DECOR CARMELI - SANTA MARÍA MAGDALENA DE PAZZI

Maria Novella Batini, Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

   

 

Más de 400 años después de su muerte, acaecida el 25 de Mayo del año 1607, la vida de Santa María Magdalena de Pazzi, la última persona de Florencia en ser canonizada por la Iglesia, continúa en gran parte siendo un misterio. Nacida el 2 de Abril de 1566, en el seno de la noble familia de Maria Buondelmonti y Camillo di Geri de’ Pazzi, se llamaba Caterina antes de tomar los votos, aunque fue bautizada como Lucrecia.

Su vida monástica se caracterizó por los numerosos sucesos milagrosos ocurridos y fenómenos extrasensoriales vividos (éxtasis y visiones), excepcionales estos últimos por su variedad y por la intensa participación psicológica en ellos de la santa carmelita, considerada una de las grandes figuras del misticismo cristiano. Todas esas experiencias místicas fueron fielmente registradas por sus compañeras de cenobio (el Convento de Santa María de los Ángeles, actual Seminario de Florencia), lo que dio lugar a un importante filón de literatura religiosa.

En total, la religiosa florentina, cuya vida nunca ha tenido la incidencia social y religiosa de otras santas más o menos similares como Teresa de Jesús o Catalina de Siena, sufrió 400 de dichos fenómenos que casi la llevaron a la locura. Beatificada en 1626, y canonizada cuarenta y tres años más tarde, no escribió nada de su propia mano, a excepción de tres cartas; el resto, como hemos señalado, quedó registrado por sus hermanas bajo mandato de sus superiores con el fin de certificar el origen divino de sus singulares vivencias.

En el año 1609, por indicación de la reina francesa María de Medici, la vida de Santa María Magdalena de Pazzi queda impresa en los libros. Dos años antes, la mística había fallecido como consecuencia de una tuberculosis pulmonar. Un año después del entierro, dicen que su cuerpo permanecía todavía incorrupto. Todo ello llevó a la apertura de su proceso de beatificación por parte de León XI, aunque fue culminado por Urbano VIII, y su posterior santificación por el papa Clemente IX. En el año 1888, su cuerpo fue trasladado al monasterio que lleva su nombre en el distrito florentino de Careggi, donde actualmente está bajo el cuidado de las hermanas carmelitas.

En torno a 1669, el pintor barroco Lazzaro Baldi, nacido hacia el año 1624 en Pistoya, llevó al lienzo uno de los episodios místicos de la santa; concretamente, aquel en que recibe con total sumisión por parte de la Virgen María el Velo de Pureza. La obra se conserva en Roma, ciudad donde Baldi, seguidor del artista Pietro da Cortona, se afincó para perfeccionar su arte en la Academia de San Lucas. Allí se quedó definitivamente para desarrollar una amplia obra de carácter religioso, logrando alcanzar notable fama como creador de frescos. Falleció en 1703.

Más frecuentes que las relacionadas con la Virgen, fueron las visiones de la santa, Patrona de los Seminaristas, con la Santísima Trinidad y la Encarnación del Verbo. Según recogen los escritos de sus éxtasis, para María Magdalena de Pazzi, la pureza simbolizada en el velo transparente que le ofrece la Señora (centro de un rompimiento de gloria rodeado de ángeles y querubines; uno de ellos con azucenas, el gran atributo de virginidad) es la desnudez total de la propia voluntad, la inmolación absoluta del propio yo, del juicio y parecer propio, de todo deseo y satisfacción.

 

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