LA RESTAURACIÓN DEVOCIONAL (I)

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

La polémica surgida en las cofradías de la capital onubense a raíz de las acusaciones de reformas en parte del legado artístico del escultor e imaginero ayamontino Antonio León Ortega, nos ha llevado a realizar una serie de escritos recopilatorios sobre una serie de intervenciones llevadas a cabo sobre diversas tallas procesionales que también suscitaron gran controversia en su momento.

 

 
 
A la izquierda, la Virgen de Gracia y Amparo, titular mariana de la Cofradía de los Javieres (Sevilla) tal y como la concibió su autor, el escultor sevillano José Manuel Rodríguez Fernández-Andes, en 1936. A la derecha, tras ser intervenida en el año 1992 por el también sevillano Manuel Ramos Corona, quien le retalló el entrecejo y los labios, hizo nuevo candelero y la repolicromó.
 
 
 
 
El Cristo de la Misericordia, titular de la cofradía cordobesa del mismo nombre, es un Crucificado de autor anónimo que algunos datan en el siglo XVI y otros en el XVIII. En el año 1939 fue profundamente remodelada y repolicromada por Rafael Peno, perdiendo buena parte de su fisonomía.

 

A modo de introducción, podemos establecer que, desde nuestro punto de vista, no es posible hoy en día diferenciar a imagineros y restauradores de forma rotunda, ya que buena parte de ellos comparten ambas disciplinas a la hora de trabajar en su taller. Quizás sería más acertado distinguir entre los dos tipos de restauraciones que podemos encontrar actualmente en el ámbito de las tallas procesionales.

 

 
 
La impronta del escultor genovés Domenico Giscardi en la Virgen de las Lágrimas (1766), imagen titular de la Cofradía de la Columna (Cádiz), quedo sustancialmente modificada tras los retoques efectuados, en el año 1985, por el imaginero y pintor sevillano Antonio Joaquín Dubé de Luque.
 
 
 
 
Otra creación de José Manuel Rodríguez Fernández-Andes que ha visto alterada su fisonomía primitiva es la Virgen de Gracia y Esperanza, titular de la sevillana Cofradía de San Roque (1939). En esta ocasión, fue el artista onubense Sebastián Santos Rojas quien, en el año 1961, retocó el semblante de la Dolorosa.

 

En primer lugar, estaríamos ante lo que se ha dado en llamar restauración científica, o lo que es lo mismo, la intervención de dichas tallas con fines de conservación, eliminación de repintes y añadidos, y todo aquello que se dirija a devolver la obra de arte, en la medida de lo posible, a su estado original.

 

 
 
La mascarilla original de la sevillana Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, titular de la famosa Cofradía del Gran Poder, se documenta en el año 1798. En el año 1955 fue retallada por el esccultor sevillano Antonio Illanes, quien también remodeló el cuello. Posteriormente, la obra sería repolicromada por Francisco Peláez del Espino (1978) y Luis Ortega Bru (1979), a quien se debe gran parte de su aspecto actual.
 
 
 
 
El artista alcalareño Manuel Pineda Calderón esculpió en 1962 la Virgen de la Caridad para la Cofradía de las Penas, de la capital gaditana. 22 años después, el escultor sevillano Luis Álvarez Duarte retalló íntegramente la imagen, borrando casi por completo su impronta primitiva.

 

Por otro lado, y pese a la mayor conciencia de conservación que ha impulsado notablemente en los últimos años el anterior tipo de intervenciones, sigue practicándose actualmente en el mundo cofrade lo que podríamos calificar como restauración devocional, siempre rodeada de polémica porque quien la ejerce suele retocar la obra y dejar su sello personal en la misma, al tiempo que se dirige al embellecimiento o mejora estética de una talla sin respetar en demasía sus rasgos originales. Son estas las que ejemplificamos en esta serie que constará de tres entregas.

 

Segunda Entrega en este

Tercera Entrega en este

 

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