ANTONIO PALAO. DE YECLA A ZARAGOZA
ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN

Wifredo Rincón García (11/03/2024)


 

 
 

 

La hermandad zaragozana de la Sangre de Cristo, con el fin de incrementar los misterios que tomaban parte en la procesión del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo, propuso en 1862 la realización de un nuevo paso procesional. La propuesta era doble: la Piedad, símbolo de la Hermandad, o la Entrada de Jesús en Jerusalén, que abriría la procesión y completaría la escena de los hebreos y el coro de niños que entonces formaban en el desfile procesional. Las preferencias de los hermanos fueron hacia la segunda de las propuestas; si bien, como ya sabemos, el grupo de la Piedad terminó realizándose años después, siendo bendecido en 1961.

Se presentaron dos presupuestos, uno de Antonio Palao y otro de Mariano Alegre. Finalmente, la Hermandad de la Sangre de Cristo se decidió por Palao, que se comprometía a hacerlo completo, con la inclusión de la peana, tornillos para asegurar las figuras, pintado y puesto en disposición para llevarlo a bendecir por la cantidad de 14.000 reales que la hermandad podía abonar según sus posibilidades económicas.

El nuevo paso fue estrenado en la tarde del Viernes Santo de 1863. Constaba al menos de ocho imágenes: Cristo a lomos de la burra, los apóstoles Juan, Pedro y Santiago, y varias figuras del pueblo hebreo. Delante de Cristo aparecía corriendo un niño -retrato de su hijo Carlos, luego también afamado escultor, nacido en 1857 y que entonces tendría seis años-; también representó a dos mujeres hebreas, una de ellas casi en éxtasis ante el Mesías, retrato de su mujer María Ortubia, la otra lleva en brazos un niño, retrato de otro de sus doce hijos.

Este paso fue incendiado hacia las 21:30 horas del martes 9 de abril de 1935, cuando penetraron en el antiguo garaje de pasos de la calle Monreal uno o varios individuos con el fin de destruir todos los grupos procesionales. Aunque las llamas lo alcanzaron en gran parte, parece ser que no quedaron muy dañadas las imágenes posteriores, principalmente las de Jesús, Pedro y Juan. Sin embargo, la hermandad desechó la idea de su restauración, y en 1937, tras convocar un concurso nacional para la construcción del nuevo paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, eligieron el proyecto de los hermanos Joaquín y José Albareda, quienes tenían de plazo para su realización hasta la Semana Santa de 1940.

Afortunadamente, se conserva el boceto del antiguo paso, realizado en madera policromada por Palao, si bien presenta con la obra definitiva numerosas diferencias, estando tan solo compuesto por cuatro figuras: Jesús sobre la burra, el apóstol Juan de pie y en la parte posterior, el niño corriendo delante de Jesús y un hebreo que, arrodillado, extiende sobre el suelo un lienzo para dar la bienvenida al Mesías.

 

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FUENTES

RINCÓN GARCÍA, Wifredo. "El escultor Antonio Palao y la Semana Santa de Zaragoza", en Tercerol. Cuadernos de investigación, n º 5, Zaragoza, Asociación para el Estudio de la Semana Santa, 2000, pp. 68-70.

 

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