RESTAURACIÓN DEL IAPH PARA SEVILLA

02/06/2012


 

 

El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico comienza el proyecto de conservación del Crucificado de la Expiración de la Hermandad del Museo de Sevilla. La imagen llegó el pasado 29 de mayo al IAPH para ser analizada y realizarle estudios previos que establezcan con exactitud cuál es el estado de conservación y, a partir de esa información, redactar el proyecto de conservación y decidir su intervención.

Con carácter previo la escultura ha sido sometida a estudios realizados con técnica no destructiva LIF (Fluorescencia Inducida por Láser), que evita extraer muestras que puedan dañar la obra al tiempo que permite identificar la presencia de repintes, huellas de restauraciones anteriores (se sabe que, recientemente, fue restaurada en los años 1985, 1988, 1990, 1991 y 2008), uso de materiales extraños en superficie, contaminantes e incluso el ataque biológico de microalgas y hongos.

Entre las intervenciones sufridas destacan las del escultor Manuel Gutiérrez Reyes (1895), quien sustituyó el primitivo faldellín de tejido natural por el actual perizoma modelado en telas encoladas, la de Francisco Peláez del Espino (1978) y la del ICRBC, a través de los hermanos Cruz Solís (1991).

 

 

El proyecto se enmarca en un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura y Deporte a través del IAPH y la hermandad hispalense del Museo que, además, incluye actuaciones en materia de conservación preventiva de la Capilla del Museo, documentación de bienes patrimoniales, transferencia y difusión. Estas actuaciones están supervisadas por una comisión mixta de seguimiento constituida por la mencionada corporación de penitencia y el IAPH.

El Cristo de la Expiración es una efigie muy original. Está inspirada directamente en el Crucificado que dibujó Miguel Ángel Buonarroti hacia el año 1540 para su amiga, y destacada figura del Renacimiento italiano, Vittoria Colonna, y que más tarde grabó Giulio Bonasone. De estética manierista, supone un avance hacia el realismo en la representación del momento en que exhala el último aliento en la cruz, a la cual está sujeto mediante tres clavos.

Hablamos de una obra ligera realizada en pasta vegetal policromada que mide 179 cm de altura. Fue encargada en el año 1575, con fines de culto y procesión, por la Hermandad de la Virgen de las Aguas e Inspiración de Cristo al escultor Marcos Cabrera. La policromía es, posiblemente, responsabilidad del pintor imaginero Juan Díaz. Por todo lo anterior, constituye una pieza cargada de valores patrimoniales y devocionales que la convierten en un importante referente en la imaginería andaluza.

 

Noticia Relacionada en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com