ATADURAS DEL ARTE IMAGINERO

Sergio Jesús Parra Medina


 

 

Que una cosa quede bien clara: la imaginería debe ser entendida y concebida como práctica artística, las imágenes como esculturas, pero... ¿Quién se encarga de producirlas, la iglesia, la hermandad o el artista? ¿Se convierte nuestro arte en pura artesanía cuando no dejamos de repetir esquemas y nos sometemos al gusto del colectivo cofrade? ¿Quién debe de someterse a quién y qué tipo de producto fabrica la imaginería actual?

La imaginería idealiza figuras religiosas conectadas con la sensibilidad de cada artista. Sus obras deben reflejar espiritualidad y misticismo, con una tremenda carga emocional de los valores ideales que promueve la iglesia cristiana, como pueden ser la paz, el amor, la esperanza y, sobre todo, la pasión, muerte y resurrección del llamado hijo de Dios. El imaginero no es ningún tipo de curandero estrafalario, ni tampoco debe ser medio sacerdote, es un artista, un creador y no un habilidoso artesano de la iglesia. Sí es cierto que, como artista, es un tanto especial, y que quizás se llame don a su capacidad de transmitir la fe e invitar a la oración. El artista imaginero ofrece un producto que tiene que cumplir una función, que no es solamente estética. La obra de arte es libre, única e irrepetible, y no tiene más dueño que su propio proceso creador.

Por el contrario, en el arte imaginero nos encontramos con una demanda que impone seguir una línea estética y un canon establecido, a parte del respetable significado de los símbolos eclesiásticos. Esto hace que el imaginero, como artista, tenga que contener y repudiar su propia libertad creadora para someterse al marco industrial de la demanda religiosa.

De esta manera, no concebimos al escultor como creador, ya que creador es el que representa, sacrificando de algún modo su actividad, sus impulsos… pues si se sale del marco establecido perdería valor como maestro imaginero, aunque por otro lado, lo ganaría como artista. Por estas y otras cuestiones, al imaginero se le confunde con un artesano, ya que no deja de repetir y seriar los mismos objetivos y contenidos, y sólo se les puede valorar dentro de su obra su personalidad, habilidad técnica y grado de conocimientos.

 

 

La tarea de innovar en la imaginería es de agradecer y obtener gran mérito, es lo que eleva al imaginero convertido en artesano al grado de artista y genio. Cuando hablo de innovar en la escultura sacra, no me refiero a poner cicatrices, verrugas o más arrugas en las figuras secundarias, sino a lo que hicieron, por ejemplo, Antonio Castillo Lastrucci con la revolución estética de los pasos de misterio, la nueva y otra imaginería de Antonio Illanes o cómo llevó Luis Ortega Bru a la máxima expresión las figuras de la Pasión, empleando nuevos esquemas, deformando y retorciendo las formas más bellas.

Actualmente, corren nuevos aires valientes e innovadores acompañados de firmeza y rigor técnico, sirva de ejemplo la imaginería del prestigioso profesor Juan Manuel Miñarro, con el realismo de sus magníficas tallas impregnadas de horas y horas de investigación, o la contra-estética de Rafael Martín Hernández, que sale del neobarroco igual que el grito sale del lienzo de Munch. Son propuestas que elevan a la actual imaginería artesanal e industrializada, al rango elevado en el que se merece estar esta especialidad artística y conjunto de obras escultóricas dignas de contemplar por todo un pueblo, sea de la ideología que sea.

Finalmente, destacar lo desagradable que resulta un taller artístico de un imaginero que incluso produciendo tallas de envergadura, no segregue la huella de su trabajo en forma de lascas y virutas esparcidas por el suelo (y las gubias de adorno). Para qué, si después del modelado en barro las fábricas ponen el resto y, como la mayor parte del público ignora, desconoce y no ha consumado una educación artística...

 

Fotografías de la exposición Teatro de Grandezas realizadas por Miguel Palomo

 

Nota: La Hornacina no se responsabiliza ni necesariamente
comparte las opiniones vertidas por sus colaboradores en la Web.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com