RESTAURACIÓN DE EDUARDO MARTÍNEZ PÉREZ PARA CANTILLANA (SEVILLA)

06/08/2023


 

 

La imagen de la Virgen de la Soledad ha sido sometida a un proceso de estudio y restauración que se ha dilatado durante varios meses. Los trabajos han devuelto a la luz la policromía más antigua de la imagen y han supuesto la reposición de sus manos originales, sustituidas por otras talladas por Sebastián Santos en 1959.

Esta joya patrimonial, datada en 1583 gracias a la conservación del contrato de su hechura, es patrona de Cantillana (Sevilla) y titular de la Cofradía Servita de Nuestra Señora de la Soledad de dicha localidad. Su restauración se enmarca en el contexto de su próxima Coronación Canónica, prevista para el 25 de mayo de 2024. La restauración se ha llevado a cabo en las dependencias del santuario por expreso deseo de la junta de gobierno y de sus devotos, que durante el cabildo en que se aprobó la intervención pidieron que la Virgen no abandonara su pueblo.

Para esta delicada intervención la hermandad ha confiado en el restaurador Eduardo Martínez Pérez, experto en conservación y restauración, además de perito judicial de arte y antigüedades, que ha dirigido un equipo asesorado también por José Naranjo Ferrari, Doctor en Bellas Artes y profesor de la Universidad de Sevilla (US), y Antonio López Hernández, restaurador y profesor de Historia y Arte.

 

 
 

 

Los diferentes repintes aplicados en el siglo XX ocultaban una encarnadura de altísima calidad técnica que ha perdurado en el tiempo muy bien conservada bajo esa repolicromía, tanto en el rostro como en el juego de manos. La policromía rescatada ha devuelto a la imagen unos matices plásticos de gran verismo, en perfecta consonancia con sus volúmenes y con las manos originales recuperadas, cuya restitución ha supuesto todo un logro pues permite contemplar la impronta primitiva de la talla con total integridad. Todo lo cual aporta a la Virgen de la Soledad una contenida expresividad muy natural y solemne, tan propia de la estética con la que fue concebida.

Martínez Pérez reconoce que la calidad de composición material y ejecución de esta policromía la mantienen en un perfecto estado hasta nuestros días. Para su análisis han sido fundamentales los estudios químicos testados en un laboratorio de Madrid por medio de técnicas como la espectrometría EDX, microscopio óptico y microscopio electrónico de barrido y las imágenes detomografía axial computarizada, que han venido a determinar la naturaleza del estrato más antiguo sobre la estructura lígnea, ahora recuperado y formado por tres capas sucesivas de aparejo de yesos y carbonato cálcico con cola animal sobre la que se asienta la encarnadura. Su principal particularidad es el aspecto mineral o estuco que presenta a simple vista, la opacidad, uniformidad y carencia de craquelado hicieron pensar incluso en algún tipo de temple (pintura con base al huevo), pero los análisis han demostrado que es un óleo (pintura con base al aceite) con una alta carga de pigmento albayalde (blanco de plomo) y bermellón de mercurio (rojo intenso), junto con tierra ocre y mezclado con una carga de carbonato cálcico.

Por otro lado, Martínez Pérez ha retirado hasta nueve clavos introducidos alrededor de una fenda longitudinal en el rostro, principal problema estructural de la imagen; dichos elementos metálicos han sido sustituidos por pequeñas espigas de madera. Finalmente se ha procedido a la reintegración, que se ha localizado sobre dicha fenda, la frente y el pecho, deterioros provocados por el uso de alfileres a la hora de vestirla.

 

 
 

 

Las conclusiones de todo el proceso serán presentadas mañana lunes 7 de agosto en una conferencia en el santuario a las 20:30 horas, donde se mostrarán imágenes inéditas, datos y análisis que confirman las fundadas hipótesis sobre las que se redactó el informe preliminar, presentado en la Delegación de Patrimonio del Arzobispado de Sevilla.

Esta imagen mariana es todo un referente histórico y devocional para Cantillana, una de las pocas imágenes documentadas de la época (Juan de Santamaría, 1583) y una de las primeras dolorosas en llevarse a cabo bajo la moda impuesta por el manierismo en las imágenes vestideras.

La Virgen de la Soledad fue expuesta ayer por la mañana ante sus devotos, de 10:30 horas a 13:00 horas, ataviada con la corona donada en 1922 por el matrimonio Espronceda Aparcero, sobre su peana de 1891 y colocada delante del presbiterio del templo, después dos meses de ausencia. La visita continuó a partir de las 19:00 horas con la dolorosa ya entronizada en su espléndido camarín, abierto de manera excepcional para esta histórica jornada.

 

 
 
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