EL HISTORIADOR MANUEL GARCÍA LUQUE Y LA ÚLTIMA ATRIBUCIÓN A DUQUE CORNEJO

27/05/2023


 

 

A raíz de la noticia sobre el estudio radiológico efectuado a una escultura de San Felipe Neri de la iglesia de San Alberto de Sevilla por parte del Hospital Vithas Sevilla, Manuel García Luque, doctor en Historia del Arte y Profesor Ayudante Doctor en el Departamento de Historia de la Universidad de Sevilla, se ha puesto en contacto con La Hornacina para comunicarnos que hace años atribuyó públicamente dicha obra al escultor.

La atribución se publicó en el artículo "Pedro Duque Cornejo y la escultura sevillana: nuevas aportaciones", dentro del número 44 (2013) de la revista Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada. En este artículo, García Luque dio a conocer una docena de nuevas atribuciones repartidas por Sevilla y provincia, que vinieron a incrementar su ya de por sí nutrido catálogo, avalando de paso su carácter polifacético como escultor, pintor y arquitecto de retablos ya que, entre las atribuciones, están piezas de imaginería, pintura y retablística.

Según García Luque, los estudios que ahora se han practicado sobre la talla de San Felipe Neri "habrán arrojado nuevos datos de carácter técnico que podrán apoyar una atribución previamente planteada, pero en absoluto se trata de una novedad". El historiador fechó la obra hacia 1705-1711.

La imagen de San Felipe Neri, de tamaño natural (170 cm), fue relacionada en principio con la gubia de Pedro Roldán por el erudito decimonónico Félix González de León. José Roda Peña, aun reconociendo su huella roldanesca, rechazó convincentemente tal atribución, fechando la obra entre 1698 y 1711.

Para García Luque, su asignación a Pedro Duque Cornejo resulta totalmente factible. El santo aparece en pie, con el gesto triunfante y la mirada arrebatada hacia el cielo. Se representa al sacerdote italiano con la iconografía convencional, ataviado como celebrante, con el alba, la casulla y el manípulo. Es una talla naturalista cuyo rostro se vivifica con la inclusión de los ojos de cristal y el modelado de la dentadura, de suerte que la imagen trata de ser un trasunto o simulacro del santo.

En opinión del historiador, es probable que Cornejo hubiera tenido acceso a alguno de los bustos que los filipenses sevillanos poseían con la "vera effigies" extraída de la mascarilla mortuoria del fundador, pues aparecen en esta obra algunos grafismos de marcado carácter retratístico, como la inconfundible nariz aguileña. A pesar de ser una escultura completamente tallada, consta que llegó a ser revestida con ricos ornamentos sacerdotales, lo que certifica su indudable condición de imagen devocional que, quizás en ciertas solemnidades, también llegaría a ser procesionada. Además, en su pecho se abre una teca para guardar una reliquia autentificada del santo, dando buena cuenta del importante lugar que esta imagen tuvo que ocupar entre las devociones del exinguido oratorio filipense dedicado al santo en Sevilla. 

La evidente contención compositiva del San Felipe Neri de la iglesia sevillana de San Alberto, algo extraña en un escultor como Duque Cornejo que tanto acostumbraba al artificio, abunda en la idea de que se trataba de una imagen para ser venerada y no de una pieza más en el programa iconográfico de un retablo, circunstancia que explica su acentuado naturalismo y el auxilio en los ojos de cristal.

Lo anterior, señalado también en el estudio "Pedro Duque Cornejo y la escultura sevillana: nuevas aportaciones", puede explicar también la confusión sobre la paternidad artística de Duque Cornejo; algo ya apuntado por el historiador Manuel García Luque, como hemos podido comprobar, hace más de diez años.

 

 

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