RESTAURACIÓN DE ALFONSO VERDE GONZÁLEZ PARA SEVILLA

08/10/2023


 

 
 
Estado final

 

El Museo del Santo Ángel, localizado en la calle Rioja de Sevilla, posee, dentro de su gran colección artística, esta pintura titulada Magdalena Penitente. Se trata de una obra de formato medio realizada en óleo sobre tela. Por su estilo, así como su ejecución y materiales constituyentes, se puede enmarcar dentro de finales del siglo XVIII.

A través de la historia, María Magdalena ha sido representada de diversas maneras. Su iconografía es muy rica y variada, encontrando muchas versiones como algunas en las que se representa con rica vestimenta, otras con cierta desnudez aludiendo a su periodo como mujer pública, otras a los pies de Cristo portando el ungüentario y otras en las que se representa en su periodo de penitencia como es en el caso de esta obra. Aquí se puede contemplar a la santa mirando hacia arriba con gesto iluminado y manos entrelazadas en símbolo de oración. Sobre su cuerpo, se aprecia una túnica blanca junto con manto azul colocado sobre su hombro derecho.

La obra llegó al taller del joven restaurador Alfonso Verde con diferentes patologías, tanto a nivel estructural como visual. Por un lado, estaba oscurecida por la alteración de los barnices, así como por los repintes que, de forma generalizada, se apreciaban en la pintura. El estado de conservación del soporte, tanto de la tela como del bastidor, eran deplorables, por lo que se decidió estabilizarlos antes de realizar los tratamientos sobre la capa pictórica.

A la obra se le había adherido al reverso una tela a modo de forro. Este reentelado fallido había causado en el anverso diferentes alteraciones, puesto que siendo un trapo de cuadros cosido por la mitad, no cumplía con las necesidades que la tela de un reentelado tiene que cumplir. El adhesivo que se empleó era cola de harina, la cual se encontraba en un estado muy deficiente al no realizar su función filmógena entre las telas que componen la obra.

 

 
 
Estado inicial

 

Por otro lado, el bastidor en que se encontraba colocada la pintura se encontraba en muy malas condiciones. Un ataque de insectos xilófagos había dejado la madera en un estado muy delicado, siendo imposible que esta pudiera seguir cumpliendo con las obligaciones que un bastidor requiere para una pintura sobre tela. No tenía cuñas ni sistema de expansión, carecía de aristas en los bordes internos, siendo estos marcados en la pintura por culpa de los cambios higroscópicos tanto en el lienzo como en la madera. Por todas estas deficiencias, y con el fin de proteger el marco dorado de padecer el mismo destino, se optó por desechar y construir un nuevo bastidor a medida, en madera de pino tratada.

Tras separar el lienzo del bastidor, se procedió a la remoción de la tela del reentelado anterior, previa fijación de toda la capa pictórica. Una vez retirada la tela, se procedió a la limpieza del reverso con el fin de eliminar cualquier adhesivo residual y preparar la tela de cara al reentelado, el cual se ha realizado de forma tradicional, adhiriendo una tela 100 % de lino al reverso de la obra. Tras retirar el empapelado de protección, comenzaron las labores de limpieza sobre la pintura.

La limpieza ha sido, sin lugar a dudas, el proceso más difícil que se ha realizado, puesto que conforme se iba avanzando en la limpieza de barnices, iban apareciendo repintes y modificaciones que hacían pensar que la obra había sido repintada casi en su totalidad.

El examen mediante luz UV permitió diferenciar las capas subyacentes de las añadidas posteriormente en antiguos retoques y modificaciones. Tras realizar varias catas, se confirmó que el torso y el hombro derecho de la santa habían sido cubiertos por un vestido. Es común en el arte encontrar repintes que tapan las zonas más pudorosas de los personajes representados, puesto que las mentalidades iban cambiando y la conciencia colectiva era diferente a la actual.

 

 
 
La obra tras la limpieza

 

Conforme avanzaba la limpieza, bajo repintes y suciedad iba apareciendo una obra de gran calidad. Las manos y el trabajo de los paños muestran gran manejo técnico del artista. Algunos repintes estaban sobre estucos antiguos que tapaban y enmascaraban la pintura original subyacente. Una vez se completó la limpieza de la obra, se procedió a valorar nuevamente su estado de cara a la siguiente fase: la reintegración volumétrica o estucado y la reintegración cromática.

El estucado se ha realizado con estuco tradicional, aplicado a pincel en las zonas con pérdidas de preparación que evidencia las faltas que existen en la obra. Tras alisar el estuco, se ha aplicado una primera capa de acuarela para entonar las zonas a reintegrar y posteriormente se ha aplicado un barnizado intermedio para proteger el original del posterior retoque con colores al barniz LEAL.

El proceso de reintegración fue igualmente complejo, pues el cuadro presenta muchas faltas y desgastes. La reintegración ha sido realizada con colores al barniz LEAL, y se ha ceñido a devolver la unidad estética y cromática de la obra.

El marco, realizado en madera dorada y policromada, ha sido de igual manera tratado. Se ha realizado la fijación de los estratos con riesgo de desprendimiento y se ha eliminado cualquier depósito superficial. Se han reencolado los ensambles, así como las piezas que estaban sueltas.

Tras finalizar la reintegración cromática, se ha procedido a aplicar un barniz de alta resistencia para unificar los brillos y dar un acabado final a la obra. Finalmente, se ha colocado la obra en el marco, que ha sido suplementando con dos añadidos para que la obra encajara perfectamente y no existieran claros en sus bordes. 

 

 
 
Obra tras el barnizado intermedio

 

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