UNA OBRA DE PEDRO DE MENA A SUBASTA EN SEVILLA

19/12/2022


 

 

Entre hoy y mañana se celebrará en Isbilya (Virgen de la Antigua 5, Sevilla) una subasta de invierno con obras de destacados artistas clásicos y contemporáneos. Hoy lunes comienza la primera sesión a partir de las 18:00 horas, dedicada a la pintura y al arte contemporáneo, y mañana día 20, a partir de la misma hora, tendrá lugar la segunda sesión dedicada a las joyas y las artes decorativas. Entre estas últimas sobresale una obra en madera tallada y policromada que se atribuye al escultor e imaginero del barroco granadino Pedro de Mena, cuyas medidas son 76 x 26 x 32,5 cm (con peana; 60 x 16 x 25 cm sin peana). Su precio de salida es de 12.000 euros.

Se trata de una escultura de bulto redondo en madera tallada y policromada que representa a San Antonio de Padua. Aparece el santo portugués vestido con hábito franciscano, ceñido a la cintura por una cuerda con cinco nudos que hacen referencia a las cinco llagas de Cristo (en otras ocasiones, aparecen tres nudos alusivos a los votos de castidad, obediencia y pobreza). Sobre sus hombros porta la característica capa abrochada al cuello con capucha en forma de pico. Todas sus vestimentas presentan una sobria y austera policromía.

Avanza su pierna derecha en posición de caminar mostrando por debajo de su hábito su pie descalzo. Tiene claras carnaciones con sonrojadas mejillas y pelo cortado en corona. Separa sus brazos del cuerpo a la altura de la cintura en posición de sujetar o abrazar algo. Al haber perdido sus atributos podría estar cogiendo o bien al Niño Jesús o a la Biblia con el lirio. Inclina su cabeza hacia adelante dirigiendo su mirada hacia lo que debía portar entre sus manos en su origen. Descansa sobre prismática base negra de bordes moldurados.

El trabajo de esta imagen recuerda al realizado por el artista granadino Pedro de Mena. Existe gran similitud con los sobrios y sencillos plegados del hábito de otras tallas suyas como dos tallas suyas de "San Pedro de Alcántara" que se conservan en el Museo Nacional de Escultura (Valladolid) y el MNAC (Barcelona). Respecto a sus facciones, son comparables con las del "San Diego de Alcalá" del Museo Diocesano de Vitoria.

 

 

Dentro del campo de la escultura sacra destaca también en la subasta de Isbilya un grupo en terracota policromada que representa el Martirio de San Cecilio. Data del siglo XVIII y se relaciona con el círculo de otra importante figura del barroco granadino, el pintor y escultor José Risueño. Las medidas del conjunto escultórico son 39 x 29 x 46 cm, y el precio de salida en este caso es de 4.000 euros.

El campo de la imaginería andaluza, la escultura en barro cocido y policromado llegó a alcanzar una gran relevancia especialmente en Granada a partir del magisterio de Alonso Cano (maestro precisamente de Pedro de Mena), que solía utilizar este material para hacer sus bocetos, y la especial dedicación a la misma que tuvieron diferentes imagineros, destacando sin duda la figura de José Risueño.

Formado como escultor con los Mora y como pintor con Juan de Sevilla, José Risueño ocupa un lugar de privilegio en la plástica española del final del barroco, surgiendo en torno a su figura multitud de seguidores como el autor de la presente escultura. Su composición cerrada y de evidente esquema piramidal, el modelado minucioso y detallado, el contraste entre las superficies lisas y blandas de las anatomías así como el recurso a una policromía sobria señalan al autor de esta obra como seguidor del maestro.

Realizada en barro cocido, en la composición podemos ver a San Cecilio con túnica blanca mientras dos solados lo llevan al horno excavado en el suelo del monte illipulitano donde es martirizado. En primer término, a la derecha, podemos como el santo ha sido despojado de la mitra y su capa pluvial, arrojados en el suelo.

La ciudad de Granada vivió a lo largo del siglo XVII y XVIII la recuperación y exaltación de San Cecilio como primer obispo y santo patrono de la ciudad, gracias al descubrimiento de las reliquias que dieron origen a la fundación de la Abadía del Sacromonte. Su historia se remonta a la tradición medieval de los varones apostólicos, que narra cómo Torcuato, Tesifón, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio habían sido ordenados obispos por San Pedro y San Pablo en Roma, y enviados luego a evangelizar la Bética. Cecilio predicó en Ilíberis, más tarde Envira, a la sazón la antigua Granada. El Códice Emilianense 992 señala a Cecilio como primer obispo de la diócesis de Granada con motivo de la celebración del Concilio de Elvira (hacia 300-324).

El descubrimiento de sus reliquias suponía para Granada no sólo una oportunidad de ratificar su origen cristiano, sino que además, según los hallazgos, situaba a San Cecilio como discípulo directo de Santiago. Toda Granada, con su arzobispo don Pedro de Castro a la cabeza, comenzó una intensa campaña de credibilidad y profunda devoción hacia este obispo martirizado en la época del emperador romano Nerón. No es de extrañar, entonces, que el tema escogido para la realización de esta escultura sea precisamente el martirio del obispo.

 

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