BRASSAÏ


 

 

Brassaï (seudónimo de Gyula Halász, 1899-1984) exploró primero las artes visuales tradicionales y la literatura mientras se trasladaba de su Brasov natal, en la región de Transilvania (actual Rumanía), perteneciente aquel entonces al imperio austrohúngaro, hasta Budapest y Berlín, para establecerse finalmente en París en 1924. Allí se ganó la vida con esporádicos trabajos periodísticos que por lo general implicaban aportar fotografías, al principio realizadas por otros, pero enseguida las suyas propias.

Brassaï empezó a fotografiar en 1929 y durante la década de 1930 mantuvo una intensa actividad. Su tema principal fue la ciudad de París: su tejido físico, el día a día y especialmente su apariencia y vitalidad nocturnas. La fotografía artística era aún marginal, pero crecía extraordinariamente como medio de ilustración, tanto en las nuevas revistas ilustradas como en libros y otras publicaciones.

Fueron estas circunstancias las que propiciaron la aparición, en diciembre de 1932, de Paris de Nuit, la obra que de inmediato proporcionó a Brassaï un reconocimiento general. La publicación tuvo pronto un gran éxito a pesar de no incluir muchas de sus mejores fotografías nocturnas, que se harían o publicarían con posterioridad. Era un tema del gusto tanto de la élite cultural como de la industria turística, receptivas y sensibilizadas con ese tipo de imágenes. Esta duplicidad caracterizará también el especial interés que tenía Brassaï hacia los mundos nocturnos de la diversión popular, el crimen y la prostitución.

Brassaï fue uno de los miembros más destacados dentro del conjunto de fotógrafos europeos y americanos cuyo trabajo entre las dos guerras mundiales redefinió la identidad de la fotografía y enriqueció su potencial como expresión artística. El solapamiento entre los esfuerzos de Brassaï como artista y las fotografías que realizaba por encargo o con ánimo de ser publicadas dio lugar a un amplio y complejo conjunto de obras.

 

 

Tras estudiar arte en Budapest y Berlín, Brassaï se trasladó a París en 1924. En 1949 adoptó la nacionalidad francesa y nunca regresó a su país natal. Enseguida la ciudad le cautivó; los artistas y escritores del barrio de Montparnasse, pero también los maleantes, prostitutas, chulos y otros habitantes de los bajos fondos parisinos contribuyeron a que quedara inmediatamente prendado del tejido de la capital.

El día a día de París, su apariencia y vitalidad... se convirtieron pronto en la temática principal de la intensa actividad que mantuvo durante la década de 1930. Nadie como Brassaï fotografió el París nocturno de forma tan exhaustiva y acertada, aunque también acumuló una colección considerable de imágenes de París de día. Pero, en todos los casos, estas creaciones respondieron siempre a un mismo objetivo: capturar los mejores signos de lo que para él se presentaba como una tradición perdurable, desarrollada de manera continua e ininterrumpida, sin alteraciones y generación tras generación.

Cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, Brassaï reorganizó su trabajo en grupos temáticos, agrupó todas sus escenas de la vida nocturna parisina bajo el epígrafe Plaisirs (Placeres). El mundo expuesto tan vívidamente en ellas era tanto una realidad como un sofisticado mito. Los personajes retratados hacen generalmente de sí mismos pero, sin embargo, la obra de Brassaï no tiene carácter de reportaje: su objetivo y su logro más perdurable consistieron en revitalizar una rica mitología que ya existía en la literatura y en las artes visuales tradicionales, trasladándola al nuevo medio de la fotografía en su aspecto más visceral e inmediato.  

 

 

Aunque Brassaï se instaló en París para dedicarse a la pintura, muy pronto empezó a conseguir ingresos esporádicos vendiendo artículos, caricaturas y fotografías a periódicos alemanes y húngaros. Las posibilidades que estos encargos le brindaban, junto a la fascinación que sentía por la vida fuera del estudio, hicieron que ya desde sus primeros años descuidara en cierta medida su objetivo principal.

Así fue como, a principios de la década de 1930, Brassaï descubrió su gran y original talento para la fotografía, medio que antes había despreciado. Entonces decidió conservar su nombre auténtico para sus cuadros, y firmar sus fotografías como "Brassaï", es decir "de Brassó" (nombre alemán de Brasov, su ciudad natal).

Durante la ocupación alemana de París abandonó la práctica fotográfica y volvió al dibujo y a la escritura. Al igual que la mayoría de los dibujos conservados de su estancia como estudiante de arte en Berlín en 1921-1922, la mayoría de los que hizo durante y justo después de la ocupación, en 1943-1945, son desnudos femeninos. Lo mismo sucede con muchas de las esculturas que empezó a realizar después de la guerra.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Brassaï retomó la fotografía, aunque su romance con el París nocturno había terminado. Sí mantuvo, no obstante, el estilo fotográfico que había forjado en la década de 1930: directo, franco, comprometido con la magia de los hechos al desnudo.

