RAMÓN ÁLVAREZ
Con información de José Ángel Rivera de las Heras (23/09/2025)
El 22 de septiembre de 1825 nacía, en la localidad zamorana de Coreses, Ramón Álvarez Prieto, figura esencial en el panorama artístico de la provincia durante parte de la segunda mitad del siglo XIX. Hombre polifacético, entre otras cosas fue hojalatero y catedrático de dibujo sucesivamente, pero el prestigio que adquirió entre sus coetáneos le vino por el taller de imaginería que mantuvo abierto y activo en la capital, del que salieron numerosas imágenes religiosas destinadas a la veneración en iglesias, ermitas y comunidades monásticas, así como pasos procesionales para desfilar con cofradías y hermandades, tanto de la provincia como de otras limítrofes. Varios son los logros que se le han reconocido a este célebre escultor e imaginero Ramón Álvarez. En cuanto a la trayectoria artística, el que se formase a sí mismo, partiendo de su experiencia en el campo artesanal, pues no se le conoce formación académica alguna. A nivel técnico, su habilidad para realizar composiciones, a veces complejas, en espacios exiguos, y su destreza en el empleo de materiales ligeros como el lino encolado, ofreciendo verosimilitud y menor peso a las figuras, además de posibilitar a los comitentes el abaratamiento de costes. A nivel estético y plástico, el carácter naturalista o realista de las escenas y de las figuras -algunas inspiradas en composiciones pictóricas, esculturas clásicas y obras de grandes maestros de la escultura barroca como Pedro de Mena y Luis Salvador Carmona-, cuyas expresiones y gesticulaciones reflejaron y coincidieron con los gustos almibarados de la época, y conectaron perfectamente con la sensibilidad y la espiritualidad de todos los sectores, particularmente de los más populares. En este aspecto, la secuencia narrativa de la Semana Santa de la ciudad de Zamora fue enriquecida con varios pasos, como La Crucifixión o La Lanzada, ofreciéndole una cierta unidad de estilo que le ha dado merecida fama. Por último, en el taller de Ramón Álvarez se formaron o al mismo acudieron temporalmente escultores que siguieron su rastro, con mayor o menor fortuna, como Mariano Benlliure, Eduardo Barrón, Miguel Torija, Ramón Núñez, Aurelio de la Iglesia y José Hernández. |
Con motivo del bicentenario del nacimiento de Ramón Álvarez, la Diputación Provincial de Zamora ha propuesto la celebración de la muestra Espejo del Alma, que se presenta al público con un enfoque novedoso. Siguiendo el refrán popular y la expresión asignada a Cicerón de que "el rostro es el espejo del alma", las figuras de Ramón Álvarez se acercan por primera vez ante nuestra mirada y nos desvelan expresiones de las etapas existenciales, los caracteres y los estados de ánimo, tales como la infancia, la madurez, la vejez, la ternura, la humildad, la sabiduría, la arrogancia, la amargura, la desesperación, etcétera. Son una treintena de imágenes que las parroquias y asociaciones de fieles de las diócesis de Astorga y Zamora y la archidiócesis de Valladolid han cedido temporalmente para que los visitantes de la muestra puedan contemplarlas y disfrutarlas, además de reflexionar en esta ocasión sobre diversos aspectos de la naturaleza y el comportamiento humanos a través de los semblantes. Junto a obras populares como la Virgen de la Soledad, la Virgen de las Angustias, el Cristo Resucitado o la Virgen de la Saleta, todas ellas de Zamora, se exhiben otras menos conocidas para el gran público como el San Jerónimo Penitente (Pozuelo de Tábara), la Inmaculada Concepción (Toro), el San Antonio Abad (Benegiles), la Virgen del Amor Hermoso (Matilla la Seca) y el Niño Jesús de la Pasión (Torres del Carrizal), entre otras. |
Fotos: Diputación de Zamora
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