EL GRECO. IV CENTENARIO (XXVI)
LA APARICIÓN DE LA VIRGEN A SAN LORENZO

Con información de Nina Ayala Mallory


 

 

Única versión conocida de este tema, la Aparición de la Virgen a San Lorenzo (hacia 1578-1580) corresponde a la primera época toledana del pintor, aún vinculado a la cultura veneciano-romana. Fue legada en 1600 al Colegio de los Jesuitas de Monforte de Lemos (Lugo) por el fundador Rodrigo de Castro Osorio, relacionado con Toledo, donde en 1559 se convirtió en inquisidor del tribunal supremo; fue obispo de Zamora y Cuenca, arzobispo de Sevilla, cardenal y consejero de Estado, en relación con Luis de Castilla, quien tal vez le regaló el lienzo.

En esta obra encontramos una anticipación del virtuosismo técnico que exhibiría después el pintor en la representación de las vestimentas litúrgicas del Entierro del Conde de Orgaz y, a la vez, un anuncio de uno de los artificios más utilizados por el artista cretense en la representación de santos aislados: su colocación ante un fondo de celaje desigual, en el que los nubarrones contribuyen a unificar la estructura cromática y compositiva del lienzo, a la vez que dejan escapar claros que a veces forman como un halo irregular alrededor de la cabeza del santo y otras siluetean su figura ayudando a aislarla o contribuyendo a su simplificación.

Estilísticamente cercano a la Anunciación del Thyssen-Bornemisza, el cuadro representa al joven San Lorenzo con su espléndida casulla de brocado de seda, de intensos colores rojo y ocre, vistosas borlas venecianizantes y mangas elegantemente adornadas. En la mano derecha, fuerte y robusta, empuña la parrilla, símbolo de su martirio, mientras que la otra, abierta con la palma hacia arriba, parece señalar el instrumento de su muerte. El rostro implorante se vuelve hacia arriba, a la Virgen con el Niño, relegada a un ángulo del lienzo.

En sus primeros años en Toledo, El Greco recibe numerosas peticiones de pinturas con santos, sobre todo de conventos, iglesias y órdenes religiosas. Entre los más solicitados figuran San Francisco en Éxtasis o San Francisco recibiendo los Estigmas, Santa María Magdalena, San Pedro y San Pablo; mientras que de otros, como este San Lorenzo (óleo sobre lienzo, 119 x 102 cm), el San Antonio de Padua del Museo del Prado o el San Bernardino del Museo del Greco en Toledo no se conocen réplicas.

El antiguo Colegio de los Jesuitas de Monforte, también llamado del Cardenal o de la Compañía y oficialmente de Nosa Señora de la Antiga, conserva las dos únicas creaciones del Greco conocidas en Galicia: este San Lorenzo y una versión de San Francisco (imagen inferior), prototipo de las que Zurbarán pintaría también con éxito 40 años más tarde. Interesante apuntar que en estos primeros cuadros pintados en Toledo se entremezclan rostros que son ostensiblemente retratos con las cabezas ideales de la mayor parte de los personajes.

 

 

FUENTES: ÁLVAREZ LOPERA, José. El Greco, Madrid, 2001, p. 25; AA.VV. El Greco, vol. 5 de "Los Grandes Genios del Arte", Corriere della Sera, Milán, 2003, p. 102; AYALA MALLORY, Nina. Del Greco a Murillo. La Pintura Española del Siglo de Oro, 1556-1700, Madrid, 1991, p. 28 y 32.

 

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