JOSÉ PASCUAL ORTELLS LÓPEZ

Antonio J. Gascó Sidro y María Teresa Vives Agost*


 

El escultor e imaginero José Pascual Ortells López nació el 7 de junio del año 1887, a las cinco de la tarde, en Villarreal de los Infantes, provincia de Castellón. El acontecimiento tuvo lugar en la casa paterna, sita en la calle del Tremedal n.º 28, según consta en el protocolo de D. Sandalio Soriano Sánchez, Juez Municipal y encargado del Registro Civil.

Nuestro biografiado pertenecía a una familia labradora acomodada, precisamente por ello, sus padres, José y Ana, se preocuparon por su educación y formación. De este modo comenzó los estudios primarios en el Colegio de los Franciscanos hasta llegar al curso de ingreso a bachiller, del cual no llegaría a examinarse.

Fracasado el intento de hacerle estudiar el Bachillerato y viendo que su vocación era artística, quisieron sus padres que estudiara música, poniéndole bajo el tutelazgo del reverendo padre, don Benito Traver, ilustre músico y polígrafo villarrealense, quien descubrió las singulares dotes escultóricas del joven Ortells y quien le encauzó por el camino de la plástica.

Años más tarde, en una entrevista concedida por Ortells a la Gaceta de Bellas Artes de Madrid, confesaba: “Nací escultor. Afirmo esto porque en la época de mi infancia en un pueblo como el mío, eminentemente agrícola, no existía precedente que pudiese despertar en mí la afición por este arte, y, sin embargo, cuando asistía a la escuela robaba muchas horas al estudio para tallar “esculturas” en la tiza con la ayuda de la pluma. Mi primera obra seria fue una oreja que modelé valiéndome de un espejo y sirviéndome yo mismo de modelo”.

Sus padres, aleccionados por Benito Traver, deciden buscarle un maestro. Este sería Pascual Amorós, un santero muy popular en Villarreal que abastecía en mercado, de piezas de devoción popular. Era un hombre de importante formación académica. Ortells bajo su tutela, conoció los rudimentos de la escultura. Este maestro fue muy importante en sus primeros años, antes de que ingresase en la Academia de Bellas Artes, con él aprendió dibujo, modelado, composición, técnicas y fue depurando un estilo que a pesar de ser balbuciente, siempre acusó destreza. Nunca olvidaría al ilustre escultor, así lo refleja en la antes citada entrevista de la Gaceta de Bellas Artes: “El maestro que guió mis pasos en el dibujo y en la escultura y que disciplinó mi entusiasmo fue D. Pascual Amorós, hombre humilde y notable imaginero establecido en mi pueblo, a quien las exigencias de la vida le impidieron ser una gloria en la escultura española”.

Tras esta primera experiencia escultórica en Villarreal, pasó a Valencia y entró como aprendiz en el taller de de Eugenio Carbonell Mir y de allí al de Luis Gilabert, también maestro de Benlliure. Al mismo tiempo comenzó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos; ingresó 1903 y permaneció hasta 1906.

En 1907 se traslada a Madrid tras trabajar en el estudio de Agustín Querol, a la muerte de este pasó a formar parte del alumnado de Mariano Benlliure. En este tiempo trabaja incansablemente y comienza a conseguir importantes resultados. En 1911 le otorgan el Premio Piquer, que convoca la Academia San Fernando, consistente en una pensión de 4000 pesetas anuales por el espacio de cinco años, en Italia y Francia donde entabla contacto con Zuloaga y Modigliani.

Entre otros galardones obtiene el máximo para un escultor, la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917, fecha en que regresa a España, siendo su obra deudora de la renovación en la escultura que lidero Rodin a nivel internacional y Arístides Maillol a nivel nacional.

