Con motivo del sesquicentenario de la Fiesta de la Virgen de los Frutos y del cincuentenario de su coronación canónica, se editó un libro sobre dicha efeméride, donde se recoge con detalle todo el proceso de adquisición de la nueva imagen de la Virgen de los Frutos (Vázquez Hernández, 2006: 25-39).

Desaparecido este altar, como el resto de las imágenes del templo durante los disturbios de la Guerra Civil, no será hasta el 31 de agosto de 1950 cuando encontremos un donativo de 1.200 pesetas por parte del Ayuntamiento para la adquisición de la nueva imagen. Dicho año la festividad de la Virgen se aplazó hasta el domingo 24 de septiembre en que fue bendecida, pues la llegada a Sax se retrasó.

La imagen representa a la Virgen con el Niño en su mano izquierda, llevando entre ambos un racimo de uvas y espigas de trigo. A los pies de la Virgen encontramos una luna con rostro acompañada de dos querubines.

Su festividad tiene lugar el domingo de septiembre, cuando la Iglesia católica celebra el Dulce Nombre de María. Entre las actividades del día destaca la exposición de los productos más llamativos de las cosechas por parte de los agricultores locales.

La Virgen de los Frutos fue tallada por el obrador de los imagineros valencianos Luis Carlos Román López y Vicente Salvador Ferrandis ("Román y Salvador") en 1950, y el coste total ascendió a 10.100,75 pesetas, habiéndose recogido 8.804,80 pesetas entre donativos por el pueblo.

Cuando llegó al taller de Víctor García en Torrevieja (Alicante), la imagen de la Virgen de los Frutos sufría diversas patologías, destacando varias dilataciones en las grietas de los ensambles.

Asimismo, la parte escultórica de los paños había sido repintada con oros líquidos sintéticos, nada que ver con los dorados originales que habían sido aplicados con pan de oro. La policromía de las encarnaduras mostraba diversos repintes y pátinas aplicadas con productos inadecuados para ello.

La intervención ha consistido en la retirada de todos los repintes y el sellado de todas las grietas, roces y desperfectos de la talla. También se ha preparado las bases para un posterior nuevo dorado, aplicado con pan de oro como el original, labor que ha corrido a cargo de Carmelo Navarro Gil.

Por último, se ha aplicado en la talla una nueva policromía en las partes que presentaban lagunas, se ha labrado un estofado en la zona de las uvas y en la correa que ciñe la cintura de la venerada efigie, y se ha aplicado finalmente un encerado protector en toda la imagen de la Virgen de los Frutos.