Obra de trazos fuertemente pictóricos al estar inspirada en los lienzos barrocos del seiscientos que representan al que fue, junto a San Sebastián, el santo protector de las epidemias. Su destino es la Parroquia del Carmen de Motril (Granada), que recupera así una imagen perdida en la Guerra Civil a la que los lugareños invocaban su intercesión ante las terribles plagas de peste que asolaron la localidad en los siglos XVI y XVII.

La escultura de San Roque del escultor e imaginero malagueño Valerio Téllez mide 110 cm de altura y ha sido modelada en terracota, posteriormente estucada y policromada al óleo, llevando ojos de pasta vítrea insertos en su mascarilla. Como presea luce un nimbo labrado en alpaca plateada.

La figura sigue la iconografía tradicional del santo, con la vara y el sombrero adornado con veneras -atributos de peregrino similares al del apóstol Santiago-, la llaga de la peste en su pierna y mirando al perro, que porta en la boca un pedazo de pan para alimentarle. De esta forma, San Roque no solo es protector de los apestados, sino también de los caminantes, de los mendigos y de todos los abandonados sin patria, ni casa ni fortuna.