ADQUISICIONES DE ESCULTURAS BARROCAS PARA EL MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

11/07/2023


 

 

El Estado español, a través del Ministerio de Cultura y Deporte (MECD), ha adquirido tres valiosas esculturas barrocas de los siglos XVII y XVIII, talladas y policromadas en los talleres de los artistas Cristóbal Ramos, Francisco Salzillo y Nicola Fumo, para las colecciones del Museo Nacional de Escultura (Valladolid).

La figura de Cristóbal Ramos (Sevilla, 1725-1799) es una excelente representación de San Francisco de Paula, labrada en madera y telas encoladas y policromadas, con ojos de pasta vítrea insertos en su mascarilla. Sus reducidas dimensiones (42 x 21 x 19 cm) son habituales en la trayectoria de Ramos, experto barrista que, con independencia del formato, siempre supo transmitir a sus creaciones gran dinamismo y fuerza expresiva.

Hijo de un oscuro escultor especializado en barro y formado en el ambiente artístico de la Sevilla del setecientos, Cristobál Ramos creó una obra que ejemplifica como pocas la característica convivencia en dicho periodo de la tradición barroca, el gusto rococó y la nueva corriente academicista.

El San Francisco de Paula viene a sumarse a la otra pieza de Ramos que atesora el Museo Nacional de Escultura (MNE): la Dolorosa de medio cuerpo, iconografía muy popular dentro de su producción, relacionada con la Virgen de las Aguas de la Hermandad del Museo y la Piedad de los capuchinos, ambas en Sevilla.

El santo aparece en éxtasis con el rictus arrebatado. Las recias facciones, de ojos grandes y cejas espesas, han sido tomadas de su rostro muerto. Esos rasgos fueron popularizadas a través de los grabados a partir del original realizado por el pintor e iluminador Jean Bourdichon. Viste el severo hábito de la Orden de los Mínimos que él mismo fundó y se muestra ya en edad avanzada, con larga barba gris de movidos bucles.

 

 

En el caso de Francisco Salzillo (Murcia, 1707-1783), hablamos de un crucificado tallado y policromado, también pequeño (60 x 52 cm, con la cruz 104 x 60 cm), cuyo título es Cristo crucificado en el Árbol de la Vida. Los bocetos conservados en el Museo Salzillo (Murcia) revelan cómo funcionaba y se organizaba este impresionante taller de imaginería, totalmente jerarquizado: Salzillo, como representante legal y maestro, estaba al frente del mismo tras heredarlo de su padre, Nicolás, fallecido en 1727. Francisco asumió así la dirección de un obrador donde también trabajaron sus hermanos José Antonio, Patricio e Inés, y discípulos como Roque López.

A la hora de realizar un encargo, en primer lugar Salzillo realizaba un boceto o dibujo de cómo tendría que ser la escultura. En este boceto informativo para los discípulos, el maestro detallaba con tintas y sombreados como debería ser la tridimensionalidad y proporciones de la figura a tallar. Después se modelaba en arcilla, yeso o cera la imagen según el dibujo. Salzillo, iba dirigiendo así el estilo a seguir, plasmando en cada obra su personalidad artística. Este método de trabajo dio como resultado una gran uniformidad en todas las obras que salían del taller. Sus conceptos de cómo debería ser una imagen escultórica y el color serían una constante en cada una de las obras, sin dejarse ver en algunos casos la diferencia entre la obra del taller y las de su propia mano.

Este modelo de trabajo salzillesco, caracterizado por la producción de imágenes en un lenguaje donde la búsqueda de la belleza era una prioridad, se elevó a un gran número de encargos en la década de 1740. No obstante, hay que añadir que no todas las ideas plasmadas en papel por parte del maestro se pasarían después a la realidad. Muchos de estos dibujos eran ideas o muestrario para el aprendizaje de sus discípulos. Se quedaban conservados a modo de libro de representaciones y de imágenes para ser utilizadas en el futuro.

Numerosos son los Cristos crucificados salidos de su taller relacionables con esta escultura y que llevan el sello o la marca de Francisco Salzillo: el Cristo de la Esperanza y el de la Agonía, ambos en Murcia, otro Cristo de la Agonía en Orihuela, el del Hospital de la Caridad en Cartagena o el Cristo de la Expiración en Jumilla, entre otros. Este en cuestión adquirido por el MECD, se suma a las tres tallas salzillescas que se conservan en el MNE: la Inmaculada Concepción, el Santo Domingo de Guzmán y el San Francisco de Asís.

 

 

Las obras anteriores fueron adquiridas por el Estado español ejerciendo su derecho de tanteo en subasta pública; la de Ramos fue adquirida en la Casa Isbilya (Sevilla) y la de Salzillo en Fernando Durán (Madrid). En el caso de la obra de Nicola Fumo (Saragnano, Salerno, 1647 - Nápoles, 1725) fue adquirida a la casa madrileña Ansorena, que la subastó como pieza también de Francisco Salzillo, si bien la vinculación con el escultor italiano es innegable; de hecho, cuando Sotheby's la subastó hace seis años lo hizo como talla de Fumo.

Se trata de un Calvario cuyas medidas son 93 x 41 x 30 cm. A finales del siglo XVII y primer cuarto del XVIII, una buena parte de los talleres napolitanos se orientaron a la realización de este tipo de escultura devocional en madera policromada, de pequeñas dimensiones, destinada a atender la creciente demanda del mercado español, que las destinaba a oratorios y capillas privadas de nobles y eclesiásticos.

Estamos ante una obra muy notable del artista en madera tallada y policromada, con ojos de pasta vítrea. Cristo agoniza en la cruz mientras a sus pies las figuras de María, Juan y la Magdalena se retuercen de dolor, siendo el apóstol la única imagen que mira directamente a Cristo.

Este Calvario reúne las características clasicistas y rococós de Fumo, reflejadas en detalles como los delicados rostros de suave modelado o el tratamiento dinámico de los paños, con pliegues profundos de arrugas complicadas y artificiosas. El hecho de que haya sido catalogada como pieza de Salzillo puede deberse no solo al mayor prestigio del artista en España, sino al hecho de que la obra del murciano muestre una fuerte influencia de Fumo, no siendo el primer caso en el que hay una confusión de autorías entre ambos artistas.

El MNE conserva otra pieza de Fumo. Nuevamente hablamos de un pequeño grupo que representa a la Sagrada Familia en Egipto; si bien, en este caso, los rasgos estilísticos responden a la última producción de este artista tardobarroco, fechable en el primer cuarto del siglo XVIII, siendo además su calidad inferior.

 

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