LA ICONOGRAFÍA DE SAN JOSÉ - PINTURA Y ESCULTURA (XIV)
ALONSO CANO Y PEDRO DE MENA

04/03/2021


 

 

El impacto de la creatividad de Alonso Cano fue enorme, provocando una renovación estética en la escultura y en la pintura granadina, poderoso influjo al que Pedro de Mena no se sustrajo, constando documentalmente la colaboración de ambos en la realización de los santos del crucero de la desaparecida iglesia del convento de monjas franciscanas del Ángel Custodio de Granada entre 1653 y 1657.

Actualmente conservadas en el Museo de Bellas Artes de Granada, las cuatro monumentales estatuas, de tamaño superior al natural, estaban concebidas para ocupar otras tantas hornacinas abiertas en los chaflanes del ochavo del crucero y, salvo la imagen de San José con el Niño, incorporada al programa iconográfico del crucero por imposición personal de la abadesa del convento, representaban santos franciscanos: Antonio de Padua, Diego de Alcalá y Pedro de Alcántara, revestidos del hábito característico de la orden.

Si bien los especialistas discrepan a la hora de valorar el alcance de la intervención de Alonso Cano (Granada, 1601-1667) y Pedro de Mena (Granada, 1628 - Málaga, 1688) en dichas esculturas, suele mantenerse lo ya señalado por cronistas de su época: "administró los modelos el licenciado don Alonso Cano y para la ejecución dio los golpes el célebre artífice Pedro de Mena, uno y otro hijos de Granada y admiración de su siglo". 

No sabemos si Alonso Cano, cuando plantea su San José con el Niño, tiene presente la imagen atribuida a Lisipo y las numerosas copias que de este original griego se hicieron en época helenística y romana del "Sileno con Dionisos niño", pero podemos encontrar ciertos paralelismos. Esta figura representa al preceptor de Dionisos (Baco), el viejo y borracho sátiro Sileno, que lo lleva en brazos para preservarlo de la ira de Hera, esposa de Zeus. El original era un bronce de Lisipo de finales del siglo IV a.C., que conocemos a través de copias romanas como la existente en el Louvre. Como comenta José Luis Romero Torres, se trata de una obra que tuvo mucha difusión, y hacia 1650 llegó a España un vaciado de escayola para el rey Felipe IV. Parece que Cano debió conocer esta copia o bien un grabado de la misma.

La estatua en mármol del Ángel Custodio, titular del desaparecido convento granadino, fue posiblemente realizada hacia 1656 en condiciones similares a los cuatro santos del crucero de la iglesia. La singular solución que adopta Alonso Cano -gran admirador de la iconografía josefina- para esta figura, en la que el gesto protector del Ángel se conjuga con la actitud del Niño buscando refugio y protección en su regazo, se convertirá en una de las más originales soluciones adaptadas por Pedro de Mena a la hora de representar la figura itinerante de San José, ya sea en obras de su etapa granadina, o malagueña, tanto en los primeros compases de la misma como en los años finales.

El San José con el Niño mide 203 x 82 x 60 cm. Al igual que los otros tres santos del crucero, estaban colocadas para ser contempladas en alto, tal como demuestran sus composiciones, y relacionadas entre sí en sus actitudes y ritmos. El conjunto supone uno de los más destacados ejemplos de toda la escultura barroca policromada española, donde la fusión de lo escultórico y lo pictórico mejor se compenetra y complementa.

Los tonos tan peculiares de la paleta de Cano se manifiestan en el ocre meloso del manto y el oscuro vinoso de la túnica, así como en los finos adornos, hechos a pincel en tonos más claros, sobre las bocamangas, escote y galones. La pictórica función de los blancos pañales con los que el santo coge al Niño denota una magistral técnica tanto en la talla, como en el dibujo y la policromía.

De las cuatro figuras de santos para el convento granadino del Ángel Custodio, demolido en 1933, es el San José el que con mayor desenfado y soltura compositiva y de movimiento ofrece esencias y rasgos propios del estilo barroco de Alonso Cano. El desbordamiento expresivo del Niño que, cogido con la mano derecha a la túnica del santo, dirige su mirada y atención hacia abajo, como fijándose en nosotros, se compensa con la mirada profundamente meditativa, triste y como en silencio de San José, tallado con magistral soltura y desenfado.

 

FUENTES

SÁNCHEZ-MESA MARTÍN, Domingo. "Alonso Cano: arte e iconografía", en Restauración y rehabilitación, nº 66, Valencia, UPV, 2002, pp. 38-39.

MARCOS VILLÁN, Miguel Ángel. "San José con el Niño: una obra de Pedro de Mena sobre modelos de Alonso Cano en el Museo Nacional de Escultura", en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, nº 53, Valladolid, 2018, pp. 72-73.

PORRES BENAVIDES, Jesús. "Influencias de tipos iconográficos paganos en obras plásticas andaluzas de la Edad Moderna", en Eikón Imago, nº 15, Madrid, UCM, 2020, pp. 541-542.


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