EXPOSICIONES DEL AÑO QUIJOTE EN EL MUSEO DE SANTA CRUZ DE TOLEDO

28/03/2015


 

Estas dos exposiciones relacionadas con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote se inauguran hoy a las 17:30 en el Museo de Santa Cruz de Toledo (Calle Miguel de Cervantes nº 3, Toledo). El domingo día 29 de marzo el museo abrirá para el público en general. El horario de visitas es el siguiente: lunes a sábado, de 10:00 a 19:00 horas; domingos y días festivos, de 10:00 a 14:30 horas.

 

 
 

Cristóvão de Morais

El Rey Sebastián de Portugal
1565
Óleo sobre lienzo
Real Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid

 

La Moda Española en el Siglo de Oro
Del 29 de marzo al 14 de junio de 2015
Crucero Superior del Museo de Santa Cruz de Toledo.

Su comisario es Rafael García Serrano, ex-director del Museo de Santa Cruz y del Museo del Traje, y abarcará numerosos aspectos que tienen relación con la indumentaria de la época. En esta muestra se pueden contemplar piezas de vestuario, laico y seglar, así como su representación en los retratos de Corte, procedentes de toda Europa, desde el norte al sur pasando por centroeuropa. Igualmente cuenta con una espectacular selección de joyas pertenecientes a distintos museos y colecciones europeas.

Son en total 270 piezas llegadas de países como Francia, Polonia, Hungría, Italia, Portugal, Gran Bretaña o Suecia, además de muchos lugares de España, las cuales comparten espacio en cuatro grandes bloques para transportar al visitante a la época de Miguel de Cervantes. Lo que se expone realmente es la indumentaria de reyes, alta nobleza, burgueses y eclesiásticos. Las prendas se acompañan de cuadros que han sido elegidos no tanto por su autor como por su iconografía y por los elementos que desvelan cómo vivía la alta sociedad de hace cuatro siglos: vajillas, cuberterías, ropa de casa, etcétera.

Hay piezas excepcionales en esta muestra, como dos trajes de Isabel de Valois, tercera esposa del rey Felipe II, y su hija Isabel Clara Eugenia, que conservan las monjas del monasterio toledano de San Clemente, un conjunto de cadenas de oro masculinas procedentes de Hungría y unos pendientes del Museo del Louvre de París, que se admiran junto a un joyero de cristal de roca y filigrana de plata.

Los complementos abarcan desde calzado, italiano y español, hasta guantes, bolsos, capas y sombreros. Otros objetos son dijes para bebés, de los que colgaban el sonajero, chupadores, amuletos para el mal de ojo, perfumes, rosarios, decenarios, tallas, armaduras y material de sastre. En este sentido, se exponen las ordenanzas de bonetería de Toledo, un libro de patrones, unos dedales hallados en unas excavaciones en la Alhambra de Granada, tijeras, planchas de vidrio y una vara de medir.

También hay hueco para la cosmética con recipientes y cajas para guardar ungüentos y accesorios, productos se como el soliman o el antimonio, colonias y otros afeites. Su uso estaba muy extendido en las clases altas pese a que muchos moralistas intentaran que las mujeres no utilizaran cosméticos ni calzaran elevados chapines -un par de ellos en la muestra, italianos, llegan a medir sesenta centímetros- para ser más esbeltas.

 

 
 

Pedro Martínez de Castaneda

Retablo de la Dormición de la Virgen
Último tercio del XVI
Madera tallada, dorada y policromada
Museo de Santa Cruz de Toledo

 

La España de los Austrias
Del 29 de marzo al 30 de septiembre de 2015
Crucero Inferior del Museo de Santa Cruz de Toledo.

Dentro de las casi 300 piezas que se exhibirán, se incluyen cuadros del Greco, Carducho, Tristán o Ribera, y espléndidos textiles como los históricos pendones del cardenal Mendoza y de la Santa Hermandad. Coordinada por Víctor Antona, Jefe de Servicio de Archivos y Museos de la Consejería, se estructura en cuatro bloques: un prólogo con piezas del XV que plantea el origen de la Casa de Austria con la unión de los Reyes Católicos, dos salas dedicadas a Carlos V y a Felipe II, y una síntesis final que marca el declive de la Corona.

Tras su clausura como exposición temporal se convertirá en permanente del Museo de Santa Cruz, una vez reajustada y completada con otras piezas y con la etapa de los Borbones. De esta forma, se podrá hacer realidad la vieja aspiración del Museo de Santa Cruz de formalizar su exposición permanente.

A la muerte de Felipe II, la monarquía hispánica se encontraba en una difícil tesitura tanto en el interior de los reinos gobernados por la Corona de España como en la defensa de un posición hegemónica internacional. La política exterior española se encontró inmersa en los conflictos iniciados en centroeuropa, en la nueva situación de los Países Bajos españoles, en la defensa de las posiciones norteafricanas y en nuevo periodo de confrontación con Francia por la hegemonía europea. Y todo ello con una situación financiera preocupante. La muerte sin descendencia de Carlos II dejaba abierta con todas sus consecuencias la sucesión al trono de España.

La inestabilidad caracterizó a los reinos peninsulares en el siglo XV debido a los conflictos entre las monarquías y las facciones nobiliarias. Los Reyes Católicos sentaron las bases de la organización del Estado gracias al proceso de unificación y expansión territorial y al ejercicio efectivo del poder real, al tiempo que estrechan lazos con la Iglesia con la Inquisición como instrumento represor de cualquier desviación de la fe cristiana.

En 1516 recayó sobre el rey Carlos V, de tan solo 16 años de edad, una extraordinaria herencia territorial dispersa por Europa, Asia y América. El carácter universal de su gobierno quedó reforzado al ser elegido Emperador del Sacro Imperio Romano en 1519. La utopía política de Carlos V se desvaneció al abdicar y retirarse al Monasterio de Yuste. A su muerte, la cristiandad se tambaleaba y aparecían los modernos nacionalismos de forma tan arrolladora que parecía una quimera aceptasen cualquier forma de autoridad supranacional.

En la segunda mitad del siglo XVI la Monarquía Hispánica alcanza su máxima expansión territorial y se convierte en el mayor imperio conocido. Felipe II asumió el trono en 1556, tras la abdicación de Carlos V, y tuvo que afrontar problemas bélicos, religiosos y autoritarios que su padre había dejado pendientes. Las tensiones y conflictos prolongados en el tiempo consumirían cuantiosos recursos humanos y acabarían poniendo a la Monarquía española al límite de sus posibilidades.

 

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