JOSÉ PIQUER Y DUART. 150 ANIVERSARIO
LA INFANTITA MUERTA

15/07/2021


 

Breve especial que realizamos por el 150 aniversario de José Piquer y Duart (Valencia, 1806 - Madrid, 1871), magnífico exponente de la escultura española del siglo XIX y último escultor de Cámara. Un artista quizás algo olvidado pese a la gran perfección técnica que muestra su estilo. Intentaremos analizar las características más importantes de sus creaciones, las cuales combinan los presupuestos del Neoclasicismo con elementos propios de la tradición barroca española, muy presente entonces en la región levantina, confiriendo a sus esculturas un marcado carácter realista y expresivo.

 

 

Estatua de José Piquer dedicada a la Infantita muerta, María Cristina de Borbón, hija de la reina Isabel II, fallecida a los tres días de nacer en 1854. La presencia de esta pieza en la colección del Museo del Romanticismo responde a su adquisición en 1968 a los herederos de don Mariano Rodríguez de Rivas, antiguo director de la institución. A partir de su ingreso en la misma, ha formado parte de distintos montajes de la exposición permanente, y en la actualidad se halla expuesta en la Sala de Juego de Niños (Sala XIV).

El valenciano José Piquer y Duart (1806-1871) era por aquel entonces persona renombrada como profesor de composición y modelado del natural de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y Escultor de Cámara de la Reina, lo que explica se le encargase el retrato de cuerpo entero de la difunta infanta en 1855, con el propósito de conservar la imagen del ser querido ya desaparecido.

La Infantita muerta se representa semidesnuda y tumbada sobre lujoso colchón y almohada flordelisados, con las piernas medio flexionadas, su brazo derecho extendido y la mano izquierda apoyada sobre el pecho. La expresión que Piquer da a la niña es como si descansase con un sueño profundo. Fue esculpida en mármol con unas dimensiones de 23 x 37 x 62 cm. Se advierten en esta pieza la naturalidad y el realismo propios del artista romántico valenciano, último escultor de cámara. La obra está firmada en la cabecera del colchón.

Se trata de evocar en el espectador afligido la "ilusión de la presencia" del ser querido. Mantener "despierto" el recuerdo de un ser fallecido paradójicamente "dormido", o sea, una fusión de dos espacios, aquí y allá, sugerida en tiempo presente. Algo muy del gusto romántico. La muerte, en particular la infantil, estaba muy presente en la vida cotidiana de entonces por las numerosas enfermedades que amenazaban la vulnerable salud de los niños (tisis, escarlatina, poliomielitis, sarampión, difteria, tifus) y la falta de higiene generalizada en las clases populares, unido todo ello a una deficiente alimentación.

José Piquer realizó retratos de otras figuras infantiles muertas cuyas diferencias con la del Museo del Romanticismo conducen a pensar que aquellas -la de escayola de Patrimonio Nacional y la de bronce que se conserva en el Museo del Traje- corresponden al príncipe Luis (o Fernando), y la que nos ocupa, así como otra de mármol también de Patrimonio Nacional (Palacio Real de Aranjuez), a la infanta María Cristina. Consta además que Piquer reclamó el pago de dos retratos de cuerpo entero de la difunta infanta en 1856.

 

 

Fotografías de Pablo Linés Viñuales

 

FUENTES

ORTEGA FERNÁNDEZ, Isabel. "Infante muerto. José Piquer y Duart, 1855", en Pieza del Mes. Octubre 2012, Ediciones del Museo del Romanticismo, Madrid, 2012, pp. 4-22.

ZUBIAUR CARREÑO, Francisco Javier. "Una obra del escultor zamorano Aurelio de la Iglesia en el Museo de Navarra", en Studia Zamorensia, vol. XIII, UNED Zamora, 2014, pp. 234-235 y 238.

 

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