Pobres) con sus atributos habituales (bolsa de monedas y libro) que simbolizan ayuda y consuelo a los desfavorecidos.

 

 
 
 
 

 

Alejandro DeCinti

Tres obras también del pintor Alejandro DeCinti Oyarzún (Santiago de Chile, 1973), un cotizado artista de orígenes chilenos e italianos y afincado en España desde hace más de 20 años. Son cuadros de gran tamaño que llevan por título Jesús y el Cireneo (óleo y alquídico sobre lienzo, 181 x 116 cm), Thronum Gratiae (óleo y alquídico sobre lienzo, 130 x 195 cm) y Ave Regina Familiae (óleo y alquídico sobre lienzo, 140 x 180 cm).

En la primera, siguiendo la estela rafaelesca del "Pasmo de Sicilia" y su concurrida escena, la mirada de Jesús se encuentra con la de Simón antes de cargar con el madero. La segunda representa la Santísima Trinidad en el monte Calvario con Cristo crucificado. Por último, en la tercera, la imagen mariana, a medio camino entre la Inmaculada y la Mater Misericordiae, protege a la familia y sobre todo a la infancia bajo su manto.

DeCinti elabora una pintura que combina diferentes estilos propios del Renacimiento y el Barroco. No solo cultiva la pintura religiosa, también aborda la mitología, el onirismo surrealista, el retrato, el desnudo y el costumbrismo de tipos y lugares populares. En el caso de los mitos bebe de la literatura grecorromana y en de los paisajes urbanos y rincones hogareños del realismo español representado por Antonio López y Sorolla.

 

 

Raúl Berzosa

Con esta pequeña obra (óleo sobre lienzo, 35 x 55 cm), titulada Silencio, el niño duerme, el pintor malagueño representa a un angelito velando el sueño del Niño Jesús. Es una pintura propia del ciclo navideño, pues ha sido cedida por el artista a un periódico de Málaga para su felicitación de Navidad.

El ángel, con las alas todavía desplegadas nada más aparecer, se lleva el dedo a la boca para pedir silencio a los presentes mientras arropa al recién nacido, que duerme plácidamente sobre paja, telas y mantas en el establo de Belén. El autor apuesta acertadamente por el mestizaje en una escena que derrocha afecto y ternura.

 

 
 

 

José Luis Castrillo

Dos obras en torno al ciclo de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, ambas de cariz alegórico. En Santísimo Sacramento (óleo sobre lienzo, 61 x 50 cm) Jesús instituye la Eucaristía durante la Última Cena. Sobre la mesa el pan y el vino, este último en un cáliz inspirado en el de la Catedral de Valencia. El pan adquiere ya la forma de ostia consagrada con las iniciales IHS del salvador, anticipando el rito de la comunión.

Con la obra Voy a ti (óleo sobre lienzo, 73 x 54 cm) Castrillo muestra a Cristo ascendiendo a la gloria celestial, recreando su camino como un cielo nocturno con nubes y salpicado de estrellas. La fisonomía del Mesías y la actitud de entrega en ambas pinturas son idénticas. En este caso no de entrega al sacrificio, sino a la recompensa de reencontrarse con el Padre. En sus manos han quedado las marcas de la crucifixión.

 

 
 

 

Sergio Cornejo / Bordados Salteras

Pieza sobre fondo de terciopelo azul Prusia bordada en oro, con diseño estilo Imperio, obra del arquitecto, pintor y diseñador onubense, afincado en Sevilla, Sergio Cornejo Ortiz. Durante casi un año ha estado siendo maravillosamente elaborada en el Taller de Bordados Salteras.

El estilo de este manto para la Virgen de la Salud del convento sevillano del Santo Ángel nos lleva a la época de ejecución de la dolorosa, en torno al año 1820. Recuerda los mantos de coronación de la época napoleónica. Grandes coronas de laurel con las iniciales de los dos titulares de la corporación que le rinde culto (Grupo de Fieles del Santísimo Cristo de los Desamparados y María Santísima de la Salud), se reparten por la orla y a lo largo de todo el manto. La labor de ejecución del taller ha sido perfecta y detallista, sacándole Bordados Salteras todo el partido al extraordinario diseño de Sergio Cornejo.

Tras ser expuesta en el Ayuntamiento de Sevilla, la pieza ha sido oficialmente presentada y bendecida el pasado 4 de diciembre. El encaje en oro fino ha sido tejido por Alfonso Aguilar, quien reprodujo uno antiguo de uno de los trajes pertenecientes a los Niños Jesús que se exponen en el Museo del Santo Ángel.

Los futuros bordados del palio de la Virgen de la Salud (bambalinas, techo y faldones) serán también diseñados por Sergio Cornejo y ejecutado por Bordados Salteras. Un diseño igualmente en estilo Imperio, donde cobra especial relevancia la utilización de guirnaldas, águilas, coronas de laurel o flores de lis abierta, mezclado con una estética local sevillana, influida por los bordados que encontramos en el Santo Ángel, por lo que tampoco falta la iconografía carmelitana. El palio se proyecta bordado en oro y sedas, con talla de madera estofada y policromada, sobre terciopelos azul Prusia en el exterior y rojo carmesí en el interior.

 

 

José Ayllón

Presentada el pasado 29 de noviembre en el templo sevillano de San Andrés, esta obra lleva por título Charitas Christi y es un retrato del busto del titular cristífero de la Hermandad de Santa Marta. Han sido más de cuatro meses de realización de este cuadro, pintado con aguja el hilo, que es como el artista describe su obra.

Las creaciones del cordobés José Manuel Ayllón se confunden con pinturas o fotografías, pero son bordadas con puntadas milimétricas a mano, rozando el hiperrealismo en su resolución. En este caso la imagen plasmada es una de las obras maestras del escultor Luis Ortega Brú (1953), cuyo pasaje es el Traslado al Sepulcro.

 

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