La privilegiada ubicación de Canarias en el Atlántico y su apertura hacia diversos mercados propició entre los siglos XIV y XVIII la llegada de un notable repertorio de esculturas europeas y americanas, principalmente de signo religioso, talladas en madera, doradas y policromadas. Además de su valor devocional, estas obras permitieron a los artistas locales -aislados y alejados de los principales centros de producción- acceder en tiempo real a modelos novedosos, tanto desde el punto de vista iconográfico como técnico.

Esto convirtió a las Islas Canarias en algo así como un laboratorio de policromía, un muestrario excepcional de imaginería procedente de los antiguos Países Bajos meridionales, la Península Ibérica -sobre todo de Andalucía, pero también de las ciudades de Madrid y Lisboa-, Génova y el Nuevo Mundo, a los que se suman las piezas realizadas aquí por autores canarios y foráneos.

Por todo esto, la ciudad de San Cristóbal de La Laguna -declarada Bien Cultural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO- ha sido escogida por el Seminario de Escultura Virreinal del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y por la Fundación Paul Getty de Los Ángeles (Estados Unidos) para celebrar un seminario académico internacional, inscrito en los estudios sobre policromía promovidos por ambas instituciones.

El principal objetivo es valorar un patrimonio que, pese a los esfuerzos en su estudio y difusión, sigue siendo prácticamente desconocido para la historiografía internacional. Como actividad paralela, la exposición La Escultura Policromada en Tenerife, organizada por la Delegación de Patrimonio Histórico de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, con la colaboración del Ayuntamiento de La Laguna y el Gobierno de Canarias, propone a sus visitantes contrastar en un conjunto reducido de piezas y de origen dispar las similitudes y diferencias respecto a la materialidad y los procesos técnicos de manufactura, definir señas de identidad de las policromías y su evolución de acuerdo con los cambios de gusto y, finalmente, analizar el alcance de las intervenciones históricas: aderezos y repolicromados.

Con este fin se han seleccionado 16 esculturas. En su mayor parte se trata de obras importadas: desde Flandes (Dolorosa), Andalucía (Virgen de la Luz, San Gabriel, San José con el Niño, Inmaculada Concepción), América (San Cristóbal, Ecce Homo, San Antonio de Padua, Virgen de los Dolores, Niño Jesús), Portugal (Virgen de la Peña) y Génova (Niño Jesús). Pero también se exhiben realizaciones isleñas, prestando especial atención al imaginero Lázaro González de Ocampo (1651-1714) y a su entorno.