TINTORETTO 500
EL PARAÍSO

Con información de Jesús Abades


 

 

Tras el pavoroso incendio que asoló el Palazzo Ducale en 1577, el Senado veneciano anunció un concurso para realizar un monumental lienzo de la "Coronación de la Virgen en el Paraíso" con el fin de reemplazar el fresco pintado por Guariento de Arpo hacia 1365 para la pared este de la Sala del Maggior Consiglio. Dicho fresco se arruinó pero no se destruyó totalmente con el fuego, pues sus restos fueron descubiertos a principios del siglo XX, cuando se retiró el lienzo actual de Tintoretto de cara a su restauración.

Se cree que esta representación del Paraíso, de 7 metros de alto por 22 de ancho, es la pintura sobre lienzo más grande del mundo. Conviene señalar que, en principio, el encargo fue otorgado de forma conjunta al Veronés y a Francesco Bassano; sin embargo, la muerte de ambos hizo que la comisión pasara finalmente a Tintoretto, también aspirante al encargo, quien se hizo cargo del enorme lienzo con la intervención de su taller dirigido por su hijo Domenico. Dicha intervención se centró principalmente en el acabado de las telas.

El diseño se basa en una serie expandida de formas parecidas a festones o círculos concéntricos, todos ellos de gran tamaño y muy compactos, superpuestos en una especie de celestial anfiteatro con una simplicidad casi geométrica, que contrasta con la inquietud que impregna la iluminación y el movimiento, gracias a lo cual cobran relieve los múltiples personajes retratados; muchos de ellos pertenecientes a las familias de mercaderes que gobernaban Venecia, así como a representantes del poder de la Iglesia.

Tales círculos de figuras sagradas, supuestamente inspirados en la Gloria de Dante, simbolizan la armonía de las esferas celestiales. El eje de este panorama es la coronación de María como Reina del Cielo por Jesús, presidiendo la escena en el centro de la parte superior. Acercándose a la Virgen por la izquierda vemos al Arcángel Gabriel portando los lirios de la pureza, como se muestra tradicionalmente en la iconografía de la Anunciación; mientras que a la derecha, equilibrando la composición, se encuentra el Arcángel Miguel llevando la balanza, símbolo de la justicia que debía presidir las reuniones del Maggior Consiglio.

La luz que emana de Cristo, vestido con prendas ducales, desciende a lo largo del eje central de la composición hasta llegar al trono del Dux situado en la tribuna de la Sala del Maggior Consiglio. La lección que nos ofrece la imagen es clara: el dux de Venecia recibe su autoridad directamente desde la divinidad. Por todo lo anterior, no estamos solamente ante la recreación de un episodio religioso, sino también ante una alegoría política.

En el Museo del Prado se conserva una copia reducida de la versión definitiva del Palazzo Ducale, seguramente pintada en el taller tras la muerte del maestro a instancias de la donante que se hizo retratar en el ángulo inferior derecho. Mientras que en el Louvre y en el Thyssen de Madrid se conservan bocetos en lienzo con los que Tintoretto pudo haber concurrido al concurso o bien haber ensayado la propuesta final de Venecia.

 

 

Otra de las últimas obras de Tintoretto, en la que también contó con la intervención de su taller, fue el ciclo con seis escenas de la vida de "Santa Catalina", pintado en 1585, tres años antes del colosal lienzo para el Palazzo Ducale. Este ciclo, expuesto hoy en el veneciano Palazzo Patriarcale, se colocó originalmente en el presbiterio del templo agustino dedicado a la santa en Venecia, flanqueando el retablo con el cuadro "Desposorios Místicos de Santa Catalina" pintado por el Veronés, que ahora se conserva en la Gallerie dell'Accademia.

Dada la enorme cantidad de trabajo y la edad de Tintoretto, en algunos lienzos contó con la participación de sus colaboradores, entre ellos sus hijos Domenico y Marietta. En el primer lienzo vemos a la joven Catalina martirizada por negarse a hacer sacrificios a los ídolos en presencia del emperador Majencio (imagen inferior), en el segundo la santa hace alarde de su sabiduría discutiendo con cincuenta médicos y aludiendo a Platón, los siguientes tres lienzos muestran el valor de la santa ante el martirio, la venida del consuelo celestial y la ruptura de la rueda; por último, el sexto lienzo, en el que más se evidencia la colaboración de Domenico, presenta a Catalina ya muerta y elevándose al cielo con una mirada baja, como rezando por sus torturadores.

 

 

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