MITOS GRECORROMANOS EN EL ARTE (XII)
EL ENIGMA DE LA ESFINGE

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

El Mito

La Esfinge era un terrible monstruo alado que la diosa Hera había enviado al pueblo tebano como castigo por una afrenta que habían hecho contra ella. Tenía la cabeza y el busto de mujer, el cuerpo de león y de perro al mismo tiempo, y las alas de águila real. La Esfinge se ponía al acecho en el Citerón, y tan pronto divisaba a un caminante, le proponía un acertijo. Si no lo sabía descifrar, lo devoraba sin contemplaciones.

Cuando pasó por allí el joven y apuesto príncipe Edipo, camino hacia Tebas, la Esfinge, desde lo alto de las rocas, le planteó esta famosa adivinanza: "¿Cual es el animal que por la mañana camina en cuatro pies, a mediodía en dos y por la tarde en tres?" El monstruo se relamía ya de gusto pensando en el exquisito bocado, cuando Edipo le contestó sin tardanza: "Ese animal es el hombre, que de pequeño se arrastra apoyándose en pies y manos, luego camina con sus dos pies, y finalmente, cuando se hace viejo, se apoya en un bastón".

Edipo había acertado. Y la Esfinge, desesperada por su fracaso, se dio muerte arrojándose desde la cumbre del rocoso Citerón. Edipo, que había librado a la ciudad del terrible sometimiento a la Esfinge, fue aclamado jubilosamente como rey por el pueblo de Tebas, que le entregó en premio a la reina Yocasta, su propia madre, por esposa, lo que conllevó un inmediato castigo de exterminio hacia los tebanos por parte de los dioses.

 

El Autor

Baluarte del eclecticismo, la obra del parisino Gustave Moreau (1826-1898) reúne muchas y muy variadas influencias: desde el arte de Miguel Ángel Buonarroti o Leonardo Da Vinci, hasta las antiguas miniaturas de la India, pasando por el academicismo, el romanticismo y el naturalismo. El objetivo de su pintura, un proceso mental, como él siempre la definía, fue siempre transportar al espectador a otros mundos.

Amante de los arabescos, de lo bizarro y de los escenarios misteriosos, con Edipo y la Esfinge (1864) Moreau lleva a cabo una caprichosa obra que deja a un lado del sordidez del asunto para derrochar sensualidad (la presentación del cuadro causó cierto escándalo), especialmente a través de la recreación de una juguetona Esfinge que más parece una Venus que emerge de un engendro animal para seducir al estoico Edipo.

 

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