VIRGEN DE CONSOLACIÓN, PATRONA DE UTRERA

Con información de Eduardo González de la Peña para www.consolaciondeutrera.com


 

 

Desde el punto de vista artístico e iconográfico la Patrona de Utrera tiene ya poco que ver con la talla que, como señala la historia, trajera desde el emparedamiento sevillano la madre de Marina Ruiz en 1507, pues durante estos cinco siglos ha sufrido varias intervenciones que han modificado notablemente su aspecto.

Algunos historiadores (es el caso de Juan Cabello) aseguran que ésta la adquirió en 1490 (dato poco creíble, pues ni siquiera aclara su procedencia). Según señaló el profesor José Hernández Díaz en un informe previo a la restauración de la imagen por el profesor Arquillo en 1964, parece que fue realizada en el siglo XIV, por un escultor anónimo y en madera de peral.

Originariamente era una talla completa y sedente, respondiendo al modelo iconográfico bizantino de Virgen Theotocos o Kyriotissa, ya que portaba un Niño Jesús entre sus brazos, que fue sustituido por el que ahora tiene en la gran reforma de la que fue objeto durante el período barroco. Igualmente respondía a lo que popularmente se conoce como “Vírgenes Negras” algo que corrobora el historiador Rodrigo Caro cuando dice que era “muy morena, fea y muy antigua su hechura” Aspecto que cambió de raíz inmediatamente después del milagro de la lámpara de aceite en 1560 en que, siguiendo a Rodrigo Caro "sin ministerio de hombre mortal, se volvió hermosa y resplandeciente, de la manera que hoy la vemos, sin que jamás le hayan tocado el rostro para darle algún color o matiz", sin embargo historiadores contemporáneos como Antonio Cabrera Carro desmienten este origen sobrenatural del cambio de color en la faz de la imagen, atribuyéndolo a una restauración oculta.

Sí hay constancia que, desde muy antiguo, tal vez desde el reinado de los Reyes Católicos en que comenzó dicha moda, la talla era revestida con ropajes, quizás de la misma forma que aún hoy se sigue haciendo con la Virgen de Valme, de Dos Hermanas. Pero sin duda, fue en el Barroco cuando tan venerada representación mariana sufrió el cambio más grande de que se tiene noticia, modificando radicalmente su aspecto hasta el punto de quedar casi como la podemos contemplar hoy. Fue en dicha reforma cuando se mutiló a la Virgen para convertirla en imagen de candelero, dotándola de brazos articulados y sustituyendo el antiguo Niño por el que vemos actualmente.

El año 2007 ha sido declarado Jubilar en el Santuario de Consolación por Benedicto XVI, con motivo del V Centenario de la llegada de la Virgen de Consolación a Utrera.

 

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