El Ecce Homo que procesiona la Hermandad de la Redención (León) con la advocación de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia era originalmente un busto perteneciente a la mejor producción escultórica del barroco andaluz. En principio había sido relacionado con la labor de Pedro de Mena hasta que con acierto se incluyó en el corpus de obras de la escultora e imaginera Luisa Roldán (Sevilla, 1652 - Madrid, 1706).

Les recordamos que en La Hornacina, desconociendo por entonces que la imagen formaba parte desde 1996 de la Hermandad de la Redención, publicamos el 15 de julio de 2007 un artículo sobre su vínculo con La Roldana a raíz de una antigua fotografía de la obra. Por entonces, ninguno de los expertos de la obra de la artista, a los que consultamos para intentar arrojar más luz sobre los orígenes y ubicación de este Ecce Homo, pudo hacer aportación alguna. Ninguno conocía la existencia de la imagen y todos se mostraban bastante consternados al observarla, coincidiendo unánimemente en una más que probable ejecución por parte de la escultora.

La intervención del escultor e imaginero sevillano en Nuestro Padre Jesús de la Misericordia ha consistido en realizarle lo que podríamos llamar una "peana corpórea" o "soporte anatómico", pues el Cristo original se hallaba colocado sobre un candelero metálico para completar su hechura como una imagen de tamaño natural al completo y no como un busto hasta la cintura, y así ha estado desde que se hizo titular de la Hermandad de la Redención hace unos veinticinco años.

Una peana anatómica que ha sido realizada con el máximo respeto a la obra original de Luisa Roldán, empezando por que se trata de una pieza independiente sujeta al Ecce Homo por los pernos metálicos alojados bajo los vuelos del tercio inferior de nueva hechura. 

El trabajo, según nos comenta Fernando Aguado, "ha sido complicadísimo ya que se trata de una "prótesis" que "completa" visualmente la imagen hasta los pies, pero que está sujeta por unos pernos ocultos bajos las vueltas de la tela y es absolutamente reversible al no estar pegada, respetando así el original en todo momento", de ahí que sea visible la línea de la unión entre ambas piezas. No se trata, por tanto, de una "peana corpórea" de carácter escultórico para poner y quitar constantemente ya que sufrirían los bordes de dicha unión.

Cabe destacar la dificultad artística de hacer coincidir el movimiento de la clámide, reinterpretar los paños para continuar "lo no existente", en palabras de Aguado, y "encajar el equilibrio postural con el torso". A esto se añade "la complejidad de hacer una imitación de la policromía en las nuevas piernas y en la propia clámide", estableciendo así una "mínima tonal" entre el original y la pieza de nueva factura.

También se ha procedido a realizar una actuación de conservación a la imagen original de Luisa Roldán, restaurando las fisuras y reintegrando los estratos perdidos. También se han realizado nuevas pestañas de pelo natural para los párpados superiores y una nueva corona de espinas. Comentar, por último, que la "peana corpórea" ha sido realizada por Fernando Aguado en madera de cedro policromada al óleo y acrílico.