CLAUDIO BRAVO

Con información de Ana Cristina Castro Delaunoy


 

 
     
     
Autorretrato
 
El Turbante Rojo

 

Claudio Bravo (Valparaíso, Chile, 1936 - Taroudant, Marruecos, 2011) fue uno de los pintores chilenos más prestigiosos del mundo. Su pincel exhaustivo y "superrealista", como él mismo se definía, ha hecho de su arte uno de los más reconocidos a nivel internacional dentro de la corriente del hiperrealismo.

Entre los años 1945 y 1954, Bravo estudia en el Colegio Jesuita San Ignacio de Santiago y lograr entrar al estudio de Miguel Venegas Cifuentes, con el que aprende algún tiempo. Con apenas 17 años realiza su primera exposición individual en el Salón Trecem de Santiago.

Hacia 1955 alternaría su vida entre Santiago y Concepción. Por aquel entonces, combina la pintura con la poesía y el ballet en la Compañía de Santiago y el Teatro Nacional. Hacia el año 1959 se traslada a Concepción y conoce al filósofo Luis Oyarzún, de quien recibe enseñanzas que impactan su vida intensamente.

Su fama como pintor le depara gran éxito económico, lo que le permite adquirir un avión con el cual recorre Chile entero. Poco después, se estableció en Madrid. Sus primeros años en España los ocupó en el desarrollo del retrato y en conocer las obras del Prado. Velázquez y Zurbarán fueron los artistas que más le influirían.

 

 
     
     
Tentación de San Antonio
 
El Adivinador

 

En el año 1963, Claudio Bravo inaugura su primera exposición en Madrid, teniendo vitrina durante casi todos los años 60 del siglo XX. Cinco años más tarde lo encontramos trabajando en Filipinas, donde retrata a la sociedad y a las figuras políticas del país. En el año 1970 realiza su primera exposición en Nueva York y dos años más tarde abandona España para trasladarse a Marruecos.

En 1981 lleva a cabo su primera exposición en la Marlborough Gallery (Madrid), donde exhibía continuamente. Su primera exposición individual en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Santiago de Chile, tiene lugar en 1994. Dos años después recibió condecoraciones por su trabajo en Nueva York.

Carlos Bravo era habitualmente gay, de ahí el latente homoerotismo que desprenden muchas de sus creaciones. Durante sus últimos años, repartió su tiempo entre el sur de Chile y la ciudad marroquí de Tánger, donde restauró una antigua mansión para convertirla en su residencia particular.

 

 
 
Naturaleza Muerta con Ladrillos
 
 
Cristo Yacente

 

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