CIRCUMCISIO (VI)
FRANCISCO DE MOURE

28/12/2019


 

 
 
Foto: Mani Moretón/Xenaro Martínez Castro

 

En su libro "Arte de la pintura, su antigüedad y grandezas" (1649) el pintor Francisco Pacheco sostiene que fue la propia María quien circuncidó al Niño y le puso nombre en aquel lugar, sin más testigos que José y los ángeles del cielo. Asimismo, recomienda representar la Circuncisión de la siguiente forma:

 

"La Santísima Virgen en un asiento baxo, con su túnica rosada ceñida y manto azul, como se pinta de ordinario, con semblante grave y lloroso, pero con hermosura, acallando entre sus brazos y pechos al sagrado Niño circuncidado que, con pucheros y lágrimas manifiesta su dolor, medio desenvuelto, pero no sin camisita, pues no hay necesidad de estar todo desnudo, y sobre un paño blanco manchado de su sangre preciosa; delante, San Josef de rodillas, con admiración y sentimiento; junto a la virgen un plato, con el cuchillo ensangrentado y muchos ángeles y serafines que asisten alrededor, de rodillas y en el aire, con reverencia y compasión, y el nombre dulcísimo de Jesús en un resplandor y gloria en lo alto."

 

Esta forma de plasmar la Circuncisión de Cristo -motivada por el hecho de no poder salir María de la cueva hasta ser purificada en el templo de Jerusalén- es tan novedosa, como dice también el propio Pacheco, que no tuvo seguidores, ya que ni el mismo tuvo ocasión de pintar el tema.

 

 
 
Foto: José Cid

 

El día 10 de noviembre de 1625, el escultor compostelano Francisco de Moure se comprometió con el padre rector del Colegio de la Compañía de Monforte de Lemos (Lugo) para hacer un retablo con destino al altar mayor de la iglesia. Pasarían casi once años y Francisco de Moure fallecía en 1636, en Monforte, sin haber podido terminar las obras pero concluidos ya los cuerpos primero y segundo del conjunto, así como la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, donación del mismo Moure al colegio.

El retablo ocupa toda la cabecera del templo. Está ejecutado en madera de nogal, sin otra pintura que el pulimentado dado por el escultor. Su severa estructura, de sencillas líneas arquitectónicas -las trazas originales, mucho más barrocas, fueron modificadas por un nuevo convenio suscrito por escultor y cliente el día 7 de julio de 1631-, no desentona en absoluto con la depuración ornamental del edificio, conocido como "El Escorial gallego" por sus líneas herrerianas. El tercer cuerpo es obra de los sucesores de Moure, quizás de su hijo Francisco, también escultor, aunque también se atribuye al jesuita Pedro Mato.

El relieve de la Circuncisión ocupa en este retablo uno de los laterales del primer cuerpo, flanqueando, junto con el relieve de la Adoración de los Magos, la custodia o sagrario que se guarda en la calle central. Es por tanto obra del propio Moure, quien en sus últimos años de vida se ocupó de la realización de este monumental conjunto escultórico para el colegio fundado por el cardenal Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla en la última etapa de su vida, de ahí la dedicación del retablo y de la institución a Nuestra Señora de la Antigua.

La Circuncisión tiene lugar en lo que parece ser el crucero de una iglesia de severas líneas clasicistas. El centro del relieve está ocupado por la mesa sobre la que María sostiene al Niño, mientras que el "mohel", provisto de unas gafas propias de la época del retablo, está sentado. A partir de ese núcleo central, una multitud de figuras asiste al acontecimiento, agolpándose para contemplarlo, desde el primer plano en donde se sitúan los acólitos, pasando por San José a espaldas de la Virgen, hasta el fondo del relieve ocupado por una serie de magníficas cabezas. Las figuras ocupan el espacio por superposición, en una perspectiva de abajo arriba y en una violenta fuga que hace que tan solo veamos completas las del primer término.

Recupera Francisco de Moure en esta ocasión los recursos estilísticos heredados del manierismo, en especial en cuanto al estudio de las perspectivas, mediante la incorporación de las figuras hacia el fondo según las normas de Esteban Jordán. La experta Vila Jato piensa en la utilización de alguna fuente impresa, grabado o estampa, que también debió de utilizar Moure para el otro relieve de este primer cuerpo, la Epifanía.

 

 
 
Foto: Antonio Costa

 

FUENTES

VILA JATO, María Dolores. Francisco de Moure, Xunta de Galicia, La Región, Orense, 1991, pp. 125-127.

FARIÑA BUSTO, Francisco y VILA JATO, María Dolores. Francisco de Moure. IV Centenario de su nacimiento, Instituto de Estudios Orensanos "Padre Feijoo" de la Diputación Provincial de Orense, 1977, pp. 24-25 y 46-47.

GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel. La Navidad en las Artes Plásticas de Huelva, Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva, 2002, pp. 98-99.

 

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