LA POLÉMICA CON LA HERMANDAD DEL RESUCITADO DE SEVILLA

Pablo Blanco Cea


 

 

Uno de los asuntos claves debatidos durante estos últimos meses en los mentideros cofrades de la capital hispalense es, sin duda, la petición de incorporación a la jornada del Sábado Santo por parte de la Hermandad de la Resurrección. Dicha solicitud ha dado lugar a un amplio debate, idoneidad del uso del hábito penitencial incluido. Sin lugar a duda es hora de superar el debate en torno a este punto.

Como bien nos decía José Sánchez Dubé, Cruz y Resurrección es un único acontecimiento salvador, sin solución de continuidad. Ni la gloria está excluida de la Cruz, ni la penitencia de la Resurrección. Es más, la Resurrección está incluida como XV Estación en el acto penitencial del Vía-Crucis. Es absolutamente respetable opinar, no entender o no compartir, pero nunca sentenciar, salvo autoridad eclesiástica, sobre lo inadecuado del hábito penitencial, como si la única visión posible fuera la de cada uno de nosotros. La Iglesia amplia y rica, y ampara el uso de hábitos penitenciales en una hermandad de la Resurrección que no ha perdido nunca su condición letífica. Y esto debe ser respetado, como lo es nuestra propia forma de conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, algo no compartido ni entendido por numerosos sectores de la Iglesia, pero que amparado por ésta.

El debate, no obstante, se ha centrado en la petición de incorporación al Sábado Santo por parte de la Resurrección. Durante dos décadas, esta Hermandad ha tenido numerosos y graves problemas en su discurrir procesional, sobre todo hasta la salida de la Catedral: por una parte, los derivados de las horas tan intempestivas, algo que puede ser más o menos próximo a problemas comunes de otras cofradías; pero por otro lado, la Resurrección ha sufrido una serie de situaciones durante su tránsito por la Carrera Oficial, que incuestionablemente, han sido “únicas”, dicho con la mayor tristeza. Situaciones dolorosas para los hermanos y en las que se debería haber mostrado mayor eficacia para evitarlas. He podido leer y escuchar en este tiempo, numerosas justificaciones a estas situaciones basándose en la idea “sabían a lo que se exponían”. Justificación, en mi opinión, inaceptable. ¿O es que acaso podemos justificar ciertas situaciones que han vivido las Hermandades de la Madrugada sevillana con un “sabían a lo que se exponían”? ¿Con la Hermandad de la Resurrección, sin embargo, sí?

 

 

La Hermandad decidió por aplastante mayoría presentar la solicitud de cambio al Sábado Santo, cansada ya de tantos problemas el Domingo de Resurrección. El Cardenal Amigo manifestó la inexistencia de inconvenientes litúrgicos para dicho cambio, y los hermanos aceptaron la propuesta de ser la primera, con escrupuloso respeto hacia las demás cofradías del Sábado Santo. Podrá ser compartida o no, pero desde luego es la única opción que hoy por hoy garantiza a la Hermandad una normalidad, y no es litúrgicamente incompatible. Es decir, con todas las de la ley. Hay muchos cofrades que han querido ver en esto un problema de público, y por tanto de lucimiento. Una visión simple y que se contradice, pues nadie duda, por experiencia, que en el Domingo de Resurrección, a otras horas, se congregaría numeroso público. De las opciones posibles, precisamente la elegida por la Hermandad puede ser la que menos público congregue. Por ello, creo que no debe analizarse esto de manera tan superficial.

Por supuesto, la diferencia de opinión con respecto a este tema es más que legítima, y además necesaria y enriquecedora. Muchos cofrades animan la creación de un “Gran Domingo de Resurrección”, proponiendo un cambio de horario para ello. Sin duda, mejoraría la situación actual, pero no creo que sea un “Gran Domingo de Resurrección” si se sigue utilizando esa jornada para los ya habituales traslados de regreso por motivo de lluvia. Traslados que ya parecen auténticas procesiones extraordinarias. No se puede decir que no se vea conveniente o no se tolere que la Resurrección acceda al Sábado Santo, y sin embargo se mire para otro lado en el tema de los traslados. No es fomentar, precisamente, un “Gran Domingo de Resurrección” precisamente, y favorece la sensación de los hermanos de sentirse de alguna manera “aislados” de la Semana Santa. Este mismo año, prácticamente estaba saliendo la Hermandad de la Resurrección por Puerta de los Palos de la Catedral, mientras la Hermandad de Santa Genoveva, refugiada en el templo metropolitano de la ciudad por la lluvia, comenzaba su recorrido de regreso por San Miguel. Y bajo ningún concepto se podrá encontrar en la Carrera Oficial, situaciones parecidas a las que ha vivido la Resurrección en las dos décadas que lleva haciendo su estación de penitencia.

Con total sinceridad, no creo que las propuestas que apoyan la permanencia del Domingo de Resurrección vayan más allá de un cambio de horario. Ante ello, entiendo, comprendo y comparto una propuesta legítima, respetuosa al máximo con las demás corporaciones del Sábado Santo, que no lesiona sus derechos y sobre la que el Cardenal ha manifestado que no existe problema litúrgico. Y creo que es más que suficiente. Aunque lo podamos entender o no.

 

Fotografías de Ricardo Calvo León

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com