EL LEGADO DE SIMONE DE BEAUVOIR

María de los Ángeles Fernández


 

"Todo cuanto ha sido escrito por los hombres acerca de las mujeres debe considerarse sospechoso, pues ellos son juez y parte a la vez"

(Poulain de la Barre)

 

 

El presente año celebra el centenario del nacimiento de una mujer intelectual comprometida, de espíritu libre y luchadora inagotable por los derechos de la mujer.

La filósofa feminista-existencialista Simone de Beauvoir supo construirse una identidad propia en la que asumió su autonomía y libertad hasta el final. Nacida en el Boulevard Montparnasse de París, barrio de artistas en el que los intelectuales poblaban cafés como La Closerie des Lilas, la escritora construyó en ese ambiente una de las principales corrientes feministas del siglo XX sin pretenderlo.

Mujer rebelde de fuerte personalidad, nunca se desprendió de su libertad ni de su responsabilidad individual, ambas tesis existencialistas escogidas por ella como principios de vida. Su primera novela recibió el título de La Invitada, escrita durante la invasión de París en la Segunda Guerra Mundial.

A partir de entonces, Simone de Beauvoir comienza a escribir y a interesarse por el tema de la mujer, creando muchas más obras a lo largo de su vida. Es con la publicación de un ensayo feminista en el año 1949, Le Deuxième Sexe (El Segundo Sexo), donde expone un modelo de mujer liberada, emancipada, responsable y con la fuerza de cambiar su suerte abriendo un camino hacia la igualdad de los dos sexos.

Su mérito consistió en hacer realidad su deseo enfrentándose a la sociedad de su tiempo viviendo como una mujer libre e independiente, ya que nunca tuvo sentimientos de inferioridad por su género.

Radical en su más alto grado, Simone de Beauvoir denunció todo un sistema estereotipado en el que existen dos sexos: el sexo dominado y el sexo dominador. La mujer pertenece al "segundo sexo", el femenino, sometido y dominado por el hombre de forma "natural" como si de un mandato de la Naturaleza se tratara. De ahí que en su célebre frase: "No se nace mujer, llega una a serlo" la escritora de a entender que la mujer ha de hacerse a sí misma combatiendo contra todos los arquetipos establecidos y construídos por una sociedad patriarcal. Esta frase sirvió de soporte sobre la que el Feminismo posterior construiría la teoría del "Género".

La categoría de "la otra", la emplea Beauvoir para explicar cuál es la posición de la mujer en el mundo masculino. La mujer siempre ha sido considerada "la otra" con respecto al hombre cuando éste jamás ha sido "el otro". La mujer tampoco debe ocupar el lugar del hombre sino que ha de "cambiar el mundo" antes que sus propios deseos.

La autora de La Mujer Rota se confesó defensora de la mujer. Estuvo encargada de la Comisión Sobre Mujer y Cultura, junto a la Ministra de Derechos de la Mujer. Escribía en la revista Les Temps Modernes y, ante cualquier discriminación sexista hacia la mujer, Beauvoir lo denunciaba en los artículos que escribía.

Contestataria y transformada en una "femme revoltée", firmaría el famoso Manifiesto de las 343, participaría en actos y encuentros con mujeres de todo el mundo, en manifestaciones feministas, en el boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú, en el Comité Internacional de Roma sobre la violación de los derechos humanos en Rusia, se manifiestaría contra la Guerra de Vietnam y en la causa de Argelia luchando por la libertad de la mujer, aunque su meta primordial siempre fue conseguir, tanto para hombres como para mujeres, la igualdad de oportunidades.

Gracias a Simone de Beauvoir (1908-1986), sus ejemplares principios han sido incorporados a la Política de Igualdad. Su legado sigue vivo en el centenario de su nacimiento.

 

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