CENTENARIO DE PALMA BURGOS
JESÚS DEL PERDÓN


 

 

 

Palma Burgos se caracteriza por realizar un perfecto estudio de la anatomía sin crear grandes dosis de dramatismo y dolor, aunque eso sí, revisado, no por un crudo realismo, sino por una gran dosis de idealización, a la vez que manifiesta el estado tranquilo y de perdón del alma de Cristo, sintetizado en esta escultura, en todo su rostro donde el escultor centra la fuerza de esta imagen. Un semblante sereno sin ningún signo de excesivo dramatismo, sino que destaca la resignación de Jesús ante el dolor.

La obra representa el momento posterior a la flagelación, cuando Cristo intenta recuperar la estabilidad tras el tormento. El estudio anatómico es perfecto, creando el movimiento a partir de la torsión del tronco con respecto a las extremidades, además de la flexión de las piernas, fruto del tormento recibido que deja entrever el cansancio por el dolor padecido, presentando una de sus piernas ligeramente más adelantada sobre la otra, además de la posición de las manos, unidas con la cuerda y desplazadas sobre el lado izquierdo de su figura.

Su cuerpo se encuentra semidesnudo con un gran sudario sujeto por la misma cuerda que le anuda las manos, en el que se dejan ver restos de la sangre derramada en el tormento de la flagelación, realizado con un gran volumen de pequeños pliegues que potencian esa idea de movimiento. Su pelo le cae recogido en mechones sobre la espalda y los hombros, con la raya en medio, destacando un gran mechón que se corta en el aire a la altura de sus mejillas, trabajada de la misma manera su barba en pequeños mechones, con unas características a la hora de afrontar esta textura muy particular de este artista.

 

 

El naturalismo de la obra se acentúa con la policromía, en la que se aprecia una tez muy oscura, aunque no es la tonalidad original, acercándose a unos tonos más bien trigueños, apreciándose las magulladuras y cardenales pero no de una forma muy exagerada, lo mismo que en el rostro en el que aparecen unos hilillos de sangre que le caen de forma muy natural y que inciden en ese dramatismo acrisolado del momento.

Es probable que, bien por admiración artística, bien por conocer su obra de la Transfiguración en Úbeda, Palma Burgos tomara a Alonso Berruguete, concretamente a su Ecce Homo, como referente para la ejecución de Jesús del Perdón, conservando la verticalidad y estilización del simulacro renacentista, moderando la inestabilidad de sus piernas y cruzando los brazos en sentido contrario para intentar agarrar las amplias vestiduras. La columna de la talla jiennense no fue labrada por Palma Burgos, sino por el escultor e imaginero sevillano Juan Abascal Fuentes (1968), siendo de tipología baja, fuste estriado y capitel de orden corintio.

La imagen de Jesús del Perdón es titular de la hermandad homónima de Jaén capital. Palma Burgos recibió el encargo de esta hechura a tamaño real (168 cm), siendo bendecida en 1955. Con anterioridad realizó para dicha corporación una efigie de vestir, libremente inspirada en el venerado Medinaceli madrileño, que acabó siendo apartada y actualmente recibe culto, con ligeras modificaciones, en el municipio de Beas de Segura (Jaén).

 

 
 
Palma Burgos modelando en su taller
Foto: Fausto Lanciano

 

Fotografías del Cristo de la Cofradía del Perdón de Jaén

 

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