MODESTO URGELL


 

 

Modest Urgell i Inglada (Barcelona, 1839-1919) fue un pintor y autor de teatro catalán que nació en el seno de una familia acomodada de Barcelona. Se formó en la Escola de la Llotja de Barcelona, donde fue discípulo de Ramon Martí Alsina y donde coincidió con los hermanos Joaquim y Marià Vayreda, los también hermanos Josep y Francesc Masriera, Marià Fortuny y otros pintores de la época, con quienes tuvo amistad.

El vínculo con la Llotja perduraría a lo largo de la vida de Urgell, puesto que años más tarde, en 1895, sería nombrado profesor de perspectiva y paisaje de dicha institución, cargo que ostentaría hasta su fallecimiento a los 79 años de edad. Siempre vinculado a la tradición artística de Barcelona, en 1900 fundó la Societat Artística i Literària de Catalunya junto con Lluís Graner y Enric Galwey.

Casado con Leonor Carreras Torrecasana, una pintora que fue también alumna suya, los inicios de su vida en común no estuvieron exentos de vicisitudes económicas hasta que Urgell empezó a ser reconocido y admirado. Fruto del matrimonio nació el también pintor Ricard Urgell (1874-1924), que también se acabaría dedicado a la pintura con notable éxito, y una hija, igualmente pintora pero mucho menos conocida, de nombre Modesta, que expuso junto con su padre y su hermano en 1896 en Barcelona.

Modest Urgell estuvo también vinculado con la ciudad de Girona y las comarcas gerundenses, de hecho a partir del año 1868 se estableció una temporada en la ciudad y fue fundador de su Museo Municipal. Asimismo, anticipándose a la futura tradición de los pintores modernistas, el matrimonio pasó largas temporadas en Berck, localidad situada en el Paso de Calais, y también en París, donde se relacionaron con artistas como Courbet, Corot, Dumas o Sarah Bernhardt, entre otras personalidades del mundo artístico y cultural del momento.

Pintor insertado en la tradición romántica, pero al mismo tiempo ya en la frontera de la modernidad, sus paisajes y marinas de atmósfera solitaria y misteriosa son también un reflejo de la Cataluña de la época. Su estilo artístico, con paisajes crepusculares de horizontes sin fin, influyó en la obra de discípulos y admiradores, tal como se puede apreciar en obras de Dalí, Miró o Hernández Pijuan.

Otra faceta del artista, menos conocida que la de pintor, es la de dramaturgo. Aparte de la pintura, el teatro fue su gran pasión. Algunas de sus obras teatrales más representativas son "Turbonada" (1870), "Lluny dels ulls" (1898), "Un terrós de sucre" (1898) o sus memorias "El Murciélago. Memorias de una Patum" (1913).

 

 
 

Barcas en la playa

 

Modest Urgell fue uno de los pintores con más éxito entre finales del siglo XIX y principios del XX. Expuso asiduamente en exposiciones nacionales e internacionales, ganó fama y reconocimiento, supo impulsar y mantener una sólida carrera, y se convirtió en uno de los artistas preferidos por las clases acomodadas del país. Sus paisajes de gran formato se convirtieron en un signo de distinción y buen gusto en los hogares y sus obras acabaron siendo las más cotizadas del mercado.

Urgell se convirtió en el paradigma de pintor-artista del momento. A ello contribuyeron sin duda su manera de actuar y su capacidad para generar una imagen que coincidía con la idea del artista que tenía el imaginario colectivo de la época: era un hombre corpulento y bien plantado, vestía bien pero tenía su punto desgarbado, y lucía una abundante cabellera y un imponente bigote que encanecieron bien temprano. Por otro lado, su manera de vivir, itinerando constantemente por Cataluña y el sur de Francia, viviendo de día y trabajando de noche, lo acabaron de definir como uno de los primeros artistas bohemios modernos.

Con motivo de su centenario, el Museo de Arte de Girona celebra entre 2019 y 2020 una exposición que intenta poner en relieve todas las facetas artísticas de Modest Urgell, más allá de sus horizontes crepusculares, así como proponer un redescubrimiento de la figura y obra del artista, uno de los pintores más reconocidos en Cataluña pero, paradójicamente, también uno de los menos estudiados en profundidad.

La muestra plantea un itinerario por los hechos y momentos más determinantes en la carrera artística del pintor y propone nuevas miradas más allá de Urgell, más allá del pintor de cementerios y atardeceres: la del joven dibujante, la del artista irreverente, la del eterno nómada (cambió numerosas veces de residencia, e hizo también estancias en Toulouse y Tarragona) que se plantó en París décadas antes de que lo hicieran los modernistas y que recorrió y pintó toda Cataluña durante medio siglo, la del pintor de éxito comercial, la del dramaturgo frustrado y, sobre todo, la del maestro inspirador de jóvenes artistas y pintor admirado.

