ESCULTURAS GENOVESAS EN ANDALUCÍA Y MURCIA. NUEVAS ATRIBUCIONES

08/10/2022


 

 
 
Cristo crucificado (Murcia)
Foto: Santiago Rodríguez López

 

El último número de la revista Laboratorio de Arte, editada por la Universidad de Sevilla, recoge un artículo realizado por el historiador Juan Alejandro Lorenzo Lima y el restaurador Santiago Rodríguez López que reivindica el protagonismo que la escultura genovesa tuvo en Andalucía durante la época moderna, concretamente varias obras de madera que fueron realizadas durante el siglo XVIII.

Según los autores del estudio, titulado "De estilo maraglianesco: otras esculturas de Génova en Andalucía" (34, pp. 151-174), sabemos poco de esas obras a nivel documental, pero esa circunstancia no impide que puedan ponerse en relación con Anton Maria Maragliano y sus discípulos o continuadores.

Los comentarios que ofrecen sobre cada imagen permiten hacer valoraciones acerca de su uso, las cualidades estilísticas que revelan y los modelos reproducidos. Además, el texto de Lorenzo Lima y Rodríguez López aspira a llamar la atención sobre el poco interés que las manifestaciones de arte ligur han tenido en Sevilla, uno de los focos creativos y mercantiles más importantes en la España del Antiguo Régimen, siendo la excepción el escultor genovés Juan Bautista Patrone, activo entre finales del siglo XVIII y las primeras décadas del XIX.

Entre las piezas sevillanas recogen el púlpito (1724) y las alegorías de la Esperanza y la Caridad del templo sevillano de la Magdalena, y tres simulacros de la Inmaculada Concepción, uno en San Buenaventura, otro en San Juan de la Palma y otro en la colección particular de Bosco Gallardo.

 

 
     
     
Inmaculadas de San Juan de la Palma y San Buenaventura (Sevilla)
Fotos: Juan Alejandro Lorenzo Lima

 

Muy interesante es un Cristo crucificado de una colección particular de Murcia, que procedente de un domicilio sevillano fue adquirido a raíz de una subasta celebrada en octubre de 2020 por Isbilya. A pesar del corto tamaño (37 x 23 cm) es evidente su vínculo con el taller de Anton Maria Maragliano, cuya prolífica serie de crucificados fijaría tipos difundidos entre la amplia nómina de escultores que dio continuidad a su estilo.

Destaca también otra Inmaculada en la ahora catedral de Jerez de la Frontera cuyo estado de conservación es lamentable, ya apuntada por Sánchez Peña en 2005 como obra afín a Maragliano. Su valía es tal que puede considerarse como una creación salida de su taller, digna de compararse con otros simulacros marianos que fueron atribuidos a dicho autor en Sanlúcar de Barrameda, Antequera y Granada. Es una efigie en madera con tamaño medio e iconografía convencional, que algunos investigadores identifican con la requerida en 1779 para presidir el tabernáculo de la entonces colegiata o iglesia mayor de la ciudad. 

El estudio de las obras reunidas en este artículo evidencia las muchas dificultades que conlleva el análisis de la escultura foránea para un medio donde no es predominante en lo cuantitativo y, por tanto, su estilo resulta extraño e infrecuente. No puede negarse su heterogeneidad y, a menudo, su origen dispar, porque en algunos casos, sobre todo en lo relativo a piezas vinculadas con ámbitos domésticos, la ausencia de noticias fiables impide seguirles la pista y confirmar la adquisición o el envío hasta Andalucía en fecha temprana.

Sin embargo, los autores estiman que su investigación resulta útil para profundizar en el conocimiento de la imaginería genovesa que conservan muchas regiones de nuestro país, ya que en lo cualitativo permiten replantear lecturas asociadas a la difusión de modelos propios, las soluciones técnicas que manifiestan, los repertorios decorativos y, sobre todo, su estilo con un doble punto de vista: el local y el internacional. 

 

 
 
Cristo crucificado (Murcia)
Foto: Santiago Rodríguez López

 

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