ARTE INCA (II)
LA ORFEBRERÍA

Con información de Francisco Morales Padrón


 

 

La tradición cuenta que el imperio incaico fue fundado en el siglo XI de nuestra era. A partir de 1438 esta organización política se impone a las demás -las culturas preincaicas se dividen en culturas formativas (Salinar, Chavín, Paracas...) y culturas clásicas (Mochica-Chimú, Nazca, Tiahuanaco...) y estas últimas desembocarán en la civilización incaica hallada por los españoles- y extiende sus dominios hasta 2º al norte de Ecuador (Nudo de Pasto), 35º de latitud sur (Río Maule, en Chile) y hasta el sudoeste argentino. La selva le impidió proyectarse hacia el Este. En total era, aproximadamente, 1.738.710 kilómetros cuadrados.

La religión tuvo un sentido utilitario; cultivó más el ritualismo que el misticismo. En el arte se ofrece un pragmatismo semejante. Los incas, en realidad, no fueron grandes creadores de cultura. Se limitaron más bien a tomar lo que sus predecesores les dejaron y efectuar un sincretismo práctico. No cultivan la pintura ni la escultura, y muestran poco empeño en el modelado y el relieve. Entre sus principales logros artísticos destaca la arquitectura en piedra -como atestiguan los yacimientos de Cuzco y Machu Picchu-, los tapices, la orfebrería y la cerámica.

Los chimús fueron los últimos grupos sujetos por el inca, unos cincuenta años antes de aparecer los españoles. Su señor o cápac chimú dominaba por toda la costa hasta Lima. La cultura o subcultura chimú se caracteriza por su sentido realista y por la armonía, tanto en la cerámica como en la metalurgia. Los incas supieron aprovechar la experiencia acumulada en Perú en el trabajo de los metales a través de las valiosas lecciones de los chimús, llevados como orfebres a Cuzco por el monarca Pachacuti a raíz de su conquista del reino costero.

El sentido plástico del metal, la técnica cuidada y la imaginación en el uso de formas y piedras, notables en el arte del metal en la costa norte, se unieron así a la simplicidad formal, patrimonio de los incas. Las piezas destacan a partir de entonces por su limpieza de formas y la utilización de distintos metales en el mismo objeto para aprovechar las diferencias de tono. La profusa decoración con filigrana y otras aplicaciones, tan característica de la costa, cede el paso a las piezas sin adorno, cuyo valor decorativo reside en la perfección técnica con que son modeladas.

 

 

FUENTES: MORALES PADRÓN, "Historia General de América", tomo V de Manual
de Historia Universal, Madrid, 1962, pp. 99, 101 y 109. A.A.V.V. "El Arte y la Cultura Peruanos:
Los Incas", en Las Primeras Culturas Precolombinas, Barcelona, 1998, pp. 141 y 157-158.

 

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