CENTENARIO DE PALMA BURGOS
CRISTO DEL CLAVO


 

 
 
Cristo del Clavo (detalle)
Foto: José Guillermo Rodríguez Escudero

 

Este imponente Cristo yacente fue realizado para la localidad canaria de Santa Cruz de La Palma. La denominación de Cristo del Clavo se debe a que sus pies desnudos, a diferencia de lo habitual, continúan unidos por un clavo, como si el escultor quisiera indicar la permanencia de Cristo en la Tierra. Curiosamente, este clavo o tacha pertenecía a una puerta del castillo de la famosa familia Borgia.

Se trata de una de las últimas obras de Palma Burgos. Su primera salida procesional tuvo lugar el 5 de abril, Viernes Santo, de 1985, acompañado por su artífice, en el mismo año de su repentina muerte. Palma Burgos, cercano por esas fechas a los 70 años de edad, no tenía excesivos deseos de volver a esculpir más tallas procesionales para la Semana Santa, pero el compromiso y su amistad con José María Gallo Moya, destinado en Santa Cruz de La Palma, así como la mediación que éste tuvo para que Palma Burgos trabajase mucho y bien en Torredonjimeno, hicieron que no se pudiera negar al ofrecimiento de esculpir la talla.

Aun así el escultor tuvo problemas para acabar su antepenúltima obra, realizada en cedro de la Selva Negra (Alemania) y en una sola pieza; cuya parte trasera, la que descansa sobre la espalda y el perizoma, es totalmente lisa. También hubo dificultades con las autoridades italianas para sacarla de Viterbo, ciudad donde se bendijo el 14 de septiembre de 1984. Finalmente, esconderla en el maletero de una guagua fue la solución.

 

 
 
Cristo del Clavo (detalle)
Foto: José Guillermo Rodríguez Escudero

 

La imagen del Cristo del Clavo se debe a un cúmulo de situaciones. A la mediación del militar malacitano Gallo Moya hay que sumar la de los ubetenses Andrés Moreno Siles y Alberto Pérez Benítez, ambos residentes también en La Palma y vinculados con nuestro escultor. Es probable que estos tres hombres recogieran el deseo de Manuel González Méndez, párroco por entonces de la Iglesia Matriz de El Salvador, de proveer al templo de un nuevo Cristo Yacente para el culto del Viernes Santo.

Como hemos apuntado, desde Italia, donde Palma Burgos residía, era difícil exportar obras de arte. A pesar del ofrecimiento de Pérez Benítez -gerente del Parador Nacional de Turismo-, de que interviniera el Ministerio de Turismo en las gestiones de su traslado, la realidad fue otra. En una visita turística desde Santa Cruz de La Palma a Italia, un grupo de feligreses pertenecientes a la parroquia trasladó la imagen en un autobús, aposentándola en el avión que desde Barcelona los traía de vuelta a la Isla.

Por otra parte, en Italia, Palma Burgos se dedicó preferentemente a la pintura, si bien es verdad que en momentos puntuales esculpió trabajos por encargo, como el monumento a Garibaldi o su contribución a la reconstrucción del palacio de los Borgia en labores de talla. Sea como fuere, es evidente que no olvidó del todo la imaginería procesional. Cuando recibía algún compromiso de trabajo se desplazaba a España para su factura, como fueron los casos del Yacente en 1963 y del Cristo de la Noche Oscura en 1966, ambas imágenes solicitadas para la Semana Mayor de Úbeda. Entre 1983 y 1985, talló las imágenes del Cristo del Perdón para Almería y del Cristo del Suplicio para Málaga. Aunque Palma Burgos se desplazaba con frecuencia a España, la duración de su estancia en Italia fue muy extensa, permaneciendo entre 1960 a 1985, año de su fallecimiento.

 

 
 
Yacente de Campillos (detalle)
Foto: Juan Antonio García Delgado

 

A todo ello hay que añadir una dificultad: fue el único Cristo que no talló en España, no contó con ayuda y en su taller no tenía los medios necesarios para un tratamiento escultórico medianamente acondicionado, ya que no disponía de medidas ni compases. De ello resulta el enorme mérito iconográfico que posee el Cristo del Clavo. Solo a su genialidad artística puede deberse la impresionante planta que muestra esta bella imagen. Al autor no le agradó que la espalda exigida en el encargo fuese plana, aduciéndose que se trataba de una imagen destinada, en principio, para el culto, no para procesionar, como posteriormente ocurrió.

En un primer momento, Palma Burgos optó por tallarlo en piedra -mármol-, material que no le daba la opción de marcar y perfeccionar los detalles anatómicos. Así pues, reconsideró repetirlo en su estado actual. El autor no quiso aplicar la policromía en Italia. En su lugar, optó por desplazarse a La Palma. Allí la terminó guardando una absoluta intimidad, pues su característico policromado era uno de sus mejores secretos.

Otra magnífica versión sobre el tema, más dulcificada que la anterior, es la tallada para la Iglesia de Santa María del Reposo de Campillos (Málaga), labrada en Andújar entre 1947 y 1948. Hablamos en este caso de una imagen de proporciones mayores del natural que, a diferencia de la de Santa Cruz de La Palma, presenta la cabeza desplomada hacia el lado derecho. Su trabajo anatómico es también muy cuidadoso, mostrando una mayor blandura y misticismo que la talla canaria, más ajustada al realismo cadavérico. Se halla firmada en el hombro izquierdo, y fue donada a la Archicofradía del Santo Entierro que le rinde culto por Juan Campos Pérez, quien más tarde ostentaría el título de Hermano Mayor Honorario Perpetuo.

 

 
 
Cristo del Clavo
Foto: José Guillermo Rodríguez Escudero

 

FUENTES

TORAL VALERO, Felipe. "Francisco Palma Burgos y la imagen del Cristo del Clavo", artículo publicado en Consummatum est, Cartas Diferentes Ediciones, La Palma, 2007, pp. 386-389.

http://www.lahornacina.com/curiosidadescanarias5.htm

http://www.lahornacina.com/semblanzaspalmaburgos.htm

http://www.santoentierro.com/

 

 
 
Palma Burgos en la inauguracion del busto de Garibaldi, en el pueblo de Nepi
Foto: Fausto Lanciano

 

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Cristo del Clavo (detalles)
Fotos: José Guillermo Rodríguez Escudero

 

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