LA ICONOGRAFÍA DE PENTECOSTÉS (V)

13/05/2020


 

 
 
Foto: J. Agaña

 

Gracias a la actividad comercial y mercantil de los puertos de Euskadi y a la existencia de una clientela que los demandaba y que dirigía a ellos sus plegarias, durante la segunda mitad del siglo XV y principios del XVI, desde los Países Bajos (Bruselas, Malinas y Amberes) llegaron al territorio vasco retablos importados flamencos, destinados a complementar unos ámbitos funerarios concretos, capillas u oratorios.

Entre dichas obras destaca el retablo de la Coronación de la Virgen que se venera en el templo parroquial de Santa María de la Asunción de la localidad de Errenteria (Gipuzkoa). Se trata de uno de los escasos retablos flamencos importados de Flandes que se encuentran actualmente en buen estado de conservación en la Península Ibérica. Es además una joya del patrimonio retablístico de Gipuzkoa procedente de Bruselas y datado en 1528, declarada Bien Cultural por el Gobierno vasco en el año 2000.

El retablo se construyó para el altar mayor del templo, donde permaneció hasta que fue sustituido primero por un retablo ejecutado en el siglo XVII y más tarde este último fue sustituido por el retablo actual ejecutado en el XVIII. Desde que se desplazó del altar mayor el retablo que nos ocupa ha estado ubicado en su emplazamiento actual. Algunos historiadores del arte lo consideran como un gran tríptico al que le faltarían las puertas.

Hasta hace unos años, este retablo, pese a la singularidad de su iconografía y dimensiones y a la calidad innegable de su talla y su policromía, ha permanecido desconocido en un contexto científico internacional. La restauración realizada entre los años 2009 y 2010 por Albayalde permite ahora admirar su belleza y ha sabido recuperar en lo posible el aspecto inicial de la obra, que había sido modificado en múltiples ocasiones.

Los relieves principales de las tres calles del retablo son la Coronación de la Virgen en la central, y Pentecostés y la Sagrada Cena en la izquierda y derecha, respectivamente. Varios de los relieves de las dos entrecalles, tres en cada una de ellas, se han perdido, aunque podemos relacionarlos con la vida de San Gregorio.

Al igual que la Última Cena, Pentecostés muestra una composición circular de los apóstoles en torno a la figura principal, que en este caso no es Cristo sino su madre María. En ambos casos son escenas abigarradas en las que los personajes adoptan variadas posturas, y que se hallan rematadas por doseles de tipo arquitectónico, provistos de arcos trilobulados y tracerías propias del arte gótico.

Según Catheline Périer las tres escenas principales pueden atribuirse a dos integrantes de los Borman, la saga de escultores más importante en Bruselas a finales del siglo XV y principios del XVI: Pentecostés y la Última Cena, de estilo más arcaizante y figuras esbeltas de poses refinadas, serían obras de Jan Borman III, mientras que la Asunción-Coronación de la Virgen, más suelta y evolucionada, correspondería a Passier Borman. Respecto a los relieves conservados de las entrecalles, parece que remiten a los talleres de Amberes.

 

FUENTES

https://retablos-flamencos.albayalde.org/espanol/catalogo/retablo-de-la-coronacion-de-la-virgen

AA.VV. (coord. de CASTAÑER, Xesqui) Arte y arquitectura en el País Vasco: el patrimonio del románico al siglo XX, San Sebastián, Editorial Nerea, 2003, pp. 46-47.

RODRÍGUEZ LÓPEZ, Ainhoa. "La técnica pictórica en relieve del brocado aplicado en el tríptico de la Asunción-Coronación de la Virgen de Rentería", en Bilduma, nº 23, Archivo de Errenteria, 2010, p. 138.

 

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