JOSÉ PIQUER Y DUART. 150 ANIVERSARIO
SEPULCRO DE ESPOZ Y MINA

21/07/2021


 

 
 
Foto: María Teresa Bravo

 

Se denomina Trienio Liberal o Trienio Constitucional al periodo histórico transcurrido entre 1820 y 1823 durante el que se restableció en España la vigencia de la Constitución de 1812, sustituyéndose el sistema político del Antiguo Régimen por una monarquía constitucional liberal. El Trienio fue consecuencia de la sublevación el 1 de enero de 1820, en Las Cabezas de San Juan (Sevilla), del teniente coronel Rafael del Riego.

A raíz del Trienio el conde de Ezpeleta fue cesado como virrey de Navarra y sustituido por el general Francisco Espoz y Mina, pero no como virrey sino ya como capitán general de Navarra. La Diputación del Reino dio paso a la nueva Diputación Provincial, al tiempo que se instalaban los nuevos ayuntamientos constitucionales y florecían sociedades liberales como la Sociedad Patriótica de Pamplona o la Sociedad Patriótica de Amantes de la Constitución del Vencerol de Tudela.

De acuerdo a lo establecido en la Constitución de 1812, se convocaron elecciones a Cortes Generales en las que Navarra eligió tres diputados. Desde el punto de vista judicial, la vigencia de la Constitución de Cádiz supuso la supresión de los Tribunales Reales de Navarra, sustituidos por una Audiencia Territorial con la misma jurisdicción que se había previsto en 1812.

Al mismo tiempo, en Navarra llegó a constituirse una Junta Gubernativa Interina contraria al liberalismo, que animó a la población a tomar las armas en favor de "la religión, el rey y la patria" y se creó una División Real de Navarra que dio inicio a la Guerra Realista en Navarra. Finalmente, la invasión de España en 1823 por el ejército llamado "Los Cien Mil Hijos de San Luis", enviado por el rey francés Luis XVIII, puso fin al Trienio Liberal y permitió a Fernando VII restaurar el absolutismo.

El amor del pueblo navarro fue lo que movió en 1855 a la erección del sepulcro de Francisco Espoz y Mina, el principal héroe navarro de la guerra de la Independencia, en el claustro de la catedral de Pamplona, costeado por los Ayuntamientos de Navarra. Obra de José Piquer, de claro acento clásico, repite la fórmula iconográfica del sepulcro de Víctor Alfieri, realizado por Antonio Cánova (Basílica de Santa Croce de Florencia).

Un arco gótico aloja el sepulcro del militar que se levanta sobre un plinto en el que puede leerse esta inscripción sobre la razón de su erección: "Navarra a su esclarecido hijo Don Francisco Espoz y Mina". En el centro del sarcófago el retrato del general, sobre una guirnalda y de pie, apoyada en el sepulcro, una escultura femenina, en actitud llorosa, coronada, que personifica al reino de Navarra, cuyo escudo figura a sus pies.

Esa doncella clásica que lamenta la muerte del héroe en este monumento funerario a Espoz y Mina, proyectado por Anselmo Vicuña, ha sido reconocida por el historiador Urricelqui Pacho como una metáfora de la Navarra liberal y española que llora la muerte de su hijo, y al mismo tiempo, de la propia Navarra que, coronada, no olvida su condición de Reino, y con ello, sus privilegios como tal.

En la obra de Piquer conviene señalar diversos saltos en su concepción estética, con incursiones rotundamente románticas como el San Jerónimo Penitente del Prado o la estatua de la reina Isabel II que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, junto a retornos clasicistas como el sepulcro de Francisco Espoz y Mina de la catedral de Pamplona, que como ya hemos indicado es una versión hispanizada del sepulcro de Cánova.

 

FUENTES

RINCÓN GARCÍA, Wifredo. "Muerte y amor en la escultura española del siglo XIX", en Eros y Thanatos, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2017, p. 202.

REYERO, Carlos. Monarquía y romanticismo: el hechizo de la imagen regia, 1829-1873, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2015, p. 300.

AA.VV. Del Neoclasicismo al Impresionismo, Madrid, Ediciones AKAL, 1999, pp. 90-91.

 

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