BLACK LIVES MATTER - PINTURA Y ESCULTURA SACRA
VÍRGENES NEGRAS

23/08/2020


 

 
 
Virgen de Guadalupe (Extremadura)

 

El culto a las vírgenes negras proviene de la veneración a una deidad común de todas las antiguas civilizaciones mediterráneas que estaba relacionada con la luna. Diosas como la Isis egipcia, la Cibeles frigia o la Diana romana eran frecuentemente representadas con piel oscura al ser divinidades femeninas cuyas manifestaciones eran reflejos de las principales fases lunares: luna nueva o fase de la Virgen, luna llena o fase de la maternidad y oscurecimiento de la luna, cuando la diosa llega a su apoteosis como personificación de la sabiduría.

En este sentido, las vírgenes negras son la readaptación de anteriores cultos paganos que nunca se perdieron con el tiempo. Cultos que el cristianismo -preocupado porque, aunque introdujo la creencia en Cristo, la gente no abandonaba el referido paganismo-, hizo suyos mediante estrategias como la sustitución de lugares de culto a dioses ancestrales por ermitas o iglesias con nombres de santos o de la Virgen en diferentes advocaciones, incorporando de paso a su iconografía muchos de los símbolos de la idolatría pagana.

De hecho, buena parte de los lugares donde fueron emplazados los templos dedicados a las vírgenes negras habían sido la sede de un culto especial a la tierra o a deidades femenino-maternas. Y es que todo el simbolismo asociado a las vírgenes negras nos acerca a la idea de la fecundidad bajo sus dos símbolos más primarios, la tierra y el agua. La gran mayoría de esos templos poseían criptas o espacios cavados en la tierra en los que estaban las vírgenes negras y tenían cerca pozos de agua a los que se adjudicaban poderes milagrosos.

Aunque las referencias a estos singulares y esotéricos iconos son muy antiguas, remontándose en algunos casos a los albores del cristianismo, su culto se institucionalizó gracias a los templarios. En efecto, la gran mayoría de las vírgenes negras se localizan en zonas de marcada presencia templaria, bien dentro de los territorios de una encomienda o de un castillo controlador de influyentes pasos de peregrinos. El temple relaciona su color con los nativos de Tierra Santa y con la tierra fértil (humus) fecundadora de vida, por eso la Virgen debía ser negra.

 

 
 
Virgen de Rocamadour (Francia)
Foto: Marc Pivaudran

 

Sumamente llamativo es el surgimiento en Europa, y muy especial en Francia, del culto a las vírgenes negras, muy veneradas por los alquimistas medievales -Francia tiene una larga tradición alquímica-, ya que la alquimia se consideraba entonces un "arte oscuro" pero no en los términos que luego se le adjudicaron, pues el término "oscuro" o "negro" era sinónimo de "sabio", por lo que la alquimia también significaría en realidad "arte sabio", de ahí que las vírgenes negras se asocien con las diosas de la sabiduría como Sofía o Isis.

En una crónica del año 1255, leemos que el monarca Luis IX, canonizado como San Luis, a su regreso a Francia de la Sexta Cruzada (1248-1254), dejó en el campo de Forez (Aveyron) varias imágenes de Nuestra Señora talladas en madera de color negro, extraídas de un árbol alcanzado por el impacto de un rayo. Las había traído de Levante, es decir, Tierra Santa. Y es que, en general, las vírgenes negras están esculpidas en maderas no autóctonas, foráneas de la zona en que se rinde culto a la virgen negra en concreto.

Otros caracteres de las vírgenes negras son sus facciones, más orientales que occidentales. Son negras, pero sus rasgos no son negroides. También la expresión hierática y majestuosa, el busto erguido y la mirada frontal. Muchas son sedentes, y en su mayoría llevan al niño entre ambas manos o sentado en su regazo. Hay quienes señalan que son negras porque se hicieron con maderas de ese color o porque lo tomaron por estar mucho tiempo expuestas al humo de las velas en los templos, pero este argumento no es válido en todos los casos.

Entre las numerosas vírgenes negras de Francia tenemos la Virgen Negra de la Abadía de San Víctor (Marsella) y la Virgen de Rocamadour. También son muchas las españolas, entre ellas Montserrat en Cataluña, Candelaria en Canarias, Atocha en Madrid, Guadalupe en Extremadura o Milagros en Andalucía. En Italia son muy populares la Madonna Bruna de Nápoles y la Madonna de Tindari en Sicilia. Por último, mencionar la Virgen de Dublín (Irlanda), la Virgen Negra de Częstochowa (Polonia) y la Virgen de Altötting (Alemania).

 

 
 
Virgen de Częstochowa (Polonia)

 

FUENTES

STIGLICH, Francisco. Las vírgenes negras. Meditaciones sobre lo sagrado femenino, Buenos Aires, Ediciones LEA, 2017, pp. 140, 142 y 148.

AA.VV. Codex Templi. Los misterios templarios a la luz de la historia y de la tradición, Madrid, Editorial Aguilar, 2012, p. 644.

PICKNETT, Lynn. Mary Magdalene: Christianity's Hidden Goddess, Nueva York, Carroll & Graf Publishers, 2003, p. 130.

ÁVILA GRANADOS, Jesús. La mitología templaria, Tarragona, Diversa Ediciones, 2014, p. 86.

GEBELEIN, Helmut. Secretos de la alquimia, Barcelona, Ediciones Robinbook, 2007, pp. 25 y 156.

 

 
 
Virgen de Altötting (Alemania)

 

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