La muestra se divide en cinco grandes bloques temáticos que sintetizan los temas clave de su obra y trayectoria: el nomadismo, la Cataluña pequeña y destartalada (que es la que prefería pintar), el éxito de su pintura y el espíritu comercial que lo impulsó a fundar la Societat Artística i Literària de Catalunya, el Urgell de los grandes paisajes, vacíos de personajes y cargados de silencio y quietud, pintados durante la década de 1880-1890, y la atracción que sus obras han venido despertando en las generaciones posteriores.

Además de la exposición central del Museo de Arte de Girona, se han sumado otras iniciativas de cara a su puesta en valor, impulsadas por el Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, el Museo de Badalona y el Museo de Solsona, que han presentado las obras de Urgell que conservan en sus fondos.

 

 
 

El toque de oración

 

Urgell, cuyo pseudónimo era "Katúfol", se inició de la mano de Martí Alsina en una pintura realista. Tras varios intentos de exponer a Barcelona y Madrid, donde sus obras eran rehusadas por demasiado modernas, llegó el primer reconocimiento, en 1864, con una mención de honor especial en la Exposición Nacional de Bellas artes de Madrid por su obra "Costas de Cataluña". De su esposa Leonor, con quien compartió exposiciones y profesión durante los primeros años de matrimonio, se conoce muy poco por el momento.

Poco después del referido premio, finalizada una corta estancia en Girona en la que se dedicó a dibujar y pintar rincones de los pueblos gerundenses, se trasladó a París, donde contactó con los pintores realistas. Un verano en las playas de la Normandía acabaría siendo determinante en el devenir de su pintura, desde entonces marcada por paisajes de horizontes bajos y cielos cargados de sutiles atmósferas.

Urgell fue construyendo una manera de pintar muy particular. Sus obras se mantuvieron en una constante temática: marinas, calles de pueblo, ermitas, cementerios y paisajes desolados. Ágil dibujante, colaboró como ilustrador en prensa, pero dónde más destacó fue en la pintura, evolucionando desde tipos costumbristas hacia evocadores paisajes imbuidos de luz crepuscular, de los cuales acabó haciendo versiones y variaciones.

Esta reiteración le valió el calificativo de pintar "más del mismo" o "el de siempre", que Urgell aprovechó para incorporar como título de una obra y que justificó además como una búsqueda constante para pintar el paisaje definitivo: "por no haber todavía realizado el de siempre tal como yo querría, tal como lo sueño".

Urgell se hizo a sí mismo: en su manera de pintar, en su forma de vestir y actuar, en su manera de vivir. Quizás esta fue una de las claves de su éxito en un momento determinado, y el motivo que explica su posterior olvido. Tal vez el hecho de vivir momentos políticos y sociales convulsos no le favorecieron, y menos el contexto artístico del momento, que en poco tiempo se debatió entre el academicismo y el realismo, entre el realismo y el romanticismo, entre el romanticismo y el simbolismo y el modernismo. Por eso, después de una dilatada y larga trayectoria personal, Urgell quiso dejar testimonio de su numerosa producción, de su éxito y de las muchas anécdotas de su vida, con la publicación del álbum "Cataluña" (1905) y de su mencionada autobiografía.

Hoy su obra se conserva en muchos museos catalanes, españoles y algunos de internacionales, así como en numerosas colecciones privadas. Últimamente, sobre todo a partir del centenario de su muerte, hay una clara intención de recuperar y difundir la figura del artista, sacar a la luz los pasajes más desconocidos de su vida y obra y, sobre todo, despertar el interés para su descubrimiento, investigación y estudio.

 

 
 

Paisaje

 

El Museu d'Art de Girona (Pujada de la Catedral, 12) ha inaugurado hoy jueves 19 de diciembre de 2019 la exposición central del Any Modest Urgell, titulada Modesto Urgell, más allá del horizonte (Modest Urgell, més enllà de l'horitzó), que conmemora el centenario de la muerte del artista con la voluntad de recuperar y difundir su figura. La muestra, que se podrá visitar hasta el 24 de mayo de 2020, reúne una cuidadosa selección de documentos y obras de Urgell, algunas de las cuales no se habían expuesto nunca en Cataluña, y a la vez también presenta obras de Joan Miró, Anglada Camarasa, Hernández Pijuan o Joan Ponç que dialogan con las de Urgell y ejemplifican la admiración que el artista despertó en los pintores coetáneos y posteriores. En concreto, se exponen treinta y tres obras de Urgell procedentes de museos como el Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza, Patrimonio Nacional, MNAC, Museo Víctor Balaguer y Museo de la Garrotxa, así como de un buen número de colecciones y fundaciones privadas. Para cerrar el Any Modest Urgell, el Museo de Arte de Girona publicará el catálogo de la exposición, que será presentado el próximo 18 de enero de 2020 en una actividad que incluirá una lectura dramatizada de los textos autógrafos de Urgell y de algunos fragmentos de sus obras teatrales. Horario: martes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas (domingo hasta las 14:00 horas).

 

 

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