Amadeu fue un artista muy famoso y con amplia fortuna historiográfica en Cataluña, por tanto es normal que su catálogo de obras se haya excedido. La carencia de documentación sobre su trayectoria ha ayudado a este incremento de obras que se le atribuyen, algunas de ellas por tradición oral. Después de una comparación estilística con su producción documentada, solo varias de las atribuidas pueden adjudicarse a su catálogo.

Hay que tener en cuenta que Amadeu no trabajaba solo. Como era habitual, era un escultor que tenía ayudantes y discípulos. Hay pocos datos documentales de estos colaboradores: el académico Josep Antoni Folch y Costa (1768-1814) estudió con Amadeu antes de ir a Madrid hacia 1790. Conocemos también los nombres de Josep Virials e Ignasi Fuxar, escultores citados como testigos de un acto notarial de Amadeu.

También hay que hacer referencia a los seguidores de Amadeu, ya que sus obras tuvieron gran acogida entre el público durante la primera mitad del siglo XIX, sobre todo las estatuillas para belenes. Entre ellas hay piezas de gran calidad, en las que existe una clara voluntad de imitar el estilo de Amadeu, caso de la manera de modelar los cabellos y los ojos, si bien, claramente, no se corresponden con la mano del maestro.

Las piezas de pesebre realizadas por Ramón Amadeu marcaron el camino a todos los escultores catalanes que se dedicaron al belenismo a lo largo del siglo XIX, y también posteriormente. Conviene señalar que hablamos de una escuela casi póstuma, ya que la mayoría se inspiraron después de la muerte del maestro, en 1821.

En sus belenes, Amadeu se apoyó en la tradición existente: la escultura religiosa de Cataluña y las figuras labradas en Nápoles. Los belenistas que vinieron después usaron la obra de Amadeu e introdujeron nuevas tendencias, pues se vieron afectados por las modas que iban surgiendo a su alrededor.

Un ejemplo lo tenemos en el belén de Joaquim Renart, donado en 1995 por los herederos de su hija Valentina a los Museos de Olot. El núcleo principal lo constituye 10 figuras auténticas de Amadeu, a partir de las cuales hay un surtido de más de 400 figuras compradas en Madrid, Murcia, Andalucía, etcétera, realizadas por autores como Talarn, Garrigós, Venanci Vallmitjana o Dionís Renart, hermano de Joaquim.

Entre los seguidores de Ramón Amadeu encontramos al citado Venanci Vallmitjana y a su hermano Agapit, cuyas primeras obras pertenecen al tema belenístico, así como a Pau Xacó, escultor barcelonés en cuyo taller posiblemente modelaron muy jóvenes los Vallmitjana, que además eran por entonces vecinos de Xacó.

También tenemos dentro de su círculo a Josep Morató, autor de un grupo de la Dolorosa y dos ángeles plañideros (1843-1853) para Solsona (Lérida) muy del estilo de Amadeu, especialmente los angelitos. Por último, citar a Adrià Ferran, al que Joan Yeguas atribuyó dos ángeles plañideros antes asignados a Amadeu, uno en el Museo Marès de Barcelona y otro en el templo de Santa Eulalia de Palma de Mallorca.