El 7 de noviembre de 1918, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Madrid, contraerá matrimonio con doña Teresa Cianchetti, a quien conoció durante su pensionado en Roma. Contaba 31 años y su esposa 22. De este matrimonio nacieron tres hijos: Ana, Flaminio y Alberto. Desarrolla una continua actividad en escultura en piedra, bronce, bajorrelieves, monumentos, etc. En 1927 es nombrado Hijo Predilecto de Villarreal.

La fama de Ortells se ha cimentado tan sólida y justamente, que en 1929 se le confía la ejecución de una escultura de la reina doña Victoria Eugenia, realizada en bronce. En 1934 participa en la Bienal de Venecia.

Al término de la Guerra Civil el tipo de trabajos que realizará Ortells será fiel al nuevo régimen e ideología. Como consecuencia de los destrozos acaecidos en la Guerra Civil, muchas piezas religiosas desaparecieron, otras fueron mutiladas…, se imponía la necesidad, ayudada por la confesionalidad del régimen, de reconstruirlas. Los escultores tuvieron trabajo en abundancia en la restauración o recreación de las imágenes de los tradicionales cultos de Semana Santa o devoción popular. Ortells recompondrá diversas imágenes en Madrid, aunque quizá la obra de mayor compromiso y envergadura sea la talla de reproducción de la Virgen de los Dolores de Almería, obra de Salzillo. Su buena base como imaginero (formado en su juventud con los de Villarreal y Valencia) será contrastada en estos momentos, en que con fidelidad al modelo debe rehacer, teniendo en cuenta los parámetros, técnicas y estilísticas de la escultura española del Barroco.

El diario Yugo de Almería el 15 de septiembre de 1940 se hace eco de la obra a realizar: “…la Ilustre Cofradía del Santísimo Sacramento y la Virgen de los Dolores ha encargado al escultor don José Ortells, que en la actualidad trabaja en el monumento a los héroes del Baleares, la reproducción de aquel óvalo delicado de rostro bellísimo que representaba la amargura de la Madre de Dios”. Para su reproducción en talla de madera se le envían dos fotografías y varios croquis del manto, faldas, corona y una descripción de la imagen que se realiza por carta enviada por D. Antonio Ramón Hernández en nombre de la Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestro Señora de los Dolores a don José Ortells el 29 de agosto de 1940: “Tenía los ojos de vidrio. No tenía cabellera alguna, puesto que el rostrillo de encaje la tapa desde media frente hasta debajo de la barba. El color de su carne era blanca. Las mejillas un poco sonrosadas y las lágrimas de vidrio. Tenga Vd. en cuenta por la posición de la cabeza, que la imagen representa el séptimo dolor”. Posteriormente mediante carta de D. Joaquín Martínez Sánchez el 12 de septiembre de 1940 le hacen llegar el patrón del corpiño que la imagen vestía para que le sirva de guía de las medidas del candelero.

En 1941 obtiene la cátedra de Modelado de Estatua de la Escuela Central de Bellas Artes. A partir de entonces realiza diversas imágenes como el Cristo crucificado de San Marcelo de Segorbe (Castellón) en 1942, la Virgen del Amor Hermoso de la capilla del Colegio Mayor Universitario San Pablo de Madrid en 1951, y ya en Villarreal una Inmaculada policromada en 1953, y para la Semana Santa una Verónica, un Cristo Yacente en 1954, un Ecce Homo en 1958 y una Dolorosa en 1953, un Jesús de la Oración en el Huerto en 1956 y un Ángel en 1958. Todas ellas poseen la huella de su contacto con la herencia de Salzillo, tras la reproducción de la Virgen de los Dolores de la Hermanad de la Soledad de Almería de 1940-41.

Ortells murió en su tierra natal, el 26 de noviembre de 1961.

* Autores del libro El escultor Ortells, apuntes para una biografía, editado en 1989 por la Diputación de Castellón.

 

Nota de La Hornacina: Agradecemos la colaboración de Baltasar González Pascual, Diputado
de Cultura y Publicaciones de la Cofradía de la Soledad de Almería, en la realización de esta semblanza

 

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