LAS GLORIAS DE MURILLO (XIII)
ECCE HOMO Y DOLOROSA

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

Las representaciones del Ecce Homo y la Dolorosa fueron muy populares en España a raíz de la Contrarreforma. El tratamiento dado por Murillo, como en el resto de sus asuntos religiosos, sigue estrictamente sus doctrinas y está diseñado para despertar la mayor empatía y compasión del espectador de la época en su contemplación de la trágica figura de Cristo, representado tras la flagelación con la cabeza inclinada en señal de resignación y aceptación de su suerte, mientras María le contempla impotente e incapaz de intervenir, mostrando la angustia y el horror que se esperan de una madre que observa el juicio y la inminente ejecución de su propio hijo.

Murillo pintó varios simulacros del Ecce Homo durante su trayectoria -sin contar las numerosas interpretaciones realizadas por su círculo dentro y fuera del taller-; aunque aparte del que nos ocupa, solo se conocen muy pocas parejas con la Mater Dolorosa que actualmente sobreviven intactas, siendo la más famosa la que se conserva en el Museo del Prado. Valdivieso data dicha pareja en torno a 1660-1670. La suave pincelada que comparte con la presente -propia de la plena madurez de Murillo- implicaría una probable datación similar.

A la hora de tratar estos temas, Murillo pudo haberse inspirado en un famoso díptico de Tiziano pintado para el emperador Carlos V, registrado dentro del Monasterio del Escorial en 1574. El gran maestro veneciano realizó primero el Ecce Homo, pintado al óleo sobre pizarra para Carlos V en 1547, y posteriormente, en 1554, pintó una Dolorosa con la misma técnica sobre mármol con la intención expresa de ser una pieza complementaria de la anterior. En 1600 el díptico había sido trasladado desde el Escorial al Alcázar y parece plausible que Murillo pudiera haberlo visto allí durante su visita a Madrid alrededor de 1658.

El formato ovalado es infrecuente en Murillo, como también lo es la pose de las figuras en este caso, sobre todo la de Cristo, lo que sugiere que los presentes trabajos obedecieron a un diseño enteramente independiente del pintor sevillano. La figura de Cristo es muy parecida a la que se guarda en El Paso Museum of Art (Texas), solo que en este caso se representa de tres cuartos hasta la cintura, a pecho descubierto y sujetando la caña. Esta obra es fechada por Valdivieso hacia 1675-1682 y por tanto probablemente posterior.

Respecto a la Dolorosa, que sí aparece de tres cuartos y sin manos, muestra el rostro delicado y cercano de siempre, si bien aparece con rasgos algo más maduros de lo que es habitual en estas piezas de Murillo, caso de la mencionada del Prado, de busto, o de la que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla (ver enlace inferior), que más parece una Piedad sin el hijo, sola y desconsolada después del entierro de Jesús.

Tras pertenecer mucho tiempo a la colección del Duque de Frías en Madrid, ambos cuadros, pintados al óleo sobre lienzo con unas medidas de 67 x 50,5 cm, pasaron en 2003 a formar parte del patrimonio artístico de Fórum Filatélico. Salieron a la venta en la sala Sotheby's de Londres, junto con otras piezas, el 4 de diciembre de 2013. Curiosamente, pese a la cotización de Murillo en las pujas, no encontraron comprador, por lo que se sacaron de nuevo a subasta el 29 de abril de 2015, siendo entonces adquiridas por 112.500 euros.

 

 

FUENTES

VALDIVIESO, Enrique. Murillo: Catalogo Razonado de Pinturas, Madrid 2010, pp. 438-349 y 534.

WETHEY, Harold Edwin. Titian, The Religious Paintings, volumen I, Londres, 1969, pp. 88-89 y 115-116.

 

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