PIERRE PUGET


 

 

Escultor, pintor y arquitecto marsellés, nacido en 1620. De estilo enérgico y expresivo, trabajó en Roma entre 1640 y 1643, pasando posteriormente a Florencia, donde recibiría la influencia de Miguel Ángel y colaboraría con Pietro da Cortona en la decoración de los salones de la planta noble del Palacio Pitti.

Después de una etapa crítica en la que se dedicaría a la decoración de iglesias y al diseño de barcos de guerra, comenzó en 1656 un periodo de esplendor con la magnífica decoración escultórica de la puerta del Ayuntamiento de Toulon, a la que seguirían varios encargos para la corte de Francia, caso del muy celebrado "Hércules descansando" que se conserva actualmente en el Museo del Louvre de París.

Tras la caída de su protector Nicolas Fouquet, fue apartado de la corte por el ministro Jean-Baptiste Colbert, rival del anterior, por lo que Puget se instalaría en Génova, donde llevaría a cabo una fecunda producción escultórica que influiría notablemente en los artistas ligures del barroco.

De su etapa genovesa destacamos las estatuas de "San Sebastián" (en la imagen), inspirado en el "Daniel" de Bernini, y del "Beato Alessandro Sauli" para la Iglesia de Santa Maria de Carignano (1663-1668). También es digna de mención su serie de "Inmaculadas", realizadas entre 1660 y 1670, cuyo modelo se ha relacionado con el de Sant'Agnese de Roma, ejecutado en 1650 por Ercole Ferratta, discípulo de Bernini.

En plena madurez, Puget esculpió dos obras maestras: la estatua del tirano "Milo de Crotona" (1671-1682) y el altorrelieve "Alejandro y Diógenes" (1693). La primera, inspirada en el "Laocoonte" y en Bernini, fue realizada para los jardines del Palacio de Versalles y está ahora en el Louvre. La segunda, también en el Louvre, fue labrada durante su retorno a la corte francesa tras la muerte de Colbert.

Puget falleció en 1694. Pese al acercamiento que, en los últimos años, tuvo con el rey y la corte, su obra y su persona quedaron muy lejos de obtener el favor real. Un temperamento difícil y un trabajo demasiado personal y apasionada, precedente de lo que siglos más tarde harían Rodin o Claudel, parecen ser los motivos.

 

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