HALLADA UNA OBRA INÉDITA DE DIEGO VELÁZQUEZ

02/07/2010


 

 

El lienzo La Educación de la Virgen, conservado durante muchas décadas como una pieza de segunda categoría en los sótanos de la Galería de Arte de la Universidad de Yale (New Haven), ha sido identificado por John Marciari, comisario de pintura española e italiana en el museo de la ciudad californiana de San Diego, como una obra perteneciente al periodo inicial del sevillano Diego Velázquez.

La pintura, catalogada hasta el momento como una obra de autor anónimo español del siglo XVII, cercano a Bartolomé Esteban Murillo, ha sido dada a conocer en la revista Ars Magazine por Marciari, quien la ha fechado en 1617, cuando el pintor tenía tan sólo 18 años de edad y seguía viviendo en su ciudad natal.

El estado de conservación de La Educación de la Virgen, que representa a Santa Ana dando lecciones de lectura a la Virgen Niña en presencia de San José, es bastante precario; se encuentra rayada, con manchas de humedad y tramos cortados tanto en su parte superior como en la inferior. Según Marciari, algunos de dichos daños pueden deberse a la inundación de 1626, especialmente las áreas afectadas por la humedad.

Aunque su primera fotografía data de 1946, se cree que fue regalada en 1925, junto a otra obra española, por dos hermanos armadores estadounidenses, Henry y Raynham Townshends, cuyos buques navegaban con frecuencia a España. El cuadro formaba parte de los bienes muebles que recibieron por herencia de su abuelo.

Expertos de Yale están planeando llevar a cabo la restauración de la pintura, que presenta lagunas en varias zonas, pero no empezarán hasta que la misma haya sido estudiada por más expertos. Muchos de ellos, caso de Salvador Salort o Enrique Valdivieso, creen que puede tratarse de una obra de Velázquez. Por el momento, ha sido radiografiada, revelando que está montada de forma similar a otros primeros cuadros del pintor.

El análisis de pigmentos y materiales demuestra casi con total seguridad que el lienzo fue realizado en Sevilla antes de 1620. Marciari, quien descubrió el cuadro accidentalmente con motivo de una mudanza, lo compara con El Almuerzo (1619), un Velázquez primerizo que se conserva en el Hermitage de San Petersburgo.

Marciari señala grandes similitudes en el estilo de ambas obras, caso de la manera en que rostros y figuras emergen de las sombras, así como los elementos de naturaleza muerta que presenta un cuadro encargado, probablemente, por un convento de la capital hispalense, quizás por el convento carmelita de Santa Ana.

 

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