EL SEPULCRO DE CANTILLANA (SEVILLA)

25/03/2014


 

 

El pasado 20 de marzo (ver enlace superior) hablábamos de la restauración del Cristo Yacente del municipio sevillano de Cantillana, una obra documentada de Juan de Santamaría del año 1583 que constituye uno de los escasos ejemplos conservados de Cristo articulados para la ceremonia del Descendimiento, realizado en pasta, y además el único ejemplar del cual se conoce fehacientemente su autor.

La imagen del Cristo del Sepulcro -como popularmente se conoce en Cantillana-, presentaba un pésimo estado de conservación fruto de su antigüedad, de infortunadas restauraciones anteriores y del uso ininterrumpido de la imagen para fines procesionales. Ante esta situación, la Junta de Gobierno de la Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad, patrona de Cantillana, decidió en cabildo general extraordinario celebrado el 10 de julio del pasado año 2013, no sólo la restauración y consolidación de la imagen sino también la puesta en valor de la misma, recuperando las antiguas articulaciones de los brazos para realizar el acto del descendimiento que le fueron suprimidas en una intervención anterior.

Este Cristo fue concebido originariamente para efectuar esa antigua ceremonia del descendimiento y posterior entierro, tan características de muchas ciudades y pueblos de España en los siglos XVI y XVII (ver enlace inferior). Aunque la hermandad de la Soledad de Cantillana dejó de celebrarla hace unos 200 años, ha decidido recobrarla como parte importante de esta puesta en valor y recuperación de la histórica imagen y por ser uno de los ritos originarios de la propia cofradía.

La restauración de la imagen del Cristo del Sepulcro ha sido llevada a cabo en la capital hispalense por el restaurador y escultor Miguel Ángel Pérez Fernández, y ha consistido en la consolidación total de la escultura, recuperación de las articulaciones originarias, limpieza y recuperación de la policromía original, reintegración de volúmenes perdidos y de numerosas lagunas de la policromía oculta bajo varias capas de pintura posteriores, siendo la que presentaba hasta ahora de pésima calidad.

Durante el proceso se han podido conocer datos desconocidos hasta la fecha, como es el propio material en que está ejecutada la imagen -pasta de celulosa y capas de lino con colas animales-; del mismo modo se ha podido constatar que se trata de una reproducción de un modelo de crucificado manierista, de buena factura; también se ha podido confirmar que durante mucho tiempo llevó una peluca de pelo natural, como se conocía por testimonios orales, debido a lo cual presentaba un gran deterioro en la zona craneal.

 

 

Junto a la intervención del Cristo Yacente, la Cofradía de la Soledad también ha llevado a cabo la compleja restauración y puesta en valor del valioso sepulcro procesional, que presentaba también un pésimo estado de conservación. Se trata de una bella obra de estilo rocalla de la segunda mitad del siglo XVIII, que podemos considerar uno de los más antiguos de la provincia de Sevilla.

La intervención del sepulcro ha corrido a cargo del restaurador e historiador del arte Antonio López Hernández. Ha consistido en la consolidación de la estructura y elementos arquitectónicos como cornisas, molduras, puertas, reposición de piezas perdidas, limpieza de la policromía y recuperación del aspecto original, que se ha podido conocer a través de las diferentes catas realizadas. Ha supuesto toda una novedad constatar que en origen el sepulcro estuvo ricamente policromado con imitaciones de carey y jaspes, junto a los elementos y tallas dorados en oro fino, tan característicos de la época y estilo de la obra.

En el siglo XIX, para adaptarla a los gustos neoclásicos del momento, la policromía original fue cubierta con una escapa de estuco pulido y encerado que le prestaba el aspecto bicolor (blanco y oro) con el que ha llegado hasta nosotros. La estética que a partir de ahora presentará el Sepulcro será la que tuvo en origen, la vistosa combinación de mármoles, carey y oro. También se están confeccionando cuatro bellas pirindolas de remate, de estilo rocalla. Así mismo está prevista la realización de un conjunto de ángeles pasionistas para los frontones partidos de la cornisa superior, como tuvo en origen y que últimamente habían sido suplidos por cuatro ángeles pertenecientes al retablo de la Virgen.

Igualmente se han restaurado las potencias de plata del siglo XVIII del Yacente por el joyero Lucio Rodríguez García, que además ha confeccionado una corona de espinas para el Cristo que lucirá junto a un nuevo sudario textil realizado en tul bordado, fechado en el siglo XIX y donado por un grupo de devotos.

Junto a estas importantes recuperaciones, el próximo domingo se volverá a celebrar en Cantillana el antiguo rito del Descendimiento, por lo que la restauración de la escultura no solo se limita a su reparación material sino también a la recuperación de la función para la que fue concebida. El Descendimiento se celebraba desde el siglo XVI hasta finales del XVIII o principios del XIX, siendo uno de los actos cultuales más importantes de la cofradía durante toda la edad moderna, y que después de 200 años, volverá a celebrarse.

El sábado 29 de marzo, a las 19:00 horas, tendrá lugar una conferencia sobre la intervención realizada al Cristo del Sepulcro y su urna procesional. Será impartida por Miguel Ángel Pérez Fernández (restaurador de la imagen del Yacente) y Antonio López Hernández (restaurador del sepulcro procesional).

 

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