BLACK LIVES MATTER - PINTURA Y ESCULTURA SACRA
EL JUICIO DE SALOMÓN

25/07/2020


 

 

La escena representa un pasaje del Primer Libro de los Reyes, según el cual dos prostitutas que vivían en el mismo lupanar habían tenido un bebé cada una. Uno de los niños murió durante la noche, accidentalmente asfixiado por su madre, que cambió el niño muerto por el niño vivo de la otra mujer. Ahora ambas afirmaban ante el sabio rey Salomón, al que habían acudido para solucionar su disputa, que el niño vivo era suyo.

Salomón, sentado en el centro de la composición muy por encima del pueblo, acaba de pronunciar su juicio. El rey de Jerusalén resolvió que su verdugo, situado en el extremo derecho de la escena, dividiera con su espada al niño en dos partes para que así cada mujer tuviera su mitad. La verdadera madre, situada a la derecha, renuncia entonces al niño para salvar su vida y pide que se lo entreguen a la falsa madre, que es la que está a la izquierda. El rey de inmediato ordenar que se lo entreguen a su verdadera madre.

Aunque la posición central y elevada de Salomón revela superioridad moral y, sobre todo, imparcialidad como figura temeraria a la que Dios había dado la sabiduría para juzgar, su cabeza se inclina hacia la verdadera madre no solo para escuchar su testimonio, sino también como señal de que sentenciará a su favor.

El cuadro, actualmente en el Kingston Lacy de Wimborne Minster, una antigua mansión reconvertida en museo gestionado por el National Trust británico, es una obra maestra del alto Renacimiento veneciano pese a que quedó sin concluir y fue objeto de numerosos arrepentimientos y correcciones. De hecho, una restauración reveló tres composiciones distintas de sus elementos, así como varias configuraciones superpuestas entre ellos.

El asunto judicial que trata hace pensar que pudo ser encargado para una de las salas del tribunal del Palacio Ducal de Venecia por Andrea Loredan, el experto en bellas artes que mandó construir el colosal y refinado palacio veneciano Vendramin Calergi. Curiosamente, fue allí donde lo vio en 1648 el artista e historiador Carlo Ridolfi, quien lo atribuyó a Giorgione, de ahí que otros autores consideren que el cuadro fue pintado para presidir la gran estancia destinada a las recepciones del Vendramin Calergi. Como obra de Giorgione fue comprado en 1820, procedente de la colección Marescalchi de Bolonia, por William Bankes, animado por su gran amigo Lord Byron. Bernard Berenson, experto en Sebastiano del Piombo, lo asignó en 1903 a dicho pintor, uno de los más influyentes del Renacimiento, y desde entonces es generalmente aceptado como su autor.

La tez oscura de Salomón es descrita por el propio soberano en el Cantar de los Cantares, donde también se narra de forma poética que sus cabellos eran muy rizados y negros, así como sus ojos. También son de tez oscura el verdugo -al que le falta el niño y la espada ya que, como hemos dicho, la pintura quedó inacabada- y un miembro de la guardia, vestido con una armadura típica de la época de ejecución del cuadro.

Aunque la prostitución estaba prohibida por la ley, al parecer ésta se toleró entre los israelitas. Ciertamente su condición social había sido sumamente baja. La buena voluntad de Salomón para oír el caso de las dos prostitutas en este pasaje va bien su tradicional imagen de "rey justo". También está de acuerdo con la protección legal que se daba a las prostitutas en las leyes del código mesopotámico.

 

FUENTES

WALTON, John, MATTHEWS, Victor y CHAVALAS, Mark. The IVP Bible Background Commentary: New Testament, Downers Grove (Illinois), InterVarsity Press, 2000, p. 397.

 

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