 

 

Brassaï, que también cultivó el dibujo, la escultura, el cine y la literatura, no siempre se sintió cómodo en su calificación de integrante del Surrealismo. Incluso juzgaba como intolerante la radical actitud del teórico André Breton por sus inclusiones y exclusiones del grupo surrealista. Sin embargo, sus retratos de las calles de París, su bruma y su indiscreta mirada en los locales, bares o prostíbulos de la capital francesa, formaban parte de la realidad palpable de un mundo nocturno que, en sí mismo, rozaba el surrealismo.

Del común interés de este grupo por lo "primitivo" surgen las series fotográficas de nuestro artista publicadas en la revista Minotaure, de los Graffiti (motivos geométricos de las cuevas de Dordoña, Valle del Nilo y del Éufrates) y Esculturas involuntarias, en las que objetos cotidianos obtienen entidad escultórica en sus fotografías (de referencias a la Nueva Objetividad y a la Straight Photography).

De su estrecho contacto con artistas como Salvador Dalí y Pablo Picasso -artistas que fotografió al igual que muchos otros como Giacometti, Matisse o Jean Genet-, surgió la serie Transmutaciones (imágenes obtenidas mediante la técnica de cliché-verre, sobre el que dibuja y sobre-expone) y el libro Conversaciones con Picasso.

 

 

Cuando Brassaï llega a París, a mediados de la década de 1920, el proceso de sustitución de las tradicionales ilustraciones por fotografías en periódicos y revistas estaba en pleno auge. El trabajo de Brassaï para ellos le llevó a improvisar, en sus inicios, una agencia fotográfica en la que él era el único empleado.

Brassaï proporcionaba a los medios las fotografías que otros capturaban. Paulatinamente, al comprender las posibilidades de este fenómeno, Brassaï empezó a realizar y vender sus propias fotografías, y a obtener pronto un gran reconocimiento por ello. Este proceso coincidió, por otra parte, con el surgimiento de una incipiente tendencia en la fotografía: a diferencia de los fotógrafos con inclinaciones artísticas de principios de siglo XX, que emulaban a las artes tradicionales, los líderes del nuevo movimiento descubrieron el potencial artístico de las fotografías cotidianas.

Cuando esta tradición empezó a ser celebrada en la década de 1970, el trabajo de Brassaï fue reconocido como una de las piedras angulares de su surgimiento y su evolución. Considerado ya como uno de los grandes fotógrafos del siglo XX, Brassaï murió en 1984, en la pequeña localidad de Èze (Alpes Marítimos), siendo enterrado en el cementerio de Montparnasse de París.

 

 

La exposición Brassaï en la Sala Fundación MAPFRE Casa Garriga Nogués (Diputació 250, Barcelona) recorre su trayectoria a través de más de 200 piezas. Comisariada por Peter Galassi, conservador jefe del Departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) desde 1991 a 2011, es la primera exposición retrospectiva de Brassaï organizada desde el año 2000 (Centro Pompidou) y la primera que tiene lugar en España desde 1993. Cuenta con el préstamo excepcional del Estate Brassaï Succession (París) y con otros préstamos procedentes de algunas de las más importantes instituciones y colecciones particulares de origen norteamericano y europeo: Museum of Modern Art (Nueva York), Centre Pompidou (París), Museum of Fine Arts (Houston), Metropolitan Museum of Art (Nueva York), Art Institute of Chicago, Nicholas y Susan Pritzker, David Dechman y Michel Mercure, Philadelphia Museum of Art, ISelf Collection (Londres) y San Francisco Museum of Modern Art. La muestra persigue ante todo mostrar los logros de Brassaï como artista, a través de un conjunto en el que se presentan excelentes copias de época de sus mejores imágenes. Once agrupaciones temáticas (más una selección de ejemplares originales de la revista de vanguardia  Minotaure ) muestran la trayectoria de Brassaï y resaltan al mismo tiempo su reconocido trabajo en París durante la década de 1930. Horarios: lunes de 14:00 a 20:00 horas; martes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas; domingos y festivos, de 11:00 a 19:00 horas. Tras su paso por Barcelona la exposición Brassaï recalará primero en la madrileña Sala Fundación MAPFRE Recoletos (del 31 de mayo al 2 de septiembre de 2018), y a continuación, en el San Francisco Museum of Modern Art (SFMoMA) del 17 de noviembre de 2018 al 17 de febrero de 2019.

 

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