UN CRUCIFICADO ATRIBUIDO A JORGE FERNANDEZ EN SEVILLA

José Roda Peña (03/12/2021)


 

 

Un estudio del historiador sevillano José Roda Peña (Universidad de Sevilla), publicado en el último número de la revista Boletín de Arte, editada por la Universidad de Málaga (UMA), atribuye al escultor Jorge Fernández, también conocido como Jorge Fernández Alemán por sus presuntos orígenes, una talla de Cristo crucificado que se conserva en el monasterio hispalense de Santa María de Jesús.

Este Crucificado ha pasado completamente inadvertido para la historiografía artística por el hecho de cobijarse entre los muros de la clausura del monasterio hispalense de clarisas de Santa María de Jesús, aunque en realidad procede de la sala reglar del extinto convento de Santa Clara, cuya comunidad, junto a parte de sus bienes muebles, se reunió en agosto de 1996 con la anterior, de su misma rama femenina de la orden franciscana.

Este Cristo crucificado se encuentra fijo mediante tres clavos a una cruz arbórea de gajos, cuyo extremo superior se remata con una aparatosa cartela dorada, que adopta el formato de una tarja vegetalizada seiscentista, conteniendo el acrónimo INRI. Es una escultura de pequeño formato (mide 74 cm de altura, 132 cm con cruz), que está siendo oportunamente restaurado por Jaime Hernández Benítez, pues se encontraba afectada de graves daños, tanto en su soporte -atacado por los xilófagos, con los brazos desensamblados y pérdidas volumétricas-, como en su policromía visible, que aun no siendo la original, se ha respetado, habiéndose de recuperar el estofado subyacente de su corona de espinas y paño de pureza.

Resultan palmarios los coincidentes grafismos que a nivel técnico, formal y expresivo pueden señalarse en este Crucificado, que permiten emparentarlo de manera solvente con otras creaciones de este mismo tema debidas a Jorge Fernández, talladas en su gran mayoría en madera de álamo blanco.

En realidad, solo dos de sus crucificados se hallan documentados: el "Cristo de la Amargura" de Carmona (Sevilla) y el "Cristo crucificado" del templo de Nuestra Señora de la Oliva de Lebrija (Sevilla). Las policromías corrieron a cargo de Juan Sánchez y Alejo Fernández, respectivamente.

El resto de sus crucificados son producto de atribuciones, caso del "Cristo del Perdón" de La Puebla del Río (Sevilla), el "Cristo crucificado" de la capilla de San Pablo en la catedral de Sevilla, el "Cristo crucificado" que procedente de Córdoba se conserva en el convento de las dominicas de Jaén, el "Cristo de la Antigua" o "Cristo del Castillo" de Espera (Cádiz), el "Cristo del Perdón" de Fregenal de la Sierra (Badajoz) o el "Cristo del Amor" que se conserva en el monasterio de la Encarnación de Osuna (Sevilla). En este caso y en el de La Puebla del Río, las atribuciones partieron también de Roda Peña.

Respecto al autor, su preciso lugar de origen sigue siendo una incógnita. Procedente de Córdoba, donde había contraído matrimonio en 1504 con Constanza de Heredia, llegó a Sevilla cuatro años después para asentarse definitivamente (falleció en 1535) y trabajar en el programa escultórico del retablo mayor de la catedral. Tal circunstancia contribuyó decisivamente al encumbramiento de este escultor, situado al frente de un taller que desplegó una intensa actividad laboral, abarcando un mercado que desbordó con mucho los límites geográficos del antiguo reino de Sevilla. En su producción conviven los aires tardogóticos de su presumible formación junto a maestros de ascendencia nórdica, con cierta apertura a fórmulas de incipiente carácter renacentista.

 

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com