RESTAURACIÓN DE OBRAS DE PLATERÍA DE AVIÑÓN EN LA SEO DE ZARAGOZA

11/01/2023


 

 
 
Estado final

 

El Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón -a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural- ha sufragado la restauración del busto-relicario de San Lorenzo. Se trata de una obra perteneciente al Cabildo de la Catedral de El Salvador de Zaragoza, popularmente conocida como la Seo y declarada Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1931, que además está incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como parte de la Arquitectura Mudéjar de Aragón desde 2001.

Con este trabajo se culmina la recuperación del conjunto escultórico de orfebrería compuesto por tres relicarios que representan los bustos a tamaño natural del obispo zaragozano San Valero (restaurado por la Fundación de Las Edades del Hombre con motivo de la exposición celebrada en 2021 en la catedral de Burgos), su diácono San Vicente (restaurado en 2021 por el Gobierno de Aragón) y San Lorenzo.

Este excepcional conjunto gótico, encargado a fines del XIV por el papa Luna a plateros de Aviñón, sigue presidiendo a día de hoy el magnífico retablo mayor de alabastro policromado y dorado de la Seo. La importancia de estos relicarios radica también en ser modelos de numerosos bustos (llamados "testas" en la documentación histórica) de los siglos XV y XVI conservados en diversas iglesias de Aragón.

La restauración, cuyo importe asciende a cerca de 5.000 euros, se ha llevado a cabo en las propias dependencias de la Seo, gracias a la colaboración del Cabildo de Zaragoza, y se ha realizado en un plazo de dos meses.

El estado de conservación deficiente que presentaba la obra se debía al habitual fenómeno de sulfuración de la superficie de la plata, así como a las numerosas faltas de policromía de su rostro y cuello, que dejaban a la vista la capa preparatoria y de manera puntual también la plata sulfurada subyacente. A través de estas faltas en las carnaciones, oscurecidas por acumulaciones de humos de velas y oxidación de barnices aplicados, también se podían apreciar distintas repolicromías aplicadas en distintas épocas para cerrar lagunas anteriores.

El tratamiento de restauración se ha centrado en la limpieza y consolidación del bien para recuperar su excepcional belleza. La limpieza ha permitido realzar el brillo dorado o plateado perdido y, una vez limpia y fijada la policromía, se ha completado la reintegración volumétrica y cromática de las lagunas.

Para llevar a cabo estas actuaciones ha sido necesario desmontar todos los elementos que componen la pieza, con el consiguiente siglado y localización de los mismos en los gráficos correspondientes. Esta operación ha permitido limpiar su interior y asegurar la estabilidad de la obra.

Esta singular pieza gótica está ejecutada en plancha de plata dorada y en su color, repujada, cincelada y grabada, con aplicaciones de piedras preciosas y esmaltes en los tetralóbulos del cuello de la dalmática, además de elementos decorativos o estructurales de fundición como cabujones o engarces. Por otro lado, se utilizó pasta vítrea para los ojos del santo y policromía en las carnaciones del rostro y el cuello con capa de preparación previa para dotarlo de un mayor realismo.

La estructura interna del busto relicario se compone de un alma de madera y descansa sobre una base o peana en chapa de plata, repujada e incisa con elementos de fundición (arquería gótica, tornillos pasantes con cabezas de margarita, aplicaciones vegetales, ángeles con escudo de los Luna, etcétera) y restos de esmaltes azul cobalto en el fondo de las inscripciones góticas y de la citada arquería.

El expositor de las reliquias tiene forma de ventana con piedras engarzadas en el marco y contiene un texto con la descripción de la reliquia ósea y un vidrio transparente que permite su visualización.

El antipapa Benedicto XIII, apodado papa Luna por su apellido (Pedro Martínez de Luna), mostró especial generosidad con la seo zaragozana, a la que donó los tres bustos relicarios de San Valero (fechado en 1397), San Lorenzo y San Vicente, realizados en el mismo tiempo y lugar -antes de 1397, en Aviñón-, y traídos de Savona por el pontífice. Los tres presiden el retablo mayor de la seo, con cuyas espléndidas labores de alabastro conforman un conjunto plenamente integrado.

Los tres bustos relicarios a su vez forman un conjunto unitario definido en la sucesión iconográfica de tres episodios relativos al año litúrgico, la Anunciación en el busto de San Valero, la Epifanía en el de San Lorenzo y la Coronación de la Virgen en el de San Vicente. El más hermoso es el de San Valero, obispo de Zaragoza, cuyas dimensiones son algo superiores a los otros dos. Sus rasgos faciales evocan un retrato que la tradición popular ha querido ver los del propio papa Luna.

Los bustos de San Valero, San Lorenzo y San Vicente tienen precedentes iconográficos en la orfebrería italiana. Resulta ilustrativo en este sentido el busto de San Zenobius, realizado algo después de 1331 por el orfebre Andrea Arditi, que se conserva en la catedral de Florencia. La expresión brutal del rostro es la elegida para este tipo de objetos devocionales, a los que se ha deseado dar una expresión de intemporalidad. No obstante, en los bustos de la Seo de Zaragoza se ha amortiguado la severa expresión, tornándose más humana.

 

 
 
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FUENTES

FRANCO MATA, Ángela. "El papa Luna y el arte de su tiempo", en Almogaren, nº 34, Las Palmas de Gran Canarias, Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, 2004, pp. 92-94.

 

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