UNA OBRA INÉDITA DE LA ROLDANA EN MADRID

Sergio Cabaco y Jesús Abades (15/07/2007)


 

 

Gracias a una coleccionista de Valencia, hace unos meses llegó a nuestro poder un antiguo documento gráfico, fechable por sus características en los primeros años del siglo XX, que muestra una excelente talla de Cristo en su iconografía de la Presentación al Pueblo o Ecce Homo, cuyo estilo encaja perfectamente dentro de las maneras de la escultora sevillana Luisa Ignacia Roldán, popularmente conocida como La Roldana.

La instantánea no ofrece más datos en su dorso que el lugar donde recibía culto esta interesante pieza escultórica, la Iglesia de la Cárcel de Mujeres de Madrid, y su catalogación como obra plateresca del siglo XVI, este último a todas luces incorrecto.

Dado nuestro desconocimiento, y el de la antigua propietaria de la imagen, acerca de cualquier otra información sobre la escultura, decidimos ponernos en contacto con varios estudiosos de la obra de La Roldana para intentar arrojar más luz sobre los orígenes y ubicación del Ecce Homo, pero nadie pudo hacer aportación alguna; es más, ninguno de ellos conocía la existencia de la imagen y todos se mostraban bastante consternados al verla, coincidiendo unánimemente en una más que probable ejecución por parte de la escultora.

Tampoco obtuvimos información que nos permitiera vincular la talla con el patrimonio mueble del madrileño Monasterio de Montserrat, fundado por el rey Felipe IV para acoger a 58 individuos -entre monjes, legos, ermitaños y niños cantores- procedentes de la abadía catalana de Montserrat, de donde fueron expulsados con motivo de la sublevación contra Olivares. Concluido en 1704, el edificio, a excepción de la iglesia, se convertiría en cárcel de mujeres -de ahí que también fuese conocido como Casa Galera- tras la exclaustración de los benedictinos en 1842, acogiendo nueve años después a las religiosas del Caballero de Gracia.

Tras la Restauración, una Real Orden de 1914 declara Monumento Nacional al Monasterio de Montserrat, siendo restaurado en 1920. Por desgracia, en 1936 fue profanado y convertido en sala de baile, y no recuperaría su antiguo esplendor hasta 1953, fecha en la que se devuelve el usufructo a los benedictinos y el lugar es convertido en priorato dependiente del Monasterio de Silos (1).

 

 

A raíz de la inauguración de la exposición sobre Luisa Roldán en los Reales Alcázares de Sevilla, la cual forma parte de los actos que engloba el programa Andalucía Barroca 2007, hemos querido acercarles el testimonio fotográfico de una efigie de gran valía artística, relacionable con otros simulacros del Ecce Homo de la escultora como el que se conserva en la Catedral de Cádiz.

La autoría de dicha imagen gaditana fue descubierta el 27 de noviembre de 1984, tras hallar en su interior el historiador, imaginero y restaurador José Miguel Sánchez Peña -que la intervino desinteresadamente para limpiarla y reintegrarle pequeños fragmentos desaparecidos-, un documento autógrafo, firmado el 29 de junio de 1684, en el que Luisa, ayudada por su marido, el también escultor Luis Antonio de los Arcos, se declara autora de la obra, autotitulándose además "insigne escultora", lo que da señal de la grandeza de su prestigio (2)

El Ecce Homo madrileño, a diferencia del gaditano, no parece ser de cuerpo completo, sino una imagen labrada hasta la altura de las caderas, lo que la acerca más al Ecce Homo de La Roldana que recibe culto en la Iglesia de San Francisco y San Eulogio de Córdoba, fechado en torno a 1684, año de ejecución del simulacro de Cádiz (3). La efigie cordobesa, que al igual que la gaditana está presente en la muestra del programa Andalucía Barroca 2007 que se celebra en Sevilla, presenta el aliciente de conservar su policromía original, obra de Tomás de los Arcos, hermano de Luis Antonio y cuñado de la escultora.

En todo caso, los grafismos habituales de Luisa Roldán se dan cita en el Ecce Homo de Madrid, en torno al que esperamos se abran nuevas líneas de investigación que aclaren su origen y procedencia.

Tanto el expresivo gesto de dolor dirigido al espectador que lo contempla -con detalles característicos de la escultora, caso de los carnosos labios abiertos o el marcado hoyito bajo entre la nariz y el labio superior-, como el modelado de la ondulada cabellera, la clámide sujeta con una soga y arremolinada en torno a la figura, o el impecable estudio anatómico masculino que presentan el torso y los brazos desnudos, estos últimos con las venas muy inflamadas por la presión de la soga que ata sus manos y se enreda en el cuello, evidencian el dramatismo de las creaciones pasionistas de La Roldana. 

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) AMESTOY, Ignacio. "Silos, en Madrid", en El Mundo, 02-09-2001.

(2) PLEGUEZUELO HERNÁNDEZ, Alfonso. "Una nueva obra de Luisa Roldán: El Ecce Homo de la Catedral de Cádiz", en ABC, 14-12-1984.

(3) Conviene señalar, tal y como indica Francisco Espinosa de los Monteros, que en el documento de cesión del Ecce Homo por Francisco Maderuelo a la V.O.T. se dice claramente que es un busto. En 1792, Antonio Ponz afirma que para ponerlo en su capilla lo habían tenido que cortar por la cintura, cuando lo cierto es que originalmente era una talla de busto, por tanto la reforma del mismo para transformarla en una pieza de cuerpo completo ha de ser a partir de esa fecha, probablemente cuando llega a la catedral.

 

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