APARICIÓN DE UNA NUEVA OBRA DE
LORENZO MERCADANTE DE BRETAÑA

Jesús López Alfonso


 

 

La Matthiesen Gallery de Londres, expone estos días para su venta una bella imagen de la Virgen con el Niño, procedente de una colección particular sevillana, fechada a fines del siglo XV y atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña. La escultura está realizada en terracota, conservando restos de policromía azul en el manto, e imaginamos que la saya podría estar pintada de rojo, mientras que la encarnadura, por lo que podemos ver en la fotografía, se encuentra totalmente perdida. La obra mide 145 x 54 cms, se encuentra de pie, sosteniendo el Niño con la mano izquierda, mientras que con la derecha toma la manita derecha del mismo, estando la izquierda del Divino Infante cerrada y apoyada sobre una de las rodillas, presentando dedos largos y finos.

El esquema con el que se resuelven los ropajes es el que emplea Lorenzo Mercadante y sus seguidores en la mayoría de sus figuras femeninas (túnica ceñida a la cintura por cíngulo largo, que cae hasta los pies formando abundantes pliegues, manto que cae desde los hombros, recogiéndose bajo el brazo derecho y sobre el izquierdo, y velo con el que cubre la cabeza que se esconde bajo el manto), así como el cabello en ondas serpenteantes. Esta solución es la que encontramos en imágenes relacionadas con la obra del maestro de Bretaña, como son la Virgen con el Niño del Monasterio de San Isidoro del Campo de Santiponce (Sevilla), o la Virgen del Buen Fin de Villamartín (Cádiz). Sin embargo, las caras son alargadas, algo contrario a los grafismos de Mercadante, que las hacía más anchas y aplanadas, por lo cual, habría que atribuirla, quizá más que a Mercadante, a un seguidor suyo, no aventurándonos a lanzar otro tipo de hipótesis de trabajo al haber estudiado sólo la imagen con una fotografía.

Es bastante triste el hecho de que esta escultura no sólo haya salido de Sevilla, tierra en la que trabajó Mercadante, sino de España, repitiéndose una vez más el triste hecho que ocurría en el siglo XIX, y hasta en el XX de la salida de obras de arte de nuestro país ante la pasividad de las autoridades competentes. Hubiera sido mucho más feliz para nosotros verla entre las nuevas adquisiciones del Bellas Artes de Sevilla que en la galería de Londres, pero como siempre, prima el más absoluto desinterés por el arte gótico y todo lo que tenga que ver con la Edad Media, siendo un motivo de desolación la ínfima representación de esta época en el Museo de la Capital andaluza.

El tristísimo hecho de la salida de un grupo de escultura gótico de Sevilla, como ya ocurrió en el año 1888, cuando el Deán López Cepero vendió la magnífica Lamentación sobre Cristo Muerto, de Pedro Millán, al Gran Duque Constantino Romanov de Rusia (hoy en el Museo del Hermitage de San Petersburgo), se ha vuelto a repetir. ¿Tendremos que asistir también a la salida de la Virgen del Buen Fin de Villamartín por la incapacidad de los que gestionan el mundo del arte andaluz? ¿Es que no hay nadie dispuesto a frenar tanta pusilanimidad?

 

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Nota de La Hornacina: Jesús López Alfonso es Profesor de Historia
del Arte y Miembro del Centro de Estudios Campogibraltareños.

 

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