Dentro de las numerosas tipologías del Niño Jesús, es sobre todo frecuente su representación simbólica en la que aparece bendiciendo. En ella el Niño se presenta con su mano derecha levantada bendiciendo al pueblo, adoptando un gesto deífico en el que aparece con los dedos corazón e índice juntos. En ocasiones, la izquierda sujeta algún atributo: los evangelios, un pájaro, una paloma, una fruta o el más común de todos ellos, la esfera del mundo, no pocas veces rematada por una cruz, símbolo de su soberanía sobre el universo.

En la obra que nos ocupa, el globo terráqueo, sostenido por tres ángeles atlantes, aparece como un basamento, subrayando así el dominio de Cristo como rey y señor de la Tierra, de ahí que la figura tenga como título Niño Salvador del Mundo. Pese a ello, es probable que, si no el orbe, el Niño sostuviera algún atributo en la mano izquierda, quizás, vista la posición de sus dedos, una cruz de metal u orfebrería como instrumento principal del sacrificio previo a su resurrección y a su triunfo sobre la muerte y el pecado en aras de la redención humana, lo que resaltaría aún más el papel salvífico que se desprende de su advocación.

La figura, realizada en madera policromada, es de procedencia y autoría desconocidas y fue exhibida por el Museo Nacional Machado de Castro, en la ciudad portuguesa de Coimbra. Data del siglo XVIII y parece ser una talla lusa, aunque ciertas diferencias nos lleven a pensar que el Niño no se corresponda con el resto de la pieza, la cual muestra una rica decoración a base de policromía, dorados y estofados, tanto en la bola y en la peana circular que la sustenta, como en las túnicas de los ángeles que portan amorosamente al